Miles de personas se han unido a la ATTAC (Asociación
por una Tasa a las Transacciones Financieras de Ayuda a los
Ciudadanos) sin duda con muy buenas razones y también
con ideas políticas muy diferentes. Muchos lo han hecho
para luchar contra el capitalismo, aunque el programa de la
ATTAC tiene un objetivo completamente diferente.
¿Quién era James Tobin?
La principal reivindicación de la ATTAC es la introducción
de la "tasa Tobin" que es la imposición de
un impuesto muy pequeño (inferior al 1%) a ciertas transacciones
financieras internacionales. La propuesta la hizo en 1971 James
Tobin ? un economista estadounidense? quien no era precisamente
un izquierdista o un amigo del movimiento obrero. ¡Todo
lo contrario! Tobin era hostil al sindicalismo, al socialismo
y en general a todo aquello que interfiriera en el funcionamiento
normal del sistema capitalista. Tobin dedicó su vida
a la defensa de los intereses de los países imperialistas
más poderosos del mundo. Durante el período de
la Guerra Fría fue uno de los principales asesores del
presidente Kennedy. Se hizo famoso porque fue el principal defensor
de la imposición de "bloqueos económicos"
contra aquellos países ? en concreto países subdesarrollados?
que se negaran a acatar los intereses comerciales y estratégicos
de EEUU. Desde entonces esta medida de presión imperialista
se ha puesto en práctica en varias ocasiones, el caso
más reciente es el de Irak. Las consecuencias sociales
son catastróficas: en Irak el embargo ha provocado la
muerte de aproximadamente un millón de personas, la mayoría
niños. Pero por uno de esos giros del destino ? gracias
a los esfuerzos y la fértil imaginación de la
ATTAC? , este viejo reaccionario ha sido elevado al rango de
campeón de la lucha contra el sufrimiento y la injusticia
de toda la humanidad.
Proteger determinado tipo de beneficio
Pero dejemos a un lado las ideas políticas de estos
ilustres individuos y observemos más de cerca la "tasa
Tobin". Si leemos los discursos de Tobin de los años
setenta, comprobaremos que estaba alarmado por lo que él
consideraba un nivel insuficiente de inversión interna
y externa en EEUU. Tobin consideraba que se podían conseguir
fácilmente grandes cantidades de dinero ? en lo que calificó
de "excursiones" por los mercados financieros mundiales?
gracias a los beneficios que se podían conseguir con
las variaciones existentes en los diferentes tipos de cambio
de las divisas, esto atraía al capital en detrimento
de las inversiones fijas. También decía que la
Reserva Federal tenía demasiado poco tiempo para ajustar
la política monetaria a estos movimientos de capital,
porque las "excursiones" eran rentables incluso con
pequeñas variaciones en los tipos de cambio. Entonces
propuso ? sin el menor éxito? la imposición de
un impuesto mínimo a las transacciones financieras internacionales.
Tobin pensaba que el impuesto retrasaría el movimiento
del capital porque obligaría a los especuladores a esperar
más tiempo antes de conseguir la rentabilidad esperada
y entonces los bancos centrales tendrían más tiempo
para defender el valor de sus divisas en los mercados financieros,
Tobin intentó no asustar a los especuladores financieros
en EEUU y subrayó la naturaleza "simbólica"
de este impuesto al describirlo como "un grano de arena
en las ruedas del mercado financiero".
La propuesta de Tobin estaba destinada a proteger los beneficios
en general, a través de una pequeña medida disuasoria
contra un tipo concreto de beneficios. Por eso desde el punto
de vista de la lucha contra el capitalismo, esta propuesta no
tiene el más mínimo contenido progresista, decir
lo contrario, como hacen Le Monde Diplomatique y ATTAC, es completamente
absurdo.
En cualquier caso este impuesto nunca verá la luz del
día. Muchos parlamentarios (más de cien) de la
Asamblea Nacional Francesa pertenecen a la ATTAC (incluso de
la derecha) y en la Asamblea ¡han votado contra la tasa
Tobin! Estos defensores de la "economía de mercado"
que pertenecen a la ATTAC se dedican afanosamente en proyectos
como la masiva privatización, el desmantelamiento de
los servicios públicos, el aumento de la flexibilidad
laboral, el ataque a las pensiones y los salarios, la reducción
de los gastos empresariales, el aumento del gasto militar y
otro tipo de medidas antisociales destinadas a aumentar los
beneficios de los capitalistas. Pero ¿si se aplicase
la tasa Tobin sería realmente un problema para los especuladores?
