Taller de conceptos 1-2-3-4-5
   
 

.

Lo que durante mucho tiempo se pensó

Durante muchos siglos, prácticamente hasta mediados del siglo XIX, el pensamiento humano no se planteó la idea de la evolución.

Tanto la religión como la ciencia partían de la convicción de que el número de especies vivientes existentes sobre la tierra era fijo y se había mantenido inalterado desde los orígenes, de forma que ni habían aparecido especies nuevas ni se habían extinguido ninguna de las existentes .En los estudios biológicos interesaba comprender sobre todo a la "especie", pues los individuos concretos eran considerados sólo materializaciones imperfectas del modelo ideal que es la especie.

Tanto sobre el pensamiento religioso como sobre el científico planeaba la idea de un diseño inteligente de la vida, sea de modo abierto, hablando de la creación directa de las especies por Dios, o de forma indirecta, admitiendo la intervención sobrenatural en el proyecto de la vida.

Se comprende así que en el siglo XIX puedan publicarse obras como la Teología natural de W.Paley. Allí se argumenta la idea de que el perfecto diseño de los órganos de los seres vivos constituye una evidencia de la intervención de Dios. El ojo es el ejemplo que sirve de ilustración, pues se piensa que se trata de una estructura de una gran complejidad, que resulta maravillosamente adecuado para realizar su función, en base precisamente a la complejidad de esa estructura. Parece incomprensible que los juegos del azar hayan producido un prodigio semejante. La perfección de los órganos vitales reclama la intervención de un diseñador inteligente que ha planificado intencionalmente su obra. Sin esta intervención sobrenatural parece difícil explicar las complejas formas que adopta la vida en las múltiples especies existentes.

Vestigios de la evolución

Aunque otros científicos anticiparon la idea de la evolución, fue Charles Darwin el primero que recopiló e interpretó gran número de observaciones y experimentos de muy diversas disciplinas, presentándolos como un argumento irrefutable a favor del hecho de la evolución.

Las observaciones y experimentos de Darwin comprenden disciplinas biológicas como la paleontología, la biología comparada o la biología de poblaciones.

Las evidencias del hecho de la evolución las tenemos en dos esferas y escalas diferentes, a saber, como microevolución y como macroevolución.

La microevolución tiene lugar en una escala reducida, en el interior de una especie y en un intervalo de pocas generaciones. La macroevolución es la evolución a gran escala, que abarca amplios períodos de tiempo y puede llegar a comprender todas las formas de vida. Podemos tener evidencias de la microevolución en la selección artificial de especies, efectuada por el hombre con fines productivos. La macroevolución, como es obvio, no puede ser evidenciada de forma directa, pero sí indirectamente a través de los registros fósiles, la biología comparada y la biología molecular.

Los Registros fósiles

Los sedimentos que se han ido acumulando sobre la corteza terrestre a lo largo del tiempo dejan huella en forma de huesos o esqueletos petrificados, los fósiles. A través del registro fósil sabemos, por ejemplo, que durante 150 millones de años la tierra estuvo dominada por los dinosaurios

que en no demasiado tiempo dejaron de existir. Es a través del registro fósil como podemos saber que la tierra se originó hace 4600 millones de años

En Australia y África se han encontrado sedimentos retenidos y fijados por bacterias de hace 3600 millones de años, lo que permite hacer una estimación mínima del inicio de la evolución biológica.

Los registros fósiles muestran coherencia entre el origen evolutivo de las especies y sus grupos evolutivos correspondientes, muestran que la historia de la vida es una historia de extinciones y muertes con unos pocos sobrevivientes. El 99´9% de las especies que han existido alguna vez están hoy extintas.

Y existen dos tipos de extinciones: la extinción normal, que afecta a especies que han dejado de adaptarse a su medio y las extinciones en masa, que son rápidas y devastadoras. Nadie sabe con certeza la causa de las extinciones masivas, aunque suelen invocarse causas físicas como el cambio climático o el impacto de asteroides.

La Biología comparada

La evidencia de la evolución no sólo la tenemos a través del estudio de los registros fósiles, también la Biología comparada puede aportarnos nuevas evidencias a través del estudio comparado entre las especies.

Son dos las semejanzas que podemos encontrar en éstas: la analogía y la homología.

La analogía muestra similitudes entre especies causadas por los ajustes similares que las mismas han tenido que realizar en su medio. Y así, por ejemplo, el ala de un ave y el de una mosca forman una extensión plana y tienen un similar movimiento de aleteo.

