La situación argentina: tres años
de recesión debido a la aplicación de una política
neoliberal particularmente agresiva
La situación argentina en el año 2001 es catastrófica:
tres años de recesión debido a la aplicación
de una política neoliberal particularmente agresiva.
En realidad, la decadencia de la Argentina que comenzó
bajo la dictadura (1976-1983) continuó durante casi veinte
años en mano de los diferentes gobiernos que la sucedieron.
Contrariamente a una idea proclamada por algunos sectores, no
ha habido una verdadera ruptura en la política económica
después de la dictadura. Visto en perspectiva, en los
últimos decenios, los avatares de los cambios de gobierno
no modificaron de manera significativa el camino regresivo en
el que había sido dirigida por su clase dominante.
La Argentina de hoy comparada a la de los años 1940-1950-1960
ha cambiado fundamentalmente. Ha sufrido una regresión
como potencia industrial periférica, y hoy, la mayoría
de la población argentina, vive peor que hace treinta
años. Entre el comienzo de la dictadura (marzo de 1976)
y el año 2001, la deuda se multiplicó casi por
20, pasando de menos de 8.000 millones de dólares a cerca
de 160.000 millones. Durante ese mismo período, la Argentina
rembolsó alrededor de 200.000 millones de dólares,
o sea, cerca de 25 veces lo que debía en marzo de 1976.
Deuda externa argentina (en millones de dólares)
Año..........Deuda.................Servicio pagado
...................................(amortización + interés)
1975..........7 875
1976..........8 280.................1 616
1977..........9 679.................1 849
1978..........12 496...............3 310
1979..........19 034...............2 255
1980..........27 072...............4 182
1981..........35 671...............5 390
1982..........43 634...............4 875
1983..........45 087...............6 804
1984..........46 903...............6 281
1985..........48 312...............6 208
1986..........52 449...............7 323
1987..........58 428...............6 244
1988..........58 834...............5 023
1989..........65 256...............4 357
1990..........62 730...............6 158
1991..........65 405...............5 419
1992..........68 937...............4 882
1993..........65 325...............5 860
1994..........75 760...............5 771
1995..........99 364...............8 889
1996..........111 934............13 054
1997..........130 828............18 308
1998..........144 050............21 573
1999..........147 881............25 723
Servicio pagado 1976-2000 : 212 280 millones de dólares.
(*) Segun la OCDE, a final de 1999, la deuda externa total
de Argentina alcanzaba 169 066 millones de dolares !!!! (OCDE,
Statistiques de la dette exérieure, OCDE 2001, p. 20).
Fuente: World Bank, GDF 2000 y 2001; BCRA y calculos del autor.
Argentina demuestra hasta el extremo el carácter vicioso
e infernal del endeudamiento del Tercer Mundo (y el de la Periferia
en general)
A causa del pago, y no a pesar de él, el país
debe en el 2001 cerca de 20 veces lo que debía a principios
de la dictadura (gran parte de los préstamos han servido
para refinanciar deudas anteriores que vencían o para
asegurar el pago de los próximos vencimientos). Los pagos
de la deuda argentina han sido y son todavía, un formidable
mecanismo de transferencia de riqueza producida por los asalariados
hacia los dueños del capital (sean argentinos o residentes
de los países más industrializados, comenzando
por los EE.UU. y Europa occidental). El mecanismo es simple:
el Estado argentino consagra una partida cada vez más
importante de los ingresos fiscales (cuya mayor parte proviene
de los impuestos pagados por el pueblo) al reembolso de la deuda
externa y a las múltiples ventajas que otorga al sector
capitalista. ¿Quién recibe los pagos efectuados
por el estado argentino?: Las grandes instituciones financieras
internacionales que poseen más del 80% de la deuda externa
argentina. El colmo es que vía los mercados financieros
norteamericanos y europeos sobre los que se emiten los préstamos,
los capitalistas argentinos, compran los títulos de la
deuda de su propio país con el dinero que han sacado
del mismo y reciben por tanto una parte de los reembolsos.
Más adelante en este texto veremos que los capitalistas
argentinos se endeudaron alegremente durante la dictadura y
han colocado una buena parte de ese dinero en el extranjero
(vía fuga de capitales): La suma de los capitales colocados
por los capitalistas argentinos, en los países más
industrializados y en los paraísos fiscales, durante
la dictadura es superior a los montos de las deudas contraídas
(se puede encontrar la explicación técnica de
ese fenómeno en varias obras de los autores: A. y E.
