Desde que la sociedad existe como tal, -desde las primeras agrupaciones humanas-, el hombre conoce el fenómeno de la criminalidad, que comporta ocasionar injustificadamente un daño a un semejante.


Ante el  daño injusto  históricamente los grupos humanos han ido ideando mecanismos compensadores. En el Derecho arcaico la forma de compensar a la victima de estos daños es la venganza privada. La función punitiva la ejercían los particulares, pues  cada familia y cada grupo se protegían y se hacían justicia por sí mismas. En cualquier caso, cuando se habla de venganza privada no significa que estuviera siempre  totalmente ausente la participación pública, puesto que tanto en el Derecho romano arcaico como en el Derecho germánico primitivo se realizaban determinados actos ante la autoridad, especialmente la declaración de enemistad o, incluso, la ejecución de la misma. Sin embargo, debido a los excesos cometidos por los ofendidos al realizar su "venganza", surgió lo que se conoce como la ley del talión.
Históricamente, constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre daño recibido en un crimen y daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza privada. Muchos  ordenamientos jurídicos se han inspirado en la Ley de Talión, especialmente en la Edad Antigua y en la Edad Media. El sistema talional establece la proporción entre el daño sufrido y la pena a aplicar, al  establecer que la pena debe ser igual al daño sufrido por la víctima. De ahí surge la conocida enunciación: ‘ojo por ojo, diente por diente'. Conforme a esto, si alguien cortaba una mano a otra persona, la pena consistiría en que se le cortara una mano al autor del daño; si una casa se derrumbaba por estar mal construida, y moría su dueño y el hijo, el constructor era culpable y la pena consistiría en la muerte del constructor y su hijo. Los antecedentes más importantes de la aplicación de la Ley del Talión, se dieron en el Código de Hamurabi, en las XII Tablas y en la Ley Mosaica.


Es el caso, por ejemplo del Código de Hammurabi. El Código de Hammurabi, inscrito en un monolito de diorita negra, conservado hoy en el Museo del Louvre, articula en sus 52 columnas de texto cuneiforme  su contenido legal, las motivaciones de su redacción, así como el deseo de perdurabilidad de las normas promulgadas.
Con esta compilación de leyes -técnicamente bien redactadas- Hammurabi supo proporcionar un instrumento jurídico de primer orden no sólo a Babilonia, sino también al mundo antiguo en general, cuya lectura y estudio permiten conocer hoy los primeros pasos de la Historia del Derecho. Puede leerse normas inspiradas en la Ley del Talión como por ejemplo las siguientes:

 

 

  • Si un hijo golpea a su padre, que le corten la mano.
  • Si un médico hace incisión profunda en un hombre con bisturí de bronce y le provoca la muerte, o si le abre la sien a un hombre con bisturí de bronce y deja tuerto al hombre, que le corten la mano.
  • Si un barbero, sin consentimiento del dueño de un esclavo, afeita el copete a un esclavo que no sea suyo, que corten la mano del barbero.
  • Si un hombre libre vació el ojo de un hijo de hombre libre, se vaciará su ojo. 
  • Si quebró un hueso de un hombre, se quebrará su hueso.
  •   Si vació el ojo de un esclavo de hombre libre o si rompió el hueso de un esclavo de hombre libre, pagará la mitad de su precio.
  •   Si un hombre libre arrancó un diente a otro hombre libre, su igual, se le arrancará su diente.
  • Si uno abofeteó a otro hombre libre superior a él, recibirá en público 60 golpes de látigo de nervio de buey. 
  • Si un hijo de hombre libre abofeteó un hijo de hombre libre, su igual, pagará una mina de plata. 
  • Si el esclavo de un hombre libre abofeteó un hijo de hombre libre, se cortará su oreja. 
  • Con los delitos que no producían daño físico, se adoptaba otro tipo de castigo. Así, por ejemplo, si alguien robaba a otro, el castigo no consistía en que se le robara a él, sino en que se le cortaran las manos; del mismo modo, al que incurría en calumnias, injurias o falso testimonio, se le cortaba la lengua. .
    Por último, recalcamos que lo más importante de la Ley del Talión, es que constituye una limitación intensiva de la pena , pues esta se debe limitar al daño sufrido por la víctima.
 

Otro sistema, también limitativo de la venganza, consiste en reemplazar la pena por el pago de una cantidad de dinero. Es lo que se denomina la composición.
Conforme el sistema de la composición, el autor del delito, en vez de sufrir una pena, pagaba una cantidad de dinero; y la víctima, en vez de recurrir a la venganza, recibía dicha cantidad.
En un principio, la composición fue voluntaria, ya que la víctima podía optar entre recibir el pago o recurrir a la venganza, salvo algunos delitos como por ejemplo, el de traición que no admitían ser compensados.
Posteriormente, la composición pasa a ser legal, es decir, pasa a ser obligatoria por imposición de la ley, no pudiendo la víctima, en consecuencia, recurrir a la venganza.
El sistema de la composición es el antecedente de la actual indemnización civil por los daños materiales o morales causados por el delito.
En la actualidad el Derecho penal y el Derecho civil son los mecanismos que el Estado ofrece para proteger a las victimas. No obstante han surgido organismos que tratan de suplir las limitaciones del instrumento legal para ampliar y hacer más efectivos sus esfuerzos. Es el caso del Instituto de Victimologia, cuya página web has de visitar para obtener información de los mecanismos de protección a las victimas.