¡En absoluto! Los tiburones financieros conocen miles
de formas para eludir los impuestos y sobre todo impuestos de
este tipo. Y si un gobierno o incluso un continente entero decidiera
aplicar este impuesto, con un boicot de veinticuatro o cuarenta
y ocho horas de los grandes bancos e instituciones financieras
bastaría para su retirada inmediata.
La tasa Tobin era una propuesta destinada a proteger los intereses
capitalistas y de ninguna manera para perjudicarles. Digan lo
que digan no es en beneficio de los trabajadores. Los dirigentes
de la ATTAC se esfuerzan por dar una apariencia radical y "anti-capitalista"
a esta propuesta e insisten en que es sólo una restricción
al "capital especulativo" que favorecerá la
"inversión productiva". Los recursos de los
capitalistas sólo pasan de los mercados financieros a
la llamada inversión productiva cuando ésta última
es más rentable que la primera. A pesar de las pretensiones
de la ATTAC, estas dos formas de inversión están
intrínsicamente unidas. Los beneficios conseguidos en
los mercados financieros se invierten en la producción
y viceversa, todo depende de la rentabilidad económica
de cada operación. Los señores Ramonet y Cassens
hacen una distinción formal entre el capital "especulativo"
y el "no especulativo", cuando en realidad toda inversión
capitalista sin excepción tiene un carácter especulativo,
y si la apuesta no da resultado esperado entonces el capitalista
cancela la operación. Los cierres de Cellatex, Danone,
Marks & Spencer y otros muchos ejemplos lo demuestran.
¿Quien gestiona las "buenas causas"?
James Tobin decía que el dinero recaudado con este impuesto
se podía utilizar para "buenas causas", por
ejemplo para "ayudar" a los países del Tercer
Mundo. Algunas personas vieron en esta propuesta una buena idea
aunque realmente no contradecía la estrategia defendida
por el propio Tobin: poner a los países pobres de rodillas
mediante embargos económicos. Jamás un país
imperialista ha "ayudado" a un país pobre sin
que le haya atado con acuerdos comerciales, militares u otro
tipo de cosas por el estilo. Tobin ? a diferencia de los ideólogos
de la ATTAC? , propuso que los fondos recaudados con el impuesto
fueran gestionados por el FMI. La ATTAC no puede defender esta
idea porque iría en contra de la imagen "radical"
que pretenden cultivar, así que sugieren que el dinero
sea gestionado por el PNUD (Proyecto de las Naciones Unidas
para el Desarrollo), que ante sus ojos tiene una reputación
más aceptable. Pero olvidan que el PNUD forma parte de
la estructura de las Naciones Unidas, a su vez controladas por
las superpotencias y la primera de todas EEUU. Así que
los ingresos obtenidos con la tasa Tobin serían otra
arma en el arsenal de las principales potencias imperialistas
destinadas a la intimidación de los países más
débiles y pobres. ¿Es concebible que el dinero
obtenido con la tasa Tobin sea utilizado para aliviar el terrible
sufrimiento que infringen EEUU y Europa? Por supuesto que no.
Por lo tanto, tampoco desde este punto de vista es difícil
presentar la tasa Tobin como una medida progresista.
Utopía reaccionaria
El programa económico defendido por la ATTAC/Le Monde
Diplomatique va más allá de la tasa Tobin. Los
dirigentes de esta asociación y del periódico
defienden otras reivindicaciones (restricciones, impuestos y
multas a las importaciones, exportaciones, transferencias de
capital, a la inversión directa en el extranjero...)
destinadas supuestamente a combatir la "globalización".
Cassens, en Le Monde Diplomatique (febrero 2000) propuso un
sistema de medidas punitivas, en concreto impuestos a las exportaciones
que deberían seguir una escala de puntos que las Naciones
Unidas adjudicaría a cada país. Por su parte,
Jacques Berthelot (Agriculture, le vrai débat Nord-Sud,
Le Monde Diplomatique, marzo 2000) defendía la aplicación
de medidas proteccionistas para evitar el comercio entre "bloques"
regionales, por ejemplo entre América latina y Europa
o entre Japón y EEUU. Barthelot parece no darse cuenta
de las dramáticas consecuencias sociales y económicas
que provocarían este tipo de medidas. Las economías
de todos los países están tan interrelacionadas
que la puesta en práctica de esta medida llevaría
a una guerra comercial mundial y a la economía mundial
hacia una profunda recesión.