Calcagno; Aldo Ferrer; M. Rappoport, 2001, p. 813 - 814, y en
el fallo Ballestero, Poder Judicial de la Nación, 2000).
Solo en el período 1980-1982, las fugas de capital han
llegado, según el Banco Mundial a más de 21.000
millones de dólares (Rappoport, p. 825). Y un enorme
regalo a los capitalistas argentinos (y extranjeros): sus deudas
fueron asumidas por el Estado al final de la dictadura.
Desde entonces la deuda del Estado se ha agrandado con el peso
de la deuda de las empresas privadas ya que el mismo Estado
asumió el compromiso frente a los acreedores. A partir
de esa época, los capitalistas argentinos han mantenido
esa política de evasión de capitales como si se
tratara de un deporte nacional. A tal punto, que se podría
organizar un campeonato latinoamericano de evasión de
capitales y el equipo argentino podría intentar ganar
el campeonato, pese a que se encontrará con rivales importantes
(los capitalistas brasileros, mexicanos y venezolanos son peligrosos
en la materia).
Por otro lado, las deudas de las empresas públicas que
habían también aumentado significativamente por
decisión de la dictadura, no fueron canceladas salvo
cuando se emprendió su privatización. Los gobiernos
posteriores a la dictadura usaron el pretexto del endeudamiento
de las empresas públicas para privatizarlas, tomando
la "precaución" de que el Estado asuma sus
deudas antes de privatizarlas (ver más adelante el caso
de Aerolíneas Argentinas, la empresa aérea argentina).
Se trata entonces de otro regalo al capital argentino o extranjero.
¡Es diabólico! Después de un cuarto de siglo
en ese escenario, el país está desangrado. Los
salarios y los beneficios sociales han caído terriblemente,
el desempleo es altísimo, los servicios públicos
están en un estado lamentable, la pobreza se extiende
a sectores cada vez mayores de la población (incluyendo
a sectores que en el pasado vivían con un cierto confort),
las cajas del Estado, están vacías, una gran parte
del aparato productivo está abandonado y el resto en
manos extranjeras.
Ya no queda gran cosa a privatizar. La protesta social ya se
manifiesta (varias huelgas generales ya desde el 2000, cierre
de rutas por los "piqueteros", revueltas en ciudades
pauperizadas y de barrios enteros).
Claramente, la Argentina es uno de los eslabones débiles
de la cadena del endeudamiento internacional. Posiblemente la
cadena se romperá gracias a este país. Pero no
hay nada ineluctable. La crisis puede prolongarse durante años.
Los golpes que recibieron, durante la dictadura entre 1973 y
1983, las organizaciones de trabajadores y los movimientos sociales
en general todavía marcan sus efectos, y si bien el pueblo
argentino tiene cien razones para decir "¡ya basta!",
parece dudar ante un resultado imprevisible. La dirigencia sindical
no se juega a fondo en esta batalla fundamental. Sin embargo,
visto desde una perspectiva internacional, un cambio de actitud
de Argentina respecto de la deuda tendría repercusiones
enormes. El monto que debe rembolsar a los mercados financieros
de los países más industrializados es tal que
un default en el pago podría desestabilizarlos, hasta
amedrentarlos y obligarlos a abrir el diálogo.
Para que ello sea favorable a los argentinos y a los países
endeudados, haría falta que la presión ciudadana
lleve a las autoridades a adoptar una posición firme
de manera prolongada (a diferencia de lo ocurrido con Alan García
en Perú en 1985 o con el régimen brasilero en
1987) combinada con reformas económicas que favorezcan
una repartición progresista del ingreso nacional con
una política fiscal redistributiva, organizando la vuelta
al dominio público de las empresas privatizadas y dando
primacía a los acuerdos regionales Sud-Sud respecto de
la relación comercial con los Estados Unidos vía
el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Américas).
Suspender el pago de la deuda externa y adoptar otra política
económica implique la ruptura de los acuerdos entre el
gobierno argentino y el FMI. Esta ruptura no entrañaría
ningún daño, al contrario, podría ser beneficiosa
para la Argentina. Para la población local y para los
movimientos en los que se organiza, se trataría en todo
caso de una oportunidad. ¿La aprovecharán? Con
el fin de facilitar la comprensión de cómo se
llegó a la situación actual, en lo que concierne
al endeudamiento, a continuación se presenta una vista
en perspectiva histórica, que comienza con la dictadura.
