LAS CONFERENCIAS TEMÁTICAS: WWF explora las causas sociopolíticas de la degradación
 

 

Por ejemplo la contaminación y la sobreexplotación de los bosques

20 de julio de 2000

Las causas sociales y políticas de la devastación ambiental no son tan comprendidas como las razones inmediatas, por ejemplo la contaminación y la sobreexplotación de los bosques, advirtió el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). En un nuevo informe titulado ''Las causas profundas de la pérdida de biodiversidad'', la organización ecologista internacional presenta un nuevo análisis de las fuerzas subyacentes a la destrucción de la biodiversidad, o la riqueza de especies y hábitats sobre la Tierra.
En lugar de adoptar el enfoque tradicional y localista de conservación, como la creación de parques nacionales, el libro trata de comprender de qué manera las fuerzas económicas internacionales y las sociopolíticas contribuyen a la destrucción de la biodiversidad. ''Está claro que si pretendemos ganar la carrera contra la pérdida de biodiversidad, necesitaremos una nueva manera de encarar políticas socioeconómicas con preocupaciones ambientales'', previno David Reed, director de macroeconomías de WWF para el programa de desarrollo sustentable.

Las complejas cuestiones que llevan a la pérdida de biodiversidad, como el incremento del comercio, no son problemas fáciles ni tienen soluciones fáciles, observó WWF. ''Los gobiernos se verán obligados a tomar decisiones difíciles'', advirtió, y ''corregir esos problemas requerirá una voluntad política significativa''. Desde India hasta Tanzania, el libro desarrolla una manera de comprender las raíces nacionales e internacionales de la pérdida de biodiversidad, a través de 10 estudios de casos alrededor del mundo.

En cada uno, fracasos políticos y leyes ambientales precarias y mal aplicadas causaron pérdidas de biodiversidad. ''Un enfoque de desarrollo basado sobre todo en la explotación de recursos y el crecimiento económico alienta a los gobiernos a adoptar políticas públicas que generan involuntarias pero graves consecuencias ambientales'', advirtió WWF. Las políticas de desarrollo agrícola llevaron a la producción de soja en las planicies centrales de Brasil, conocidas como el ''cerrado'', fueron determinadas por la necesidad de generar divisas extranjeras a través de las exportaciones. Esa región única de praderas y bosques ha sido transformada por el rápido desarrollo de la agricultura comercial desde los años 60, señala el libro.

El principal objetivo de la política agrícola brasileña ha sido mejorar la balanza de pagos mediante el apoyo en gran escala de los cultivos intensivos. Como el precio internacional de la soja subió entre los 60 y los 70, el gobierno brasileño invirtió en el sostén de los precios, créditos y subsidios para promover la expansión de sus cosechas. Ahora, la soja es el segundo producto de exportación de Brasil, pero la consecuencia de su monocultivo ha sido la destrucción de hábitats naturales.

Los efectos indirectos fueron la llegada de nuevos inmigrantes a esa área, así como el desplazamiento de pequeños campesinos y peones de granja a las zonas urbanas y hacia el Amazonas, mientras las pequeñas propiedades resultaron absorbidas por grandes empresas comerciales. En Filipinas, los altos índices de pérdida de biodiversidad fueron determinados por la explotación maderera y las presiones demográficas. ''De todos modos, la densidad de población es, a su vez, consecuencia de otros factores históricos y socioeconómicos actuales, en especial de la desigualdad entre los poderes político y económico'', observó WWF.

En Cebú, la isla filipina con mayor densidad demográfica y con una larga historia de colonización, casi todo el hábitat natural se ha perdido. La mayor parte de la selva de Cebú ya había desaparecido a comienzos del siglo. ''La concentración de la propiedad de la tierra ha empujado a muchos campesinos pobres a terrenos marginales y escabrosos donde practican una agricultura destructiva, basada en la tala y la quema'', apuntó. En Tanzania, la pobreza y la falta de compromiso gubernamental hacia la protección del ambiente están fomentando la destrucción de tierras húmedas y manglares.

Agricultura, pesca y plantaciones de árboles para leña y carbón son las principales actividades económicas que afectan esos ecosistemas cenagosos, señaló WWF. Según el libro, los efectos de la pobreza se ven agravados por la falta de infraestructura y servicios de asistencia social, y por el fracaso del gobierno en hacer cumplir las normas existentes sobre uso de recursos naturales. Debido a los malos caminos en los deltas de los ríos Ruvi, Wami y Rufiji, los mercados para peces y productos agrícolas son en gran parte inaccesibles.

Como los impuestos son casi exclusivamente recolectados por los gobiernos distritales y central, las administraciones locales carecen de fondos para mejorar la infraestructura. La pérdida de biodiversidad en Tanzania también ha sido fomentada por programas de ajuste estructural prescriptos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) como remedio para recuperar la estabilidad macroeconómica y promover el crecimiento.

Al mismo tiempo que los cambios políticos impulsan la producción para exportar, se reduce el presupuesto nacional y, por lo tanto, hay escasez de fondos para monitorear y hacer cumplir las leyes que protegen los ecosistemas de manglares en Tanzania, indica el informe. A partir de este y otros casos estudiados, WWF recomendó que los gobiernos nacionales, responsables de corregir las causas de la pérdida de biodiversidad, reconozcan que existe un profundo conflicto entre la búsqueda de desarrollo económico tal como se plantea ahora y la preservación de la biodiversidad.

''Es necesario crear nuevos procesos nacionales para definir y resolver esos conflictos'', insistió WWF, y también urgió a las instituciones internacionales como el Banco Mundial y el FMI a crear incentivos y no desalentar el desarrollo sustentable y la conservación de la biodiversidad. Los tratados internacionales sobre ambiente se ven contrarrestados por gran cantidad de medidas negativas que conspiran contra el desarrollo sustentable, dice el informe. ''En primer lugar, la economía internacional es empujada a adoptar características globales que están cada vez más definidas por corporaciones privadas'', señala el libro.

Al mismo tiempo, agrega, ''las naciones se ven obligadas a ceder su papel como reguladoras de recursos y sectores económicos, mientras los acuerdos comerciales diseñados para reducir las barreras entre países son cada vez más usados para evitar que los gobiernos regulen productos ecológicamente destructivos''. ''Si la comunidad internacional está verdaderamente determinada a frenar la pérdida de biodiversidad, entonces se necesita hacer más para comprender el impacto ambiental del sistema internacional de incentivos y llevar ese sistema a un equilibrio con los objetivos de desarrollo sustentable'', concluyó WWF

Danielle Knight, Tierramerica

 




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