Las homologías son las similitudes que hay entre caracteres de especies debido a la posesión de un origen común. Y así, por ejemplo, todos los vertebrados terrestres con cuatro extremidades terminan la extremidad en cinco dedos, a pesar de que los papeles funcionales sean diferentes en los distintos organismos. La razón es que conservan una misma estructura básica de la que proceden todos. Como es lógico, los caracteres homólogos son los elementos claves para establecer la clasificación evolutiva de las especies. Y así las diferencias que apreciamos entre las especies se deben a las variaciones nuevas que han ido adquiriendo desde la separación del antepasado común. Las similitudes de tipo homólogo no podrían existir si las especies se hubiesen originado independientemente unas de otras.

La Biología molecular

La Biología molecular ha suministrado la evidencia más universal de la homologa. Ella nos enseña que todos los organismos vivos compartimos el mismo material hereditario, el ADN. La universalidad de la molécula portadora de la información genética hace que el ADN sea un elemento muy apropiado para el estudio comparativo de las especies.

Morfológicamente no podemos comparar una bacteria con un hombre, pero sí es posible establecer comparaciones con las moléculas de ADN de ambos, ya que están formadas por el mismo lenguaje. Y las secuencias de ADN nos permiten establecer comparaciones con cualesquier grupo de organismos por distantes que estén evolutivamente.

Han sido las pruebas moleculares las que han demostrado que nuestra especie está mucho más cerca del chimpancé y el gorila de lo que podíamos suponer. Visita esta web y comprobarás las semejanzas entre el embrión humano y otros embriones animales.

Mecanismos de la evolución

Frente a las teorías fijistas que resaltaban el carácter inmutable de las especies, Darwin parte del hecho opuesto: lo más significativo de la vida son las variaciones individuales que observamos dentro de una especie.

La variación que tiene lugar en el seno de las especies o poblaciones es la materia prima de la evolución, pues a partir de ella se va a originar toda la diversidad biológica. Son estas diferencias existentes entre los organismos de una especie las que, al magnificarse en el espacio y en el tiempo producen nuevas poblaciones, nuevas especies y consecuentemente la diversidad biológica.

La pregunta clave es cómo se producen estos cambios, cuáles son los mecanismos de la evolución.

Para Darwin, la explicación causal de la evolución bio­lógica residía fundamentalmente en la selección natural. De la misma manera que un ganadero o un agricultor pueden ir mejorando mediante la selección, y de una forma consciente, las razas y variedades de animales domésticos y plantas, la naturaleza, de una manera mecánica y espontánea, habría realizado a lo largo de las diversas o épocas geológicas una selección semejante.

Darwin constató el hecho de que las poblaciones vivientes tienden a aumentar más fuertemente que el alimento disponible, - provocando la lucha por la existencia tanto entre individuos y variedades de la misma especie como entre especies del mismo género. En esta lucha sobreviven sólo los más aptos. Éstos son los que exhiben variaciones favorables. La lucha por la existencia perpetuaría las variaciones ventajosas por medio de la herencia, pues los individuos débiles o de menos valor biológico resultan eliminados, mientras que los dotados de cualidades más idóneas, los mejor adaptados, sobreviven y pueden transmitir dichas variaciones a sus descendientes. Así, la suma de pequeñas variaciones ventajosas, a lo largo de períodos de tiempo enormemente largos, habría determinado el origen de las especies que ahora conocemos.

La posición de Darwin, dejaba sin explicar —el mismo Darwin fue consciente de ello— el núcleo del problema de la evolución: por qué determinadas variaciones de los seres vivos eran hereditarias y otras no. La razón de esta deficiencia hay que ponerla en la imposibilidad de distinguir científicamente en esa época entre modificaciones, transformaciones de los seres vivos que no son hereditarias, y mutaciones alteraciones del patrimonio de una especie y que sí lo son.

En la actualidad, el mejor conocimiento de la selección natural, de las mutaciones y de los mecanismos de la herencia biológica ha permitido formar un cuerpo de doctrina, que se conoce con el nombre de teoría sintética de la evolución, o neodarwinismo, y que explica la evolución de los organismos de manera bastante coherente aunque no sin lagunas, como ocurre con toda teoría científica.