Argentina: endeudamiento y dictadura militar
El período durante el cual la deuda argentina literalmente
explotó, corresponde al de la dictadura militar del general
Videla (1976-1981). La política económica promovida
por Martínez de Hoz. Ministro de Economía de la
dictadura, a partir del 2 de abril de 1976 marca el inicio de
un proceso de destrucción del aparato productivo del
país, creando las condiciones para una economía
especulativa que desbastó el país. La mayor parte
de los préstamos otorgados a la dictadura argentina,
provenían de bancos privados del Norte. Estos contaban
con el total acuerdo de las autoridades de los Estados Unidos
(tanto de la Reserva Federal como de la Administración
norteamericana).
Los "maestros" argentinos de la política de
endeudamiento eran el Ministro en Economía Martínez
de Hoz y el Secretario de Estado para la Coordinación
y la Programación Económica, Guillermo Walter
Klein. Para obtener préstamos de los bancos privados,
el gobierno exigía de las empresas públicas argentinas
que se endeudaran con los banqueros privados internacionales.
Las empresas públicas se convirtieron entonces en una
palanca fundamental para la desnacionalización del Estado,
a través de un endeudamiento que entrañó
el abandono de una gran parte de la soberanía nacional.
Evolución de la deuda externa 1975 -1985 (en millones
de dólares)
Año ...........Deuda total ......Aumento
1975..........7 875
1976..........8 280.................5,14%
1977..........9 679...............16,9%
1978.........12 496...............29,1%
1979.........19 034...............52,32%
1980.........27 072...............42,23%
1981.........35 671...............31,76%
1982.........43 634...............22,32%
1983.........45 087.................3,33%
1984.........46 903.................4,02%
1985.........48 312.................3%
Fuente: Banco Central de la República argentina (BCRA)
citado en el fallo Ballestero p. 172
Endeudamiento forzado de las empresas públicas
Esto es tan así que por ejemplo, la principal empresa
pública argentina, la petrolera YPF (Yacimiento Petrolíferos
Fiscales), fue forzada a endeudarse en el exterior aunque disponía
de recursos suficientes para sostener su propio desarrollo.
En el momento del golpe militar del 24 de marzo de 1976, la
deuda externa de YPF se elevaba a 372 millones de dólares.
Siete años mas tarde, al terminar la dictadura, esta
deuda se elevaba a 6.000 millones de dólares. Su deuda
se multiplicó por 16 en siete años.
Casi ningún monto de esa deuda en divisas extranjeras
fue a parar a la caja de la empresa; quedaron en manos de la
dictadura. Bajo la dictadura, la productividad del trabajador
de YPF aumentó un 80%. El personal se redujo de 47.000
a 34.000 trabajadores. La dictadura, para aumentar las entradas
a su caja, bajó a la mitad el dinero por comisiones que
iba a YPF por la venta de combustibles. Es más, YPF fue
obligada a refinar el petróleo que extraía, en
las multinacionales privadas Shell y Esso, aunque podía,
dada su buena situación financiera al comienzo de la
dictadura, dotarse de una capacidad de refinación acorde
a sus necesidades (complementando la de sus refinerías
de: La Plata, Luján de Cuyo y Plaza Huincul). En junio
de 1982, todo el activo de la sociedad estaba prendado por las
deudas.
El endeudamiento del Estado
El endeudamiento masivo del Estado argentino fue justificado
por los responsables económicos de la dictadura y por
el FMI, como la forma de aumentar sus reservas en divisas extranjeras
para sostener una política de apertura económica.
Con una buena gestión económica, el aumento de
las reservas internacionales del Estado argentino habría
debido ser el producto de las actividades de intercambio en
el mercado mundial. Las reservas internacionales anunciadas
por la dictadura argentina provenían del endeudamiento.
