LAS CONFERENCIAS TEMÁTICAS: Medicamentos y Globalización (I)
 

 

Introduccion

Después de que este trabajo estuviera entregado, un acontecimiento del que se habla en el mismo, llegaba a un final en parte sorprendente. Las 39 industrias farmacéuticas, que desde hacía tres años bloqueaban la ley del gobierno sudafricano que permitía la obtención de medicamentos para el Sida a precios muy reducidos en comparación con los ofertados por las industrias que detentan las patentes, daban vía libre a la aplicación de dicha ley al manifestar, el pasado 19 de Abril, ante la Alta Corte de Pretoria que retiraban su denuncia contra dicha ley. Como se dice más adelante, muchas cosas se venían moviendo y hacían pensar en que las posturas más intransigentes no eran ya factibles. En el inicio de este proceso, tres años antes, los grupos industriales farmacéuticos contaban con el apoyo del gobierno de los USA y de la Comisión Europea. En aquel entonces el único argumento que contaba era la defensa a cualquier precio de los derechos de patente como parte esencial de lo que llaman libre comercio. La globalización neoliberal campaba a sus anchas sin una contestación significativa. Sin embargo las cosas han comenzado a cambiar; la denuncia de este proceso globalizador no ha dejado de crecer sobre todo después de Seatle con demostraciones concretas de hasta donde puede llegar su lógica perversa. En el tema del Sida se ve en todo su dramatismo y crueldad apareciendo enfrentados los derechos de patente de los medicamentos a los derechos a la salud de los pacientes. En la medida en que este planteamiento fue apareciendo así de nítido, los gobiernos europeos y en aquel momento la administración Clinton comenzaron a retirar su apoyo a los 39 grupos industriales; a última hora les instaron a que retiraran su denuncia.

Las transnacionales del sector, han intentado encontrar una salida airosa y restablecer su reputación, indicando que antes del inicio del juicio se había llegado a un acuerdo con el gobierno sudafricano por el que éste garantizaba el cumplimiento de los acuerdos comerciales de la OMC. En todo caso, si algo de esto es cierto, veremos en su día las consecuencias de estos supuesto compromisos

Para OXFAM una de las ONG más activas en esta lucha, la victoria es producto de la presión y de las movilizaciones, que han logrado poner en tela de juicio la reputación de las transnacionales farmacéuticas con posibles repercusiones en sus cotizaciones en bolsa. Médicos sin Fronteras, que en poco tiempo logró reunir 270.000 peticiones para la suspensión de dicho juicio hace una valoración similar. Y, evidentemente, ha sido esta movilización internacional el factor principal del éxito de esta victoria parcial.

La industria farmacéutica se ha visto aislada; su actitud en este proceso ha derrumbado ante muchas personas en el mundo la imagen de responsabilidad y compromiso con la salud de las poblaciones, con la que había sabido rodearse. Esta actitud, además, podía poner en entredicho normas "sacrosantas" de la globalización neoliberal. Se imponía pues una retirada, sobre todo teniendo en cuenta la casi segura resolución en su contra del proceso. Los tiempos han cambiado y ahora han comprendido que deben utilizar otras armas y realizar las denuncias sólo en el interior de la OMC (como es el caso de Brasil). Como no podían oponerse a la ley de un gobierno han preferido aparecer, siempre poderosas, dándole permiso para legislar.

De todos modos hay otros argumentos para su retirada. En el momento en que el tribunal acepta la participación en el juicio de una organización que representaba los intereses de los enfermos, las industrias sabían que en el juicio iban a tener que presentar cuentas más claras sobre costes y beneficios. Y desde luego no están por la labor, ya que eso puede significar una puesta en cuestión de los precios establecidos en los paises ricos para esos medicamentos por parte de los estados o de las aseguradoras privadas.

Medicamentos y globalizacion

El presente trabajo propone una aproximación al tema de los medicamentos en el mundo actual. Es un tema complejo que presenta múltiples facetas, algunas de las cuales iremos abordando sucesivamente.

Comenzaremos por algo que, en principio, resulta muy llamativo: el 74% de la produccion de medicamentos en el año 1997 estuvo destinada a la población de 7 paises que en conjunto no representan ni el 15% de la población mundial. Esos paises son EEUU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España.

Evidentemente la razón de esta desproporción no está en que estos paises cuenten con una mayor carga de enfermedades que el resto del mundo, ni cuantitativa ni cualitativamente. Más bien tenderíamos a pensar, con razón, todo lo contrario. Pero sigamos abundando un poco en este tema; se calcula que el mercado farmacéutico en el año 2002 será, en precios de productor, de 400 mil millones de dólares. Pues bien, de ellos tan sólo el 1,2%, o incluso menos, tendrá por destino el continente africano; Asia y Africa juntas representan el 75% de la población mundial y sin embargo a ellas será destinado un 7- 8%, practicamente lo mismo que hace 10 años aunque su población no ha dejado de crecer; en cambio los EEUU han doblado el valor de su mercado farmacéutico en estos 10 últimos años sin que se haya producido un incremeto significativo de su población.