Las tesis fundamentales de esta teoría son:

a) Los caracteres de los organismos experimentan variaciones hereditarias por efecto de las mutaciones, que se producen al azar y que son relativamente frecuentes en todas las especies (un individuo por millón).

b) La naturaleza realiza una labor selectiva y anula a los individuos que resulta con genes desfavorables para sobrevivir en un determinado ambiente o para competir con otros individuos mejor dotados, quedándose con aquéllos cuyo genes les hacen más aptos para adaptarse al medio, por lo que existe una variación progresiva de todos los vivientes, en el sentido de una mejor adaptación.

La mutación ocasiona al azar las variaciones y la selección natural dirige el curso de la evolución eliminando las variedades no adaptativas.

Hitos de la evolución

El tiempo geológico se ha dividido en una serie de etapas jerárquicas, las eras, los períodos, y las épocas, que no siguen una cronología lineal, sino que es una crónica de los momentos claves de la historia de la vida. Las transiciones entre las cuatro eras, la Precámbrica, la Paleozoica, la Mesozoica y la Cenozoica representan grandes cambios en las fauna y flora de toda la Tierra.

En el primer período de la era Paleozoica, el Cámbrico, hace 570 millones de años, aparecen de golpe en el registro fósil los animales pluricelulares que tienen partes duras, como las conchas, y exoesqueletos,... El final del Paleozoico coincide con la mayor extinción habida en la Tierra, en la que desaparecieron el 96% de las especies. Al final del Mesozoico, en la transición entre el período Cretácico y Terciario, se da la conocida extinción de los dinosaurios, junto a un 70% de las especies existentes.

¿Qué nos enseña el registro fósil sobre la historia de la vida sobre la Tierra? Esta es una lista de los acontecimientos más importantes

  • Origen de la célula procariota 3600 M (M=Millones de años)
  • Origen de la célula eucariota 1400 M
  • Origen de la fauna de animales pluricelulares 650 M
  • Fauna de la explosión cámbrica 570 M
  • Origen de los vertebrados terrestres 360 M
  • Extinción de los dinosaurios. La antorcha pasa de los dinosaurios a los mamíferos 65 M
  • Origen de Homo sapiens 0,1 M.

Si toda la historia de la Tierra la comprimiésemos en una hora, a los 20 minutos aparecerían las bacterias, a los 55 los dinosaurios, los antropoides aparecen a 40 segundos antes del final, y los humanos al cumplirse la hora.

El árbol de la vida

Si la historia de la vida es cambio y ramificación por descendencia, entonces su representación sería la de un árbol, en la que el tronco y las ramas internas se corresponderían a los antepasados de las especies actuales y los extremos de las ramas externas serían las especies actuales. ¿Como se establece una filogenia? Ordenando las especies actuales atendiendo a la similaridad morfológica y/o genética de sus caracteres homólogos.

El botánico sueco Carolus Linnaeus (1707-78) ideó el sistema de clasificación que se utiliza, con algunas modificaciones, hoy en día. Hay siete niveles inclusivos de clasificación, que son, de menor a mayor, la especie, el género, la familia, el orden, la clase, el tipo o Phylum y el reino. El nombre científico de cada especie tiene dos partes, el león, por ejemplo, se denomina Panthera leo . La primera parte se refiere al género y la segunda a la especie

Los rasgos de las divisiones más generales corresponderían a adaptaciones básicas o principales que surgieron en los momentos iniciales de la evolución de los especies progenitoras de estos grupos. Por ejemplo, hay cinco grandes reinos, las moneras, los protistas, los hongos, las plantas y los animales, que se corresponden con las cinco diferenciaciones principales de la vida sobre la Tierra.

El Phylum o tipo es la siguiente unidad básica de diferenciación entre reinos, y podrían entenderse como proyectos básicos fundamentales de anatomía. En el reino Animal estos planos fundamentales serían las esponjas, los anélidos (gusanos), los artrópodos (insectos, crustáceos,...), los cordados...

A partir de estas adaptaciones principales surgen posteriormente nuevas variaciones o subadaptaciones diversas, que por tener un menor tiempo de evolución, tienen un rango clasificatorio menor.

La posición del hombre en el mundo animal.

.
REINO Animalia
GRADO Metazoa
PHYLUM Cordatha
SUBPHYLUM Vertebratha
SUPERCLASE Tetrápoda
CLASE Mamalia
SUBCLASE Theria
INFRACLASE Eutheria
ORDEN Primates
SUBORDEN Haplorhini
SUPERFAMILIA Hominoidea
FAMILIA Hominidae
GÉNERO Homo
ESPECIE Homo sapiens
SUBESPECIE Homo sapiens sapiens
 

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.