Las reservas no eran ni administradas ni controladas por el
Banco Central. De manera general, los empréstitos por
sumas fabulosas contratados con los banqueros del Norte eran
inmediatamente recolocadas como depósitos en estos mismos
bancos o en otros bancos competidores. 83% de estas reservas
fueron colocadas en 1979 en instituciones bancarias de fuera
del país. Las reservas se elevaron a 10.138 millones
de dólares y los depósitos en los bancos exteriores
a 8.410 millones de dólares. El mismo año la deuda
externa pasaba de 12.496 millones de dólares a 19.034
millones de dólares (OLMOS, 1990, p. 171 y 172). En todos
los casos, el interés recibido por las sumas depositadas
era inferior al interés pagado por la deuda.
La lógica de esta política para las autoridades
que la organizaron era 1º) el enriquecimiento personal
gracias a las comisiones pagadas por los banqueros del Norte;
2º) se trataba de aumentar las reservas internacionales
para sostener el importante aumento de las importaciones, sobre
todo la compra de armas; 3º) la política de apertura
económica y endeudamiento recomendado por el FMI permitía
a la dictadura argentina mejorar su credibilidad internacional
cerca de los principales países industrializados, comenzando
por los Estados Unidos. La dictadura argentina no habría
podido mantener el régimen de terror interno en los primeros
años (1976-1980) sin la bendición de la administración
norteamericana.
Por su lado La Reserva Federal de los EUA, estaba mas que inclinada
a apoyar la política económica de la dictadura
argentina, cuando una gran parte del dinero de la deuda estaba
depositado en los cofres de los bancos norteamericanos. Desde
el punto de vista de la administración estadounidense
y del FMI, el endeudamiento argentino hacía volver al
regazo norteamericano a un país que durante décadas
había afirmado un nacionalismo crítico y había
conquistado un cierto despegue económico durante el régimen
peronista.
Confusión de roles
El Secretario de Estado para la Coordinación y la Programación
Económica Guillermo Klein, ocupó esta función
de 1976 a marzo de 1981. En el mismo período, dirigió
una oficina de estudio privada, representando en Buenos Aires
los intereses de los acreedores extranjeros.
Aunque cuando entraba en funciones su oficina no presentaba
más que un banco: el Scandinavian Enskilda Bank, algunos
años mas tarde representaba los intereses de 22 bancos
extranjeros. En marzo de 1981, sale de su puesto de Secretario
de Estado al mismo tiempo en que Viola reemplazaba a Videla
a la cabeza de la dictadura. Pocas semanas mas tarde, el 7 de
abril de 1982, cinco días luego de la ocupación
de las Malvinas por el ejército argentino y de declarada
la guerra contra Gran Bretaña, fue designado como apoderado
en Buenos Aires de la sociedad anónima británica
Barclays Bank Limited, que era además uno de los principales
acreedores privados de la deuda pública y privada argentina.
A la caída de la dictadura y el acceso al poder de Alfonsín
n 1984, su estudio quedó como defensor de los intereses
de los acreedores extranjeros.
La post-dictadura militar: el gobierno Alfonsín y la
impunidad
El Banco Central argentino declaró que no tenía
registro de la deuda externa pública, lo que hizo que
las autoridades argentinas que sucedieron a la dictadura tuvieran
que basarse en las declaraciones de los acreedores extranjeros
y en los contratos firmados por los miembros de la dictadura,
sin que éstos hayan pasado por el control del Banco Central.
A pesar de todo, después de la caída de la dictadura,
el nuevo régimen presidencial de Alfonsín decidió
asumir el conjunto de la deuda, tanto privada como pública,
contraída durante la dictadura. Cuando los militares
torturadores obtuvieron la impunidad, los responsables económicos
de la dictadura se beneficiaron de la misma clemencia. Más
grave todavía, la mayoría de los altos funcionarios
de la economía y de las finanzas quedaron en el aparato
del Estado, algunos incluso fueron promocionados.
El Estado asume la deuda de las empresas privadas
Las empresas privadas argentinas y las filiales argentinas
de las multinacionales extrajeras fueron incentivadas también
a endeudarse. La deuda privada total se elevó a más
de 14.000 millones de dólares.) Figuran entre las empresas
privadas endeudadas las filiales argentinas de sociedades multinacionales:
citamos a Renault Argentina, Mercedes-Benz Argentina, Ford Motor
Argentina, IBM Argentina, City Bank, el First National Bank
of Boston, el Chase Manhattan Bank, el Bank of America, el Deustsche
Bank.
