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Cuadro

El introductor del concepto en el pensamiento occidental fue Sócrates, pues su dialéctica tiene como objetivo alcanzar la verdad a través de la aprehensión conceptual.

Nietzsche no cree que sea el concepto el medio más adecuado para atrapar lo real, pues el ser es cambio y devenir y se resiste a ser atrapado en unas redes como las del concepto que son fijas e inamovibles. En realidad, cualquier concepto, dice Nietzsche en su obra Sobre verdad y mentira en sentido extramoral sirve para expresar una multiplicidad de realidades, que en sentido estricto nunca son idénticas. Sólo si nos olvidamos, por ejemplo, de las peculiaridades y rasgos distintivos que tienen las hojas de los árboles, que hemos percibido, podemos llegar a formar en nuestra mente el concepto universal "hoja". Pero en la naturaleza no existe "la hoja", sino hojas múltiples y variadas, que poco tienen que ver con nuestro concepto de la hoja, con la idea única de aquélla.

Pensar conceptualmente es olvidarse de lo individual y concreto para generalizar y llegar a lo abstracto. Así, si analizamos todo el recorrido que sigue la mente hasta llegar al pensamiento abstracto y conceptual, veremos que pensar es un proceso de olvido progresivo de lo real.

En efecto, como primer paso de este recorrido, hay que decir que nuestros sentidos, en presencia de una realidad singular y concreta como puede ser una rosa, elaboran una imagen singular y concreta, que ya no es la rosa que hirió nuestros sentidos, sino su representación. Al elaborar la imagen de la rosa, en el conocimiento sensible, estamos operando no con la realidad, sino con su metáfora (1ª metáfora, primera forma de olvido), pues la imagen alude a la cosa, pero no es la misma cosa. Pero es que además esa imagen concreta, para poder transformarse en concepto, ha de poder ser usada para referirse a una multiplicidad de realidades, a una multiplicidad de rosas, que no son idénticas a la primera; ha de perder la imagen la fuerza sensible y concreta de la que surgió, para transformarse en algo intelectual y abstracto.

El concepto es una metáfora (la segunda metáfora) que ha olvidado su origen, que ya casi nada tiene que ver con la experiencia originaria de la que surgió. Entre la rosa que vimos y "la rosa" que pensamos hay todo un proceso de olvido e infidelidad a la experiencia.
En la dialéctica socrática, cuya meta es el concepto, se trata de suplantar la experiencia de lucha vital, que es toda vida humana, por la lucha racional y conceptual que supone el debate dialéctico. Sócrates no supo hacer suyo lo dionisíaco por ser un espíritu débil, que no aceptó su extremada fealdad y quiso seducir a los jóvenes, de la única manera que le era posible, a través de la dialéctica, hablando y polemizando dialécticamente con el adversario.

Para aproximarse a una visión de lo real, que recupere en el ser el devenir y el tiempo, no podemos valernos siempre de conceptos, que tratan de fijar e inmovilizar al ser, sino de las ideas-fuerza, que son las metáforas. Con ellas estamos en mejores condiciones de recrear y expresar el flujo del ser y del tiempo.

Nietzsche, afirma que la fuente original del lenguaje y del conocimiento no radica en la lógica sino en la imaginación, esto es, en la capacidad radical e innovadora que tiene la mente humana de crear metáforas, enigmas y modelos.

La verdad, en sentido nietzscheano, será definida como "una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes. Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que se han vuelto gastadas y sin fuerza sensible, monedas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal".

El filósofo del porvernir, el que Nietzsche llamaba filósofo artista, ha de recrear los enigmas de la existencia, el flujo del ser y el tiempo no a través de conceptos sino de metáforas. Son muchas las metáforas ideadas por Nietzsche "voluntad de poder, "el superhombre", "la gran política".

Taller de conceptos