LAS CONFERENCIAS TEMÁTICAS: La otra cara del desarrollismo en China
 

 

Bosques devastados, lluvia ácida, ríos biológicamente muertos por la contaminación...

Bosques devastados, lluvia ácida, ríos biológicamente muertos por la contaminación y por las represas, parques naturales sobreexplotados y el 20% de las especies amenazadas son la cara amarga del despegue económico chino. De cara a la opinión pública China ha lanzado el mayor proyecto ecológico del mundo y ha ingresado en la OMC. Pero en realidad, está en curso la mayor ofensiva ecológica mundial del siglo XXI.

Los bosques de China ya no son los únicos que están en peligro. Desde que en 1998 entrara en vigor la moratoria de tala de árboles en 12 provincias chinas, los bosques tropicales de Birmania, los bosques boreales de Rusia, los bosques templados de Canadá y los bosques tibetanos han servido para abastecer la insaciable demanda de consumo interno de la población china.

El volumen de coníferas importado desde los bosques boreales de Rusia ha aumentado de manera alarmante. Los bosques de la taiga siberiana, que representan el 20 por ciento de la superficie boscosa del planeta, peligran por la presión sobre los recursos que ejercen China y Japón. Para J.Newel de la organización Amigos de la Tierra es "una región del mundo en la que es posible proteger inmensas zonas boscosas todavía intactas", en las que viven especies amenazadas de extinción, como el tigre de Siberia. La pobreza de las poblaciones autóctonas, mafia y empresarios se conjugan con la ausencia de medidas de control para exportar la madera.

Greenpeace ha denunciado que China es uno de los mayores compradores de papel, pulpa y madera procedente del último reducto de bosques húmedo-templados de Canadá "ecosistemas que de seguir esta situación, habrá que dar por desaparecidos en la próxima década".

Según WRM, Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, los preparativos para el ingreso de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) han permitido a China convertirse en el segundo importador mundial de madera. Los productos forestales y la madera no se gravan con tasas al atravesar las vastas fronteras de la República Popular China. Se consigue que países fronterizos como Rusia, Tibet o Birmania carguen con los costos medioambientales del despegue económico chino a costa de la devastación de los recursos forestales del Sudeste Asiático.

Ante esta situación las multinacionales del sector papelero -April, UPM Kymmene y otras- han irrumpido aprovechando la reestructuración que afecta a las pequeñas compañías nacionales. China representa el 10% del mercado mundial del papel y al ritmo actual sus necesidades se triplicarán en 10 años.

Para contrarrestar la deforestación en el interior del país China ha implantado el monocultivo sin unos mínimos controles sobre los tipos de plantas que deben ser promovidos. El informe del Banco Mundial sobre el tema afirma que " los bosques de China habrán de experimentar una caída en su diversidad y en los servicios ambientales asociados, previamente suministrados por los bosques que están siendo reemplazados". Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en sus relaciones con otros países, el Banco Mundial permanece sumiso ante las directrices dictadas desde Pekín.

Las talas masivas e incontroladas devastan los bosques y acaban con el medio de vida de las poblaciones locales de los países afectados. El bosque provee hierbas y hongos, caza y pastos para el ganado, y da cobijo a sus moradores, pero la preocupación vital de las autoridades chinas es que la tala no suceda en sus territorio nacional. El último informe sobre el estado del medioambiente 2000 realizado por Naciones Unidas denuncia que las reservas de madera que quedan en Asia durarán menos de cuarenta años si se prosiguen las talas al ritmo actual.

Por otra parte, el 30% del territorio chino se encuentra afectado por la lluvia ácida debido a políticas energéticas basadas en la quema de carbón y otros combustibles fósiles. En 1995 el carbón vegetal como fuente principal de energía representó el 56 % en el sur de Asia y el 24 % en China.

De cara a la opinión pública internacional China acaba de lanzar el mayor proyecto ecológico del mundo para frenar la desertización del país. Se va a crear un cinturón forestal de casi 4.500 km. de longitud. Está previsto que el cinturón verde este terminado en 2050, cuando se habrán plantado más de 35 millones de hectáreas en el norte del país, donde actualmente un 1,5 millones de km² de ecosistemas están en peligro. Si el proyecto se rige por los mismos criterios que la reforestación a base de monocultivos se podría acabar en otro desastre ambiental peor del que se intenta solucionar y para 2050 será demasiado tarde.

La gestión de entornos naturales se ha hecho siguiendo una noción errónea de lo que es el ecoturismo.

La UNESCO ha anunciado que el parque de Zhangjiajie podría perder su categoría de patrimonio natural de la humanidad si no se detiene la contaminación causada por los turistas. El parque, que cuenta con bellas lagunas y cascadas y se caracteriza por sus formaciones de kársticas, alberga 400 hoteles, 53 agencias de viajes y 40 centros de entretenimiento.

El modelo de desarrollo económico independientemente de cuál sea el precio a pagar también se ha ensañado con los ríos, que no se libran de la contaminación por químicos agrícolas y desechos de las industrias papeleras y petroquímicas que anidan en sus márgenes. El río Amarillo está biológicamente muerto en los 1000 kilómetros de su curso medio y bajo, y no es el único.

Según WRM, 22.000 represas se van a construir - 280 ya están en marcha - como fruto de una política estatal que pretende aumentar la producción de energía eléctrica del 19% al 40% para el año 2015. Su nula viabilidad económica las impide competir con las pequeñas plantas que producen electricidad a bajo precio, y su impacto medioambiental no deja de ser significativo: destrucción de ecosistemas fluviales al impedir el intercambio de especies, empeoramiento de la calidad del agua al fluir más lenta y desaparición de las tierras cultivables en las riberas de los ríos. Un corresponsal del diario Independent escribió que "los ecologistas temen que este gigantesco proyecto ocasione el peor desastre ecológico del siglo veintiuno provocado por los chinos".

En secreto casi absoluto se planea que el río Mekong, que fluye desde el sur de China a través de Birmania, Laos, Camboya y Vietnam, sea el próximo que las represas destruyan.

De las 640 especies que requieren protección según la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre (CITES) 156 están en China, y el 20% de especies de fauna y flora del país están amenazadas.

La pérdida de biodiversidad a causa de la deforestación, lluvia ácida, contaminación de los ríos y construcción de represas son el producto de una ineficaz gestión medioambiental y políticas energéticas que anteponen rentabilidad económica y fortalecimiento de la industria a desarrollo sostenible. La economía china creció un 8% de media anual entre 1985 y 1995.

No podemos prever cuál será su contribución a la devastación del planeta y al cambio climático, pero seguro que será un precio demasiado alto.

Adolfo Brogueras, CCS

 




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