El Estado argentino paga a los acreedores privados de estas
empresas: Renault Francia, Mercedez Benz, City Bank, Chase Manhattan
Bank, Bank of America, First Nacional Bnak of Boston, Crédit
Lyonnais, Deustsche Bank, Société Générale.
Sintéticamente, el contribuyente argentino paga la deuda
contraida por las filiales de las multinacionales con sus casas
matrices o con los banqueros internacionales. Se puede sospechar
que las multinacionales en cuestión hayan creado una
deuda de sus filiales argentinas por un simple juego de contratos.
Los poderes públicos argentinos no tienen ningún
medio de control.
La ola de privatizaciones
El régimen de Menem, que sucedió al de Alfonsín,
se lanzó en una política generalizada de privatizaciones
en 1990-1992, liquidando literalmente una gran parte de su patrimonio
nacional.
Se estima que ello representó una pérdida de 60.000
millones de dólares. Menem pretextó el endeudamiento
formidable de las empresas públicas argentinas para justificar
a los ojos de la opinión pública nacional sus
ventas. La mala situación financiera fue debida a la
política de endeudamiento forzado que había sido
impuesto por las autoridades económicas de la dictadura,
y como mencioné mas arriba, lo principal de las sumas
de la deuda jamás llegaron a las cajas de las empresas.
Menem confió al banco norteamericano Merril Lynch la
evaluación del valor de YPF. Merryl Linch deliberadamente
redujo en 30% las reservas petroleras disponibles tratando de
subestimar el valor de YPF antes de su puesta a la venta. Una
vez que la privatización fue realizada, la parte de las
reservas ocultadas reapareció en las cuentas. Los operadores
financieros que habían comprado a bajo precio las acciones
de la empresa, pudieron obtener fabulosas ganancias gracias
al aumento de la cotización en la bolsa de las acciones
de YPF.
Esta operación permite alabar ideológicamente
la superioridad de lo privado sobre lo público.
Nota: el mismo banco norteamericano Merril Lynch fue encargado
por el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso
para que en 1997 evalúe la principal sociedad pública
brasileña la Vale do Río Doce (empresa minera).
Merrill Lynch fue acusado por numerosos parlamentarios brasileños
de haber devaluado en un 75% las reservas de minerales de la
empresa. (Fuente: O Globo, 8/4/97, Brasil).
Además de YPF (vendida a la multinacional petrolera
española Repsol en 1999), otra flor argentina fue liquidada;
se trata de la empresa Aerolíneas Argentinas (vendida
a la compañía aérea española Iberia).
Los Boeing 707 que eran parte de su flota fueron vendidos simbólicamente
por un dólar (¡U$S 1,54 exactamente!). Algunos
años después, siguen sirviendo en las líneas
de la compañía privatizada, pero Aerolíneas
debe pagar un "leassing" para utilizarlas . Los derechos
de uso de las rutas aéreas de la compañía,
de un valor de 800 millones de dólares, han sido estimados
en 60 millones de dólares solamente. La empresa fue cedida
a Iberia por un monto líquido de U$S 130 millones de
dólares, el resto lo constituyó anulaciones de
créditos de la deuda. Iberia tomó créditos
para comprar la empresa y la totalidad de deuda contraída
la transformó en deuda de la nueva entidad Aerolíneas
Argentinas que, de golpe, se encontró endeudada desde
el origen de su operación. En el año 2001, Aerolíneas
Argentinas, propiedad de Ib ia, estaba al borde de la quiebra
por culpa de sus nuevos propietarios.
La privatización de Aerolíneas es un caso paradigmático.
Todas las empresas privatizadas fueron liberadas del paquete
de sus deudas, que fueron asumidas por el Estado.
Proceso contra la dictadura
El escándalo de la deuda argentina suscitó, en
los años siguientes a la dictadura, el interés
de los ciudadanos. El gobierno civil que le sucedió constituyó
una comisión parlamentaria que, luego de un año
y medio de trabajo, fue disuelta ya que sus resultados arriesgaban
a golpear la política económica de Alfonsín,
que había decidido entretanto la estatización
de la deuda. El presidente Menem también a su tiempo,
había despotricado contra los responsables del endeudamiento,
pero una vez en el poder abandonó toda veleidad de revolver
un tema que de ahí en más fue tabú.