Estos datos son ya de por si suficientes como para comprender que algo no funciona bien. Es fácil imaginar, por otra parte, qué capas sociales son las principales destinatarias, sobre todo en los paises más pobres, de esos escasos porcentajes que el mercado mundial asigna a estos paises.

La industria farmaceutica

En la actualidad el mercado farmacéutico se encuentra en manos privadas. Las transnacionales más importantes del sector son Norteamericanas, Alemanas, Francesas, Suizas, Inglesas, Suecas y Japonesas. Los 20 principales grupos farmaceuticos controlaban en 1999 más del 60% del mercado, porcentaje valorado como muy insuficiente por los directivos de las compañías que consideraban deseable alcanzar cotas similares a los de la industria informática o del automóvil, sectores en los que los 5 principales grupos controlan el 40% y el 50% respectivamente de la cifra mundial de negocios. De hecho el proceso de concentración por medio de adquisiciones, fusiones y otro tipo de acuerdos no ha cesado de crecer a lo largo de los años 90, siguiendo en la actualidad a marchas forzadas. Ejemplo de ello es la fusión,el pasado año, de dos grandes como Glaxo Wellcome y SmithKline Beecham y que detentan ya el 7,5% del mercado, o la previsión de un gasto de cien mil millones de dólares en operaciones de este tipo que hacen que las estimaciones actuales de acaparación de mercado por parte de las 20 primeras empresas esté cerca del 75% La propia patronal indica que es deseable para los grupos alcanzar una talla crítica que permita realizar economías de escala, tener una mayor presencia sobre los mercados,facilitando su reparto, y la capacidad de hacer frente a las presiones ejercidas para bajar el precio de los medicamentos que en varios paises de Europa,sobre todo, realizan los poderes públicos. No se citan las consecuencias que para los trabajadores del ramo (Wellcome despidió a casi todos sus 1600 trabajadores tras la fusión con Glaxo) han tenido estos procesos y sobre todo no se hace ni una mínima alusión, que sería tan correcta politicamente, de relacionar estos procesos con la consecución de algunos objetivos de mejora en la salud de los pueblos.

Pero al lado de este proceso de concentración y acaparamiento del mercado mundial vemos como en algunos paises del sur se ha desarrollado una industria farmacéutica que teniendo inicialmente como objetivo la población de sus propios paises ha sido capaz de producir medicamentos, sobre todo genéricos, a precios irrisorios en comparación con el de los grandes grupos industriales transnacionales. Esta producción llega a realizar un volumen importante de exportaciones a otros paises del sur y puede llegar en la actualidad a plantearse la posibilidad de invertir en investigación para desarrollar nuevas moléculas. Estas industrias, aparte el caso especial de Cuba, se han desarrollado en Brasil, Argentina, Tailandia o La India tratándose en ocasiones de industrias de titularidad pública y en otras de industrias privadas.

La existencia de estos ejemplos constituye una esperanza para miles de millones de personas pero, al mismo tiempo, su número limitado nos habla de las dificultades extraordinarias a las que iniciativas de este tipo se han visto y se ven enfrentadas en la actualidad. Cuando se caracterizan los medicamentos ante todo como una mercancia más, cuando los derechos comerciales pasan por encima de cualquier referencia al derecho a la salud de las personas, cuando se deja que sea el mercado el que actúe y distribuya "racionalmente" los recursos, enfín cuando la desigualdad entre los actores que acuden a ese mercado es tan evidente, es esperable que los grandes grupos maniobren y presionen directamente (con actuaciones judiciales contra legislaciones nacionales, como en Sudáfrica) o a través de las instituciones internacionales (la OMC sobre todo) o de "sus" gobiernos (es interesante ver la relación política y financiera de la industria farmacéutica norteamericana y el actual gobierno del presidente Busch) para obtener ventajas para sus intereses que conllevan, en casi todas las ocasiones, desventajas para otros y consecuencias fatales, como en este caso, para una parte importante de la población que se ve privada del derecho fundamental de acceso a la salud.