En un artículo más reciente (Un autre modèle
pour l'Agriculture, Le Monde Diplomatique. abril 2001), Berthelot
vuelve sobre el mismo tema. Pide que a todas las exportaciones
procedentes del "sur" - los países subdesarrollados
, se les impida el acceso a los mercados europeos y así
proteger los beneficios de los capitalistas europeos de la industria
agrícola y alimenticia. Ni una sola palabra por parte
de Berthelot - es normal- , de los salarios y las condiciones
de los trabajadores de estos sectores. Con relación a
los países pobres Bathelot afirma que éstos deben
aprender a ser "autosuficientes" como lo es Europa.
Los dirigente de ATTAC y Le Monde Diplomatique son realmente
increíbles. Primero defienden la tasa Tobin que según
ellos extenderá la riqueza y la felicidad a las zonas
más pobres del mundo, y después, sin pestañear,
se declaran partidarios de medidas que llevarían a estos
países a la pobreza y que les impedirían acceder
a los mercados de las economías industrializadas.
Una alternativa auténticamente socialista
La "globalización" de la economía no
es nada nuevo. Hace ciento cincuenta años Marx y Engels
describieron y explicaron este proceso en El Manifiesto Comunista.
Consideraban que el desarrollo de los medios de producción
y la unificación de la economía mundial a través
del comercio, era un proceso progresista desde el punto de vista
histórico y además este proceso crearía
las bases materiales para la futura sociedad socialista. Mediante
la división internacional del trabajo y la producción
a gran escala las fuerzas productivas han alcanzado un nivel
impresionante, esta conquista abre la posibilidad por primera
vez en la historia de la humanidad, de satisfacer todas las
necesidades básicas de la población de todo el
planeta. Si todavía viven en la pobreza tres cuartas
partes de la humanidad, si la riqueza está cada vez más
concentrada en las manos de una pequeña minoría
de capitalistas, si el hambre mata a millones de personas cada
año, es porque los medios de producción todavía
son propiedad de los capitalistas y por eso no se pueden utilizar
de una forma racional y democrática en interés
de toda la humanidad. Por eso la solución a los males
que aquejan a la humanidad se encuentra en la expropiación
de los capitalistas y la organización de la economía
en líneas socialistas y democráticas.
Denunciar los efectos nocivos de los "movimientos de capital"
es una cosa, pero la cuestión más importante es
quién ostenta y controla esta riqueza. El capital es
simplemente la acumulación de la plusvalía generada
por el trabajo. Cuando el capitalista invierte "su"
capital para conseguir beneficios, en los mercados financieros,
en la producción, en la venta de armas, en las fábricas
o en otro lugar, lo que hace es apropiarse de la riqueza generada
con nuestro trabajo. La única forma de poner fin a la
especulación, la explotación, el militarismo,
las guerras y la corrupción, es poner la propiedad y
el control del "capital" en manos de quien crea la
riqueza: la clase obrera.
El programa de la ATTAC es esencialmente proteccionista, favorable
al libre comercio dentro de los "bloques" regionales
como la Unión Europea, Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay
y Paraguay) o la NAFTA (EEUU, Canadá y Mécxico),
pero hostil al comercio entre estos bloques. Este es un programa
reaccionario que pretende "proteger" los mercados
y los beneficios de los capitalistas "regionales"
de la competencia "extranjera", y olvida que toda
medida proteccionista siempre va seguida de contramedidas similares
lo que termina provocando la contracción del comercio
mundial y por consiguiente, una crisis económica mundial,
y a quien menos interesa esta situación es a las personas
que Ramonet, Cassens y Barthelot pretenden ayudar.
En Francia muchos militantes de izquierda miran a la ATTAC
porque están decepcionados con la mediocridad de las
direcciones de los partidos Socialista y Comunista. Sin embargo,
el programa de la ATTAC tampoco ofrece una alternativa. El movimiento
sindical y los partidos de izquierda son la fuerza más
poderosa de la sociedad francesa y es la que puede derribar
al capitalismo. Pero para cambiar la sociedad el movimiento
obrero necesita una dirección que defienda una política
auténticamente socialista y con unos dirigentes dedicados
honradamente a la causa de la clase obrera y a la lucha contra
este sistema. El proteccionismo y el "grano de arena"
no solucionan nada.
Greg Oxley
La Riposte
(periódico marxista francés)