A pesar de estos compromisos y evasivas, se inició un
proceso judicial, como resultado de una denuncia hecha en octubre
de 1982 por un ciudadano argentino, Alejandro Olmos, cuando
Argentina vivía todavía bajo la dictadura. Pese
a todas las dificultades, el proceso acabó por definirse
en julio de 2000.
Este periodista valiente e infatigable consiguió que
el tema de las responsabilidades del endeudamiento del país,
fuese objeto de investigación por parte de autoridades
judiciales.
Múltiples audiencias a los responsables económicos
de la dictadura y a los responsables de las empresas públicas
han tenido lugar. El estudio de Guillermo Klein fue objeto de
investigaciones y gran cantidad de documentación relativa
al período de la dictadura fueron embargadas y colocadas
en los cajas fuertes del Banco Central.
El fallo del 13 de julio de 2000 no produjo ninguna condena
a personas (fundamentalmente en razón de la prescripción)
pero reveló la magnitud del escándalo que constituye
la deuda argentina.
El fallo de 195 páginas emitido por el juez Ballestero,
confirma una serie de acusaciones extremadamente importantes.
El FMI ha apoyado activamente a la dictadura argentina especialmente
proporcionándole uno de sus altos funcionarios, de nombre
Dante Simone (Poder Judicial de la Nación, 13/07/2000,
p. 31-32; p. 106; p. 109; p. 127).
La Reserva Federal ha servido de aval ante los bancos privados
de su país, a fin de que esos bancos presten dinero a
la dictadura , la Reserva Federal ha sido además la intermediaria
en una serie de operaciones del Banco Central Argentino (p.
127).
Mientras la dictadura endeudaba al Tesoro Público y
a las empresas públicas, ella misma permitía a
los capitalistas argentinos colocar en el extranjero cantidades
bien considerables de capital. Entre 1978 y 1981: más
de 38.000 millones de dólares habrían salido de
Argentina de manera "excesiva o injustificada", ello
estaba permitido fundamentalmente por el hecho de que cada residente
argentino podía comprar 20.000 dólares por día
-que podían a continuación ser colocados en el
extranjero (p. 56-58).
En pocas palabras, el Estado se endeudaba mientras que los
capitalistas descapitalizaban alegremente al país. "Aproximadamente
el 90% de los recursos provenientes del exterior vía
endeudamiento de empresas (privadas y públicas) y del
gobierno fueron transferidos al exterior en operaciones financieras
especulativas" (p. 102). Importantes sumas tomadas prestadas
de bancos privados de los Estados Unidos y Europa occidental,
fueron a continuación depositadas en esos mismos bancos.
Las empresas públicas como YPF han sido sistemáticamente
puestas en dificultades (p. 130).
El régimen de transición "democrática"
que sucedió a la dictadura transformó la deuda
de empresas privadas en deuda pública de manera totalmente
ilegal (p. 152) -lo que significa que debería ser posible
rever esta decisión-. Entre las empresas privadas cuyas
deudas fueron asumidas por el Estado, 26 eran empresas financieras.
Entre ellas figuraban numerosos bancos extranjeros instalados
en Argentina: Citi Bank, First National Bank of Boston, .Deutsche
Bank, Chase Manhattan Bank, Bank of America (p. 155 - 157).
Lo que significa que el Estado argentino endeudado con esos
bancos decidió asumir las deudas de ellos. Sin comentarios.
Un ejemplo preciso de convivencia entre un Banco privado del
Norte y la dictadura argentina: entre julio y noviembre de 1976,
el Chase Manhattan Bank recibió mensualmente depósitos
de 22 millones de dólares (esos montos aumentaron posteriormente)
recibiendo un interés del 5,5%, durante ese período,
y al mismo ritmo, el Banco Central argentino tomó prestamos
de del mismo banco de Estados Unido, el Chase Maniatan Bank
a un interés del 8,75% (p. 165).
Las conclusiones del fallo son demoledoras para la dictadura,
para los regímenes que la han sucedido, para el FMI,
para los acreedores privados... El sentencia emitida por el
tribunal enuncia claramente que: "la deuda externa de nación
(...) ha resultado groseramente incrementada a partir del año
1976 mediante la instrumentación de una política-económica
vulgar y agraviante que puso de rodillas el país a través
de los diversos métodos utilizados, que ya fueran explicados
a lo largo de esta resolución, y que tendían,
entre otras cosas, a beneficiar y sostener empresas y negocios
privados -nacionales y extranjeros- en desmedro de sociedades
y empresas del estado que, a través de una política
dirigida, se fueron empobreciendo día a día, todo
lo cual, inclusive, se vio reflejado en los valores obtenidos
al momento de iniciarse las privatizaciones de las mismas"
(p. 195).
