¿ A QUÉ DENOMINAMOS “ MEMORIA” ?

Pero lo que verdaderamente llama la atención en el caso de Funes es su capacidad para recordar, su prodigiosa memoria. En el lenguaje ordinario la palabra recuerdo designa simplemente el acto de traer algo a la memoria. Pero en realidad las formas de realizar esta operación son muy variadas. En primer lugar, está el reconocimiento , que es tener una cierta impresión de familiaridad con el objeto o situación, sin poder precisar el dónde y el cuándo tuvimos esa experiencia.

La reproducción constituye una forma de recuerdo más perfecta, pues somos capaces, a través de esa actividad cognitiva, de traer a la memoria un texto o cualquier contenido que hemos retenido.

Existe también la memoria hábito o memoria praxis que es la que nos permite recordar cómo se hacen las cosas que hemos aprendido, por ejemplo cómo nadar, conducir, escribir, leer etc.

Los animales y los seres humanos tenemos también una memoria sensorio motriz , que es la que nos permite recordar sensaciones y movimientos. Hay que decir que cada sentido tiene su memoria, pero en el hombre las principales memorias sensoriales son la visual, la auditiva y la táctil. ( De esta memoria sensorio motriz se habla explícitamente en el cuento. Trata de localizar el párrafo en que se cuenta) .

Los seres humanos contamos también con la memoria semántica o verbal , que es la que nos permite conocer una lengua, sus términos, sus giros, sus estructuras. ( Localízala también en el cuento de Funes) .

Finalmente los psicólogos distinguen también entre la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo . La primera es la que nos permite recordar los datos cuando ha transcurrido poco tiempo de su experiencia. La segunda es la que nos permite el recuerdo de esos datos mucho tiempo después de haberlos percibido.

El proceso que permite la recuperación de los datos conocidos tiene lugar en los 100.000 millones de células nerviosas que constituyen nuestro cerebro. Cada una de estas células puede establecer alrededor de 100.000 conexiones con las células vecinas. Y cada vez que se registra en el cerebro un recuerdo se crea un nuevo circuito de conexiones, que de alguna manera retiene información, de forma parecida a como una cinta de video almacena imágenes y palabras.

La psicología actual para explicar la retención de la información acude a un modelo estructural de la memoria. En este modelo se distingue entre memoria sensorial, memoria a corto plazo y memoria a largo plazo .

Los datos que llegan a los sentidos desde los estímulos externos e internos son almacenados en la memoria sensorial durante un período de tiempo. Después esta información se pierde, si no es procesada en la memoria a corto plazo. La memoria a corto plazo es el almacén de la información que manejamos en cada momento. Se caracteriza porque:

• Decae con gran rapidez

• Si se repasa la información podemos retenerla durante más tiempo.

•  Si interpretamos los datos retenidos y los organizamos podemos aumentar su capacidad

•  Puede ser alterada con facilidad si nuevas experiencia alteran la atención.

Parte de la información retenida en la memoria a corto plazo se pierde en poco tiempo, pero otra parte se guarda en la memoria a largo plazo. La capacidad para almacenar información en la memoria a largo plazo crece de forma casi ilimitada en la experiencia. El problema es recuperar esa información. Para acceder a ella lo mejor es organizarla de acuerdo con reglas y sistemas que nos ayuden a encontrar sentido a los datos.

En la memoria a largo plazo se distinguen dos tipos de memoria: la memoria episódica que guarda la información sobre hechos concretos, ordenados según su sucesión temporal. Y la memoria semántica, que guarda informaciones más abstractas relacionadas con el lenguaje, las fórmulas y los conceptos. Además de la organización y significatividad de la información hay otros factores que favorecen la recuperación y el recuerdo. Y así, por ejemplo:

• Recordamos mejor lo primero y lo último que hemos aprendido.

• Recordamos mejor lo raro, chocante y curioso.

• Recordamos mejor aquello que conecta con emociones significativas, como es el caso de acontecimientos traumáticos o muy agradables.

•  Solemos recordar rellenando los huecos de nuestra memoria.

Pero no sólo del cerebro depende la memoria, pues el cerebro y el resto del organismo se comunican entre sí . Los datos que recordamos y la forma en que recordamos se ven afectados por la adrenalina, por las hormonas sexuales... Por eso, algunos medicamentos que reducen la ansiedad también bloquean los recuerdos de mayor carga emocional.

Es claro que son muchos los factores gue inciden en el recuerdo , pues lo mismo que ocurre cuando percibimos, ocurre cuando recordamos. Recordamos mejor lo que nos interesa, lo que nos motiva. Un conjunto considerable de pruebas experimentales indican que tardamos en olvidar lo muy agradable o muy penoso, que olvidamos con más facilidad los sucesos que carecen de contenido emocional, que son neutros.

Sin caer en los excesos de Funes, es importante tratar de mejorar la memoria. La mayor parte de las reglas para mejorar la memoria — reglas mnemotécnicas , se basan en un principio: el objetivo para ayudar a recordar es trasladar lo más rápidamente posible a la memoria a largo plazo la información que hemos retenido, de manera fugaz, en la memoria a corto plazo. El truco para hacer esto consiste en codificar la información, a medida que se va recibiendo. Después, cuando ya está codificada, almacenarla en la memoria a largo plazo. Así, por ejemplo, si queremos retener un número de teléfono, es mejor recordarlo de acuerdo con una regla o asociarlo a una fecha o acontecimiento, mucho mejor que tratar de repetirlo de manera mecánica. Esto es codificar la información. Por la misma razón es más eficaz dedicar una buena parte del estudio, no a la lectura, sino al repaso mental de lo hemos leído, esto es, a tratar de reproducirlo de manera ordenada, sin recurrir al libro más que cuando falle la memoria. Finalmente la elaboración de notas o esquemas es una buena ayuda para retener el material, pues al elaborar un esquema estamos codificando y ordenando ese material. Funes no necesitaba acudir a codificar sus experiencias para recordarlas. Su prodigiosa memoria era ciega, no estaba organizada. Por eso también era incapaz de pensar. Funes tenía una memoria prodigiosa por exceso. En la realidad, los problemas con la memoria tienen que ver con su defecto. Esto es lo que ocurre, por ejemplo en las amnesias sensoriales, patologías en las que el enfermo siente, pero no reconoce lo que siente . Otro problema de memoria es la apraxia, que es el olvido de los ademanes. En estos casos el enfermo es incapaz de cumplir una orden, en la que se le pida algún tipo de movimiento. Hay también amnesias selectivas, en las que desaparece de la memoria un período de la vida del sujeto .

A propósito de la importancia que tiene la memoria en la vida humana dice el cineasta español Luis Buñuel:

“Hay que haber comenzado a perder la memoria, aunque sea sólo a retazos, para darse cuenta de que esta memoria es lo que constituye nuestra vida. Una vida sin memoria no sería vida, como una inteligencia sin posibilidad de expresarse no sería inteligencia. Nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra acción, nuestro sentido. Sin ella no somos nada...

La memoria, indispensable y portentosa, es también frágil y vulnerable No está amenazada sólo por el olvido, su viejo enemigo, sino también por los falsos recuerdos que van invadiendo día tras día...

La memoria es invadida continuamente por la imaginación y el sueño y, puesto que existe la tentación de creer en la realidad de lo imaginario, acabamos por hacer una verdad de nuestra mentira. Lo cual, por otra parte, no tiene sino una impo rt ancia relativa, ya que tan vital y personal es la una como la otra.”

 (Luis Buñuel. Mi último suspiro)