Medicamentos esenciales

En los años 70, antes pues de la llegada al poder de Reagan y Thacher, la Organización mundial de la Salud inicia una campaña que tiene por objeto mejorar el acceso a los medicamentos en los diversos paises y contribuir a mejorar la salud de la población mundial. En este contexto, la OMS en 1977 publica una primera lista de medicamentos esenciales, que serían aquellos "que satisfacen las necesidades de la mayoría de la población; por lo tanto deberían estar disponibles en todo momento en cantidades adecuadas y en la forma de administración apropiada". En un principio la lista estaba compuesta por 200 medicamentos; en las revisiones posteriores su número fue aumentando hasta superar los 300. De ellos la inmensa mayoría corresponde a genéricos, algunas excepciones son medicamentos patentados. Hay que señalar que para que un medicamento fuese incluido en la lista aparte de las características de eficacia, seguridad, etc. debería tener también un precio asequible.

Con esta campaña se iniciaba así una posibilidad de llevar a cabo programas concretos que se centraban en la adecuación y reforma de diversas estructuras sanitarias, en la posibilidad de implementar presupuestos para cubrir necesidades más perentorias, en estimular la inversión para poder producir medicamentos esenciales y hasta para favorecer la investigación. Este trabajo permitió avances en una serie de paises y se comenzaron a elaborar algunas leyes que favorecían, por diversos procedimientos, el acceso a medicamentos esenciales en los mismos.

Sin embargo, los tiempos no iban a ser favorables para estrategias, por modestas que fueran, que se plantearan en los paises del sur objetivos de mejora de la salud del conjunto de sus ciudadanos. La crisis de la deuda externa, los planes estructurales impuestos por las organizaciones de la globalización neoliberal ( FMI, BM) ataban de pies y manos a los gobiernos de los paises del sur que, en ocasiones a regañadientes y en otras con pleno convencimiento, procedieron a recortes sucesivos de presupuestos para servicios públicos como el de la salud. En algunos paises se desmantelaron recursos, otros cambiaron de orientación dirigiendo su oferta a sectores solventes del pais, en ocasiones tras ser absorvidos por multinacionales; evidentemente, son situaciones muy diferentes pero que en general no posibilitaban - cuando había voluntad de hacerlo- objetivos necesarios y mínimamente ambiciosos en este terreno.

Hay dos caras del mismo fenómeno que van a ser determinantes de las condiciones actuales de crisis de acceso a los medicamentos que afecta sobre todo a las poblaciones de los paises del sur . De un lado la situación económica general y la imposición de políticas de ajuste, con apertura sin límite de sus mercados a los productos más competitivos procedentes del norte, el abandono de posibles inversiones dirigidas a cubrir necesidades de sus poblaciones, la huida de capitales al exterior hacia los mercados más rentables y seguros de los paises desarrollados, la privatización de sectores productivos y de servicios para pagar los servicios de la deuda,etc. Por otro lado el proceso ya comentado de concentración de la industria farmacéutica que va dando lugar a la formación de los grandes grupos que se ven confrontados entre ellos a una competencia por los mercados pero que al mismo tiempo tienen intereses comunes entre si por lo que actúan y presionan para intentar abolir cualquier legislación que intente poner límites a la ampliación de beneficios y a su peso hegemónico en el mercado de medicamentos. En este sentido la industria farmacéutica se comporta como cualquier empresa privada capitalista, buscando la mayor protección para sus inversiones y persiguiendo la máxima rentabilidad en la venta de sus productos.

Situación actual

Un tercio de la población mundial y más de la mitad de las partes más pobres de Africa y Asia no tienen acceso a medicamentos esenciales y vacunas. Además, en ocasiones, los medicamentos de que disponen han dejado ya de ser útiles por los cambios que se producen en las patologías. Así por dar algunas cifras, cada día mueren 30000 personas por enfermedades infecciosas que nosotros calificamos, en buena parte, como banales, varios millones de niños menores de 5 años mueren al año en los paises pobres debido a enfermedades infecciosas para las que hay tratamientos disponibles y eficaces. Las enfermedades transmisibles siguen siendo la primera causa de muerte (17 millones de personas al año) en los paises pobres, por carecer del acceso a los tratamientos adecuados... Esta situación no es nueva, evidentemente, aunque hasta hace pocos años no ha tenido una cierta relevancia en los medios de comunicación y sólo muy recientemente ha comenzado a ser calificada como insostenible y escandalosa. A ello ha contribuido las movilizaciones que se vienen produciendo por la ausencia de cualquier tratamiento para los pacientes afectados de VIH/SIDA en aquellas regiones del mundo en las que la epidemia es más intensa (el 92% de la población afectada recibe tan sólo el 8% de los gastos) debido, sobre todo, al precio al que se venden los medicamentos que actualmente se emplean, y a las nuevas legislaciones de comercio internacional que, en manos de las grandes corporaciones les pueden permitir bloquear los intentos de encontrar alternativas. Sin duda el hecho de que la epidemia de VIH/SIDA afecte cruelmente también a los paises desarrollados es lo que ha hecho que una cierta sensibilidad se haya despertado y se observen ciertos movimientos de solidaridad ante los intentos de gobiernos e industrias de frenar las alternativas que se desarrollan y que ahora veremos. Debemos recordar, sin embargo, que el SIDA es "tan sólo" una parte, ciertamente muy importante en algunas regiones, de esta problemática.

Factores que determinan la falta de equidad en el acceso a los medicamentos esenciales

Teniendo en cuenta el contexto general que hemos visto anteriormente, examinaremos ahora una serie de factores más inmediatos que determinan actualmente el grave problema de acceso a medicamentos esenciales y que pueden agravarlo todavía más. Estos factores son múltiples; aquí citaremos la falta de producción de algunos medicamentos, la primacía de los intereses económicos en la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, el precio desorbitado de muchos de ellos y, por último, lo que actualmente es sin duda el mayor peligro de agravamiento del problema y que tiene que ver con los acuerdos y normativas internacionales de comercio por parte de la Organización Mundial del Comercio.

Producción inadecuada e insuficiente

Efectivamente se siguen produciendo, vendiendo y utilizando medicamentos que, a causa de las resistencias desarrolladas, han dejado de ser útiles. Es el caso de medicamentos que se siguen utilizando, en los paises del sur, por ser los que están disponibles, para enfermedades como el paludismo, la tuberculosis y las principales enfermedades transmisibles (el paludismo afecta al 40% de la población de 90 paises y provoca actualmente un millón de muertes al año, más que hace 40 años). En otras ocasiones lo que ocurre es que hay una producción insuficiente y así no puede darse una respuesta a las necesidades como ocurre por ejemplo con la vacuna de la fiebre amarilla. Más grave todavía es cuando una industria farmacéutica que tiene la patente de un medicamento deja de producirlo por considerar que ha dejado de ser suficientemente rentable. El caso más tristemente célebre es el del único medicamento útil para la enfermedad del sueño que dejó de ser fabricado a principios de los años 90 y que ha dejado sin tratamiento a decenas de miles de personas que presentan cada año esta enfermedad, regresando a una situación parecida a la de los años 30; dado el escándalo del problema, después de varios años la compañía Hoechst ofreció a la OMS la patente y los derechos de comercialización de la sustancia, pero esto no garantiza una solución al problema dadas las dificultades de encontrar una compañía que quiera comprometerse en una producción duradera y adecuada a las necesidades.

La investigacion

En gran medida la investigación en esta area se encuentra en manos de las grandes compañías transnacionales de farmacia. Partiendo de este dato, no es difícil suponer que son los criterios de mercado los que orientan esta investigación y por lo tanto que vamos a encontrarnos con déficits, abandonos de sectores vitales y múltiples imperfecciones que a pesar de ser constatadas no son corregidas. Así, es totalmente insuficiente la investigación en ciencias médicas básicas, epidemiología, prácticas alimentarias, técnicas apropiadas para cuidados de salud en medio rural o para personas con escasos recursos, efectos indeseables de productos y prácticas clínicas,etc.

En lo concerniente a la investigación farmacológica se ha ido generando una ideología de progreso continuo y casi vertiginoso, de perspectiva de superación de todo tipo de dificultad y que llega a plantearse en ocasiones de forma totalmente fantástica. Además, parece que este progreso constituye un patrimonio de la humanidad del que todos podremos beneficiarnos. Evidentemente, las cosas no son así.

Los sistemas actuales de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos no tienen un compromiso con el interés público, con objetivos de salud pública. Por otra parte en los paises "en desarrollo" estos sistemas han sido siempre insuficientes permaneciendo estancados o en regresión desde finales de los años 70. Es por ello que en los últimos 20 años, de las 1223 entidades farmacéuticas registradas tan solo 11 lo eran para enfermedades tropicales y apenas cuatro de ellas habían sido desarrolladas por las grandes transnacionales del sector.

Pero además vemos que la industria de fármacos concentra sus inversiones en la fabricación de los productos con gran interés comercial pero poco innovadores en término terapéuticos. Se ha realizado en Francia una evaluación de 1779 medicamentos nuevos aparecidos entre 1975 y 1997 pudiendo constatarse que de ellos solamente un tercio podían catalogarse como una verdadera innovación y avance terapéutico. El resto eran imitaciones de productos ya existentes y más o menos exitosos comercialmente a los que se les realizaban pequeñas modificaciones en su molécula. En su inmensa mayoría, estos fármacos tienen que ver con problemas de salud y/o con "preocupaciones" al repecto, de los paises desarrollados (en este caso tratamientos para la obesidad, antienvejecimiento, antidepresivos que son presentados como "píldoras de la felicidad", para vencer la timidez, etc.) y que son lanzados al mercado con la promesa de aportar alguna mejora con respecto a los existentes, aunque no se diferencien practicamente en nada, multiplicando una oferta que presiona continuamente a un sobreconsumo y a un aumento imparable del gasto.

Es importante ir desenmascarando la ideología dominante sobre el I+D en este sector, situándolo en su sitio y sobre todo avanzando en la perspectiva de que tienen que ser los objetivos de salud pública los que deben orientar las prioridades de I+D. Volveremos sobre este tema en los puntos siguientes.

Precios prohibitivos

Varios medicamentos fundamentales no se encuentran incluidos en la lista de medicamentos esenciales debido a la imposibilidad de asumir su coste en los paises pobres. Es lo que ocurre con ciertos antibióticos y con los medicamentos que se emplean actualmente contra el sida (a excepción del AZT que previene la transmisióm de la enfermedad de la madre al hijo) y todo ello sabiendo que una buena parte de las muertes entre la población de 15 a 59 años en los paises de medianos y bajos recursos, son debidas a la tuberculosis y al virus de inmunodeficiencia humana .

Como hemos indicado anteriormente, la crisis de VIH/SIDA ha venido a poner en evidencia la insostenible situación actual, gracias a las movilizaciones de sectores importantes de la población afectada y de grupos que se han solidarizado con ellos tanto en paises del sur como del norte; también gracias a ellos algunos paises del Sur han tomado iniciativas que permiten una reducción del precio de los tratamientos hasta situarlos entre un 1 y un 5% del precio que debe pagarse por el mismo tratamiento en los EEUU. Contra estas medidas luchan los grandes grupos farmacéuticos y "sus" gobiernos del Norte, especialmente los EEUU como veremos más adelante.

Es la industria la que tiene el poder absoluto en el tema de los precios. En ocasiones estos precios son establecidos libremente, con la filosofía de que el mercado se encargará de situarlos finalmente en el nivel adecuado debido a los mecanismos reguladores de la competencia. En otras ocasiones estos precios son establecidos por la industria tras una negociación con los respectivos gobiernos, en un regateo desigual ya que en ningún momento se presentan datos confiables sobre lo que verdaderamente cuesta desarrollar los nuevos medicamentos. Las estimaciones que se hacen sobre el costo de investigación, desarrollo y producción de un nuevo medicamento presentan variaciones muy importantes según quien sea el autor de dicha estimación; así entre el Instituto Nacional de Cáncer, la Oficina de Impuestos de los EEUU por una parte y la patronal norteamericana del sector, las diferencias pueden ser de hasta 300-400 veces superior por parte de esta última. Lo cierto es que esta información se mantiene en secreto aunque, mientras, se toman decisiones sobre precios, en base a datos poco confiables

Actualmente, en la prensa han salido a relucir los enfrentamientos de los grandes de la industria farmacéutica y del gobierno USA en contra de paises como Brasil o Sudáfrica cuyas legislaciones les permite producir o importar medicamentos para VIH/SIDA a precios asequibles para sus necesidades. Y es que en la actualidad, en los EEUU, el precio de este tratamiento se eleva ya a 15000-20.000 dólares por año, mientras que en La India, un laboratorio lo ofrece por 400-600 dólares por año. Aquí nos interesa remarcar únicamente la diferencia en los precios, más adelante volveremos sobre estos conflictos.

La posición de las transnacionales, hasta hace poco, era de total intransigencia y de justificar sus precios en base a los costos de I+D que debían asumir, ya que, argumentaban, de lo contrario la investigación sobre nuevos medicamentos se detendría. En la actualidad su posición ha variado algo en el sentido de que si bien siguen por la vía judicial intentando anular las legislaciones que posibilitan un acceso a estos tratamientos, por otro lado ofrecen a los paises pobres sus tratamientos a precios similares a los que estos ya los producen o pueden importar. Afortunadamente, gobiernos como el de Sudáfrica o Brasil no han cedido a estos gestos porque saben que las soluciones que ellos han encontrado son estables y duraderas mientras que las de la industria pueden ser anuladas en culquier momento, sobre todo si previamente consiguen desmantelar las soluciones alternativas.

Considerando además el reducido tamaño que representa el "tercer mundo" en el mercado farmacéutico mundial, esta postura de la industria farmacéutica, en la actualidad, responde más bien a impedir que se alteren las "reglas del mercado" que a unos hipotéticos daños económicos.

Los argumentos para mantener el precio de los nuevos medicamentos tan altos no se sostienen incluso sin entrar a analizar datos concretos que por otra parte, como ya dijimos, no se facilitan. Efectivamente, no se puede entender cómo la industria Norteamericana vende sus productos al doble de precio en su pais que en su pais vecino Canadá; o cómo un laboratorio de un tercer pais que recibe el permiso del que detenta la patente, por el cual debe pagar, consigue producir el mismo fármaco con reducciones de precio muy importantes y, además, para un mercado mucho más reducido que el del medicamento original. Otro ejemplo llamativo es el de los genéricos de algunos fármacos que se han mostrado con éxito comercialmente; cuando para alguno de estos fármacos los derechos de patente expiran y por tanto pueden comenzar a fabricarse genéricos del mismo, normalmente con una reducción muy considerable en su precio, en ese mismo momento el laboratorio que tenía los derechos de patente reduce drásticamente el precio de su medicamento para que sea competitivo con los genéricos. Además, y esto hay que remarcarlo, buena parte de la verdadera innovación en este terreno es el resultado de planes de investigación y gestión financiados públicamente, de los que posteriormente se aprovecha la industria desarrollando y patentando un producto concreto cuyo precio es similar a otro que, aparentemente, ha desarrollado a lo largo de toda la cadena.

Hay que decir, además, que los presupuestos que la industria farmacéutica destina a publicidad y "marketing" de sus productos, es, como mínimo, similar al que destina a I+D, con la consiguiente repercusión en el precio de los medicamentos.

El razonamiento esgrimido de la necesidad de mantener los precios tan altos que, como estamos viendo, priva a más de un tercio de la población mundial de la posibilidad de acceder a medicametos esenciales con las dramáticas consecuencias que nadie se atreve a negar, debe volverse en contra de quienes lo aducen. Hay que plantear que la situación actual es insostenible y, por lo tanto, se trata de ir a alternativas diferentes de las que hoy existen. Las grandes empresas transnacionales del sector no darán jamás solución a estos problemas ya que sus objetivos son exclusivamente económicos, de obtención de beneficios (en esto sí que son expertas, ya que se trata de uno de los sectores económicos más rentables) y no de salud pública, que es desde donde debe plantearse la crisis actual de acceso a las tecnologías médicas.

Y es que, efectivamente, el amplio campo de los servicios de la salud se presenta ante la industria farmacéutica como un nuevo y gran mercado de consumo, orientado a satisfacer las necesidades, en muchos casos superfluas y creadas artificialmente, de los habitantes de los paises privilegiados del norte, en perfecta sintonía con la ideología de poder disponer de una salud parfecta que existe en los paises ricos y desarrollados. Esto lleva a profundizar más las enormes desigualdades y desequilibrios ya existentes ante la vida y la muerte, volcándose los recursos en una medicina privada (con demanda de privatización de los sectores más rentables en manos públicas en algunos paises), de gran consumo tecnológico, que detrae recursos de todo tipo para una adecuada atención sanitaria de los paises más pobres, es decir de la inmensa mayoría de la población

La OMC al servicio de sus amos

La Organización Mundial del Comercio existe desde 1994. En la creación de esta organización hay una ausencia total de cualquier planteamiento que tenga que ver con cuestiones de salud; en dicho proceso no ha participado para nada la Organización Mundial de la Salud ni cualquier otra instancia afín. Sin embargo las negociaciones que se realizan en su interior establecen acuerdos que, en la perspectiva de su liberalización, abarcan a todo el comercio, de manera global, entrando por ello también todo lo relacionado con los medios terapéuticos y de atención a la salud.

Entre éstos, se encuentra el Acuerdo de Protección de la de Propiedad Intelectual relacionada con el Comercio (TRIPs en inglés o ADPIC en francés). El objetivo del mismo fue el de universalizar las normas relativas a la protección de los derechos de propiedad intelectual. Los paises desarrollados vieron cómo, a lo largo de los años 80, se iba produciendo una erosión gradual de su supremacía en manufactura y tecnología como resultado del surgimiento de los paises asiáticos que se convertían en sus competidores. En base a ello, los grupos de presión de la industria convencieron a sus gobiernos de la necesidad de vincular el comercio con la protección de los derechos de propiedad intelectual, para impedir la imitación y aumentar la rentabilidad de la investigación. La protección de estos derechos de propiedad intelectual era una herramienta para garantizar la ventaja comparativa que había asegurado hasta entonces la supremacía tecnológica de los paises desarrollados. Se crea así un sistema de patentes que no hace diferencia alguna entre los productos pertenecientes a una u otra rama de la producción; queremos insistir en que no se trata de un sistema de patentes específico, en este caso para los medicamentos, y por tanto que pudiera tener en cuenta alguna especificidad. Las características de estas patentes son:

= Para un plazo mínimo de 20 años. Las compañías farmacéuticas tendrán el monopolio de la sustancia patentada durante este plazo con la consiguiente repercusión sobre el precio al verse libre de toda competencia; por supuesto ningún genérico podrá salir al mercado durante estos 20 años.

= La patente de este Acuerdo amplía el ámbito de aplicación al hacerse no sólo sobre el proceso, es decir sobre la tecnología y el método de fabricación, sino que lo hace también sobre el producto, lo cual da lugar a una protección absoluta del mismo. Cabe además la posibilidad de, una vez agotada la patente sobre el producto, intentar conseguir ampliaciones de la patente para el proceso, formas de uso, dosificación o combinación con otras sustancias.

= Las patentes deben ser reconocidas para los productos en todos los paises tanto si son fabricados en el pais como si son importados. Esto quiere decir que una transnacional puede abastecer los mercados mundiales con el monopolio que le concede su patente,exportando el producto terminado y sin tener que
realizar inversión directa extranjera ni transferir tecnología.
Por lo que respecta a los medicamentos, en el momento de la firma de TRIPs se valoraron una serie de posibles repercusiones. Las tres principales fueron:

1.- Podría servir para estimular la I+D ( no se ha cumplido )
2.- Podría provocar una tendencia a la homogeneización de los precios, pero al alza tendiendo a aproximarse a los de los EEUU ( sí se ha cumplido: 17 en Argentina, 24% en Brasil, 44% en México...)
3.- Limitaría las transferencias de tecnología a los paises en vías de desarrollo ( sí se ha cumplido ).

El TRIPs se ha firmado en el año 96. Inicialmente comprometía tan sólo a los paises desarrollados, que han debido modificar sus leyes en caso necesario para adaptarlas al Acuerdo. Posteriormente el resto de los paises deben obligatoriamente ir adaptando sus legislaciones según su grado de desarrollo,( por ejemplo, ahora le ha tocado el turno a paises como Brasil) debiendo haber terminado todo el proceso de adaptación de los paises que integran la OMC para el año 2006.

Antes del Acuerdo sobre TRIPs, más de 50 paises tenían legislaciones que les permitían no conferir patentes sobre productos farmacéuticos. Entre estos paises estaba el Estado español y algunos paises desarrollados. Esta posibilidad de escapar a los derechos de patente sobre los productos farmacéuticos es lo que ha permitido a paises del Sur tomar una serie de iniciativas que han facilitado una mejor accesibilidad a los medicamentos y poder desarrollar una industria propia. En el pasado mes de Febrero, el gobierno de los EEUU ha denunciado a Brasil anta la OMC porque continúa produciendo la triterapia para VIH/SIDA a precios muy asequibles, lo cual le ha permitido realizar un programa de tratamiento para casi 100.000 enfermos; la legislación de Brasil permite continuar realizando esto al acogerse a algunas clausulas de excepción de TRIPs, que luego veremos, pero los EEUU entienden que por encima de estos derechos de los pacientes están los derechos de sus grupos transnacionales. Otro juicio actualmente en curso es el de buena parte de la industria farmacéutica contra una ley del año 1998 del gobierno de Sudafrica, que no ha podido aun aplicar por culpa de esta denuncia, y que le permitiría fabricar y/o importar la triterapia para el VIH/SIDA de laboratorios, en este caso de La India (que aun no está obligado a los derechos de patente) y que se la ofrece a un precio de un 2-4% del precio de los detentadores de las patentes. La legislación de Sudafrica se ampara también en clausulas especiales del Acuerdo sobre TRIPs.

El Acuerdo sobre TRIPS reconoce excepciones en los derechos de patente. Estas serían:

- Importaciones paralelas: está basada en las diferencias importantes de los precios que pueden observarse en diferentes paises para un mismo producto. Esta excepción a la que intentan acogerse las legislaciones, por ejplo. la de Sudáfrica antes comentada, le permitiría a un pais importar un medicamento de otro pais en el cual ese medicamento fuese más barato que el precio puesto por el que detenta los derechos de patente en el suyo.

- Licencias obligatorias: prevee la posibilidad de que una autoridad legal (tribunal de justicia, un gobierno) otorgue una licencia para la producción de un producto, en este caso un medicamento, a un tercero distinto del que detenta la patente. Este artículo, establece la necesidad de que concurran una serie de circunstancias para su aplicación (casos de emergencia, urgencia o prácticas anticompetitivas) prevee una limitación en el tiempo y ámbito de aplicación, así como una compensación al detentador de la patente.
Estas dos excepciones no son una panacea e incluso en muchos casos no servirán de nada. Por ejemplo una triterapia para el VIH/SIDA obtenida al precio más barato de 400 dólares año de los laboratorios de La India, no sirve para nada en paises en donde el gasto sanitario por persona y año no llega siquiera a los 10 dólares; el problema es mucho más profundo y engloba diferentes factores. Pero ello no quita para que debamos defender la aplicación de dichas medidas que pueden resultar útiles para muchas personas y permiten un cierto grado de control sobre los intereses abusivos de la industria farmacéutica. Esta ya ha advertido que está en contra de la práctica de estas medidas ya que "su impacto será negativo para la investigación y desarrollo de medicamentos que son necesarios para todo el mundo".

De hecho y aun antes de la firma del Acuerdo sobre TRIPS, las presiones realizadas sobre los gobierno de paises en desarrollo han sido y continúan actualmente siendo desmesuradas. El gobierno de los EEUU presionó inicialmente al de Sudáfrica para que no siguiera adelante con su ley sobre medicamentos; posteriormente y ante las movilizaciones de protesta desarrolladas en los propios EEUU, el gobierno de Clinton parece que dejó de intervenir siendo las industrias las que han presentado la denuncia ante el Tribunal Constitucional de Sudáfrica; de todos modos, no sabemos lo que ocurrirá si, por fin, el gobierno sudafricano puede ejercer su derecho a otorgar una licencia obligatoria, sobre todo tras el relevo en la Casablanca y la implicación de la industria farmacéutica con la nueva administración. También EEUU ha presionado sobre Tailandia en contra de sus leyes para acogerse a estas excepciones del acuerdo sobre TRIPS. Médicos sin Fronteras ha podido constatar cómo estas presiones iban acompañadas de amenazas sobre limitaciones sobre sus exportaciones de textiles, o un aumento en los aranceles sobre productos forestales y joyería. En otros casos las presiones sirven para "convencer" a gobiernos para que renuncien por ley a llevar a cabo exportaciones de productos y anular así de raiz la posibilidad de que se produzcan importaciones paralelas, como es el caso de Argentina.

Es curioso ver cómo la mayoría de paises desarrollados tienen en sus leyes estas posibilidades de otorgar licencias obligatorias. Al frente de ellos se encuentra,evidentemente, EEUU que además con frecuencia ejerce ese derecho para luchar contra lo que entienden que pueden ser prácticas anticompetitivas, o bien para cumplir fines gubernamentales.

Pero aparte de estos medios de presión bilateral, que en ocasiones cuando se desvelan crean una mala imagen sobre el que la realiza, provocando incluso un cese de la misma, existe la posibilidad de presentar una denuncia en la OMC en donde se produce una resolución en el tribunal de diferendos que obliga a las partes. Esto es lo que ha hecho EEUU con Brasil, el pasado mes de febrero con el otorgamiento de licencia obligatoria para los retrovirales contra el VIH/SIDA; veremos cual es su resolución, pero en general las resoluciones de este tribunal priman siempre lo que ellos entienden como "libre comercio" sobre otras consideraciones incluidas las de salud, como hemos podido ver en el caso de la carne hormonada de los EEUU, entre otras.

Alternativas

El objeto de este trabajo es el de intentar mostrar una situación que podemos calificar de dramática y en muchos casos escandalosa. Es una situación de desiguldad radical entre paises y personas en la que están en juego aspectos fundamentales de la vida o la vida misma; es una situación de injusticia que no sólo no se aminora, sino que hemos visto cómo puede incluso agravarse. Pretendemos ante todo realizar una labor de divulgación y a través de ella tratar de conectar con sectores de la sociedad que se incorporen a un movimiento que se desarrolla en todo el mundo y que trata de resistir y oponerse a las diferentes consecuencias del sistema global en el que estamos inmersos. Es obligatorio decir que muchas cosas de las aquí expresadas son temas tratados por organizaciones sociales como Médicos sin Fronteras o Health Action International entre otras, que de una u otra forma y desde su perspectiva, vienen trabajando desde hace años; a ellos corresponde el mérito principal de haber sido capaces de señalar problemas y apuntar acciones que entienden van en el camino de su solución.

Las soluciones son, desde luego, complejas y deben apuntar contra un orden económico injusto, contra un sistema de relaciones internacionales basado en la fuerza, las amenazas y el chantaje, contra un sistema cuyas decisiones son tomadas por poderes sobre los que no hay posibilidad de control por parte de los ciudadanos,etc. En definitiva, soluciones que deben apuntar contra este orden global neoliberal. Ello no impide que deban ser apoyadas medidas como las antes apuntadas de las importaciones paralelas o las licencias obligatorias y que se encuentran, por así decirlo, reconocidas por el propio sistema. Hay además otra serie de medidas en las que convendría insistir y que parten de anteponer los objetivos de salud pública a cualquier otra consideración en este terreno y que, por tanto, ponen en entredicho la primacía absoluta de los aspectos comerciales, hoy