El fallo debería servir de base para una acción
decidida para el no pago de la deuda exterior pública
argentina y para su anulación.
Esa deuda es odiosa e ilegítima. Los acreedores no tienen
derecho a continuar recibiendo el servicio de ese tramo de la
deuda. Sus créditos son nulos. Como las nuevas deudas
contraídas desde 1982-1983 sirvieron esencialmente para
rembolsar las anteriores, ellas mismas están teñidas
de ilegitimidad. Argentina puede apoyarse perfectamente en el
derecho internacional para justificar la decisión de
no pagar su deuda externa. Varios argumentos jurídicos
pueden ser invocados, entre los cuales cabe citar: la noción
de deuda odiosa (la deuda argentina fue contraída por
una dictadura culpable de crímenes contra la humanidad
(los acreedores no pueden alegar desconocimiento de ello); la
fuerza mayor (al igual que los otros países endeudados,
Argentina se confrontó a un cambio brutal de situación
a causa de la decisión de aumentar las tasas de interés
en forma unilateral por parte de los Estados Unidos a partir
de 1979); y el estado de necesidad (las finanzas argentinas
impiden la prosecución del pago, ya que éste impo
bilita el cumplimiento de las obligaciones asumidas con la firma
de pactos internacionales en lo que respecta a los derechos
económicos y sociales de sus ciudadanos).
La suspensión de los pagos de la deuda debe ser completada
por otras medidas esenciales. He aquí algunas propuestas
para el requerido debate. Primera, la exigencia de una investigación
internacional sobre los activos acumulados ilegítimamente
por residentes argentinos y colocados en el extranjero (segun
el BIS, los depósitos de capitalistas argentinos en bancos
de los países más industrializados alcanzan grosso
modo a 40.000 millones de dólares - ver BIS, Quarterly
Review: International Banking and Financial Market Developments
June 2001, www.bis.org). El objetivo es recuperar la máxima
cantidad posible de fondos sustraídos a la Nación.
Segunda, la implantación de medidas de control sobre
los movimientos de capitales y operaciónes de cambio,
afin de impedir que continúe la fuga de capitales y para
protegerse de ataques especulativos. Tercera, la puesta en marcha
de una política fiscal redistributiva: impuesto excepcional
sobre el patrimonio del decil más rico de la población,
impuestos sobre las ganancias d capital, disminución
del IVA sobre los productos y servicios de base,... Cuarta,
derogación de los decretos y leyes que impongan una reducción
de los salarios y jubilaciones (y de otras prestaciones sociales).
Defensa y refuerzo del sistema de seguridad social. Asegurar
un ingreso mínimo y garantizado para todos los desocupados
y aumentar los salarios y las jubilaciones para recrear el poder
adquisitivo es la condición básica de cualquier
alternativa progresista al curso actual. La "confianza
de los consumidores" se recupera derogando la reforma laboral
y asegurando la estabilidad del empleo y no esperando el "derrame"
de los beneficios que obtengan los empresarios. Quinta, estatización
de las empresas privatizadas indebidamente comenzando por las
correspondientes a los sectores estratégicos (energía,
petróleo, comunicaciones,...). En el plano internacional
favorecer la constitución de un frente de los países
endeudados., desarrollar las complementariedades y los intercambios
Sud-Sud; oponerse de manera enérgica al ALCA; oponerse
a la ofensiva militar de los EE.UU: (bases militares, pantalla
antimisiles de Bush que intentará crear una base estratégica
en el cono Sud; Plan Colombia); apoyar las iniciativas a favor
de la imposición de una tasa tipo Tobin, sobre las transacciones
financieras internacionales. Las distintas propuestas que anteceden
constituyen pistas sobre una alternativa al modelo neoliberal.
No se trata de un programa para tomar o dejar. Se trata de mostrar
que existen soluciones si se desea dar la espalda a la lógica
infernal del endeudamiento eterno y a la dependencia que cada
vez más acentuada.
Eric Toussaint, El observatorio de las transnacionales
9 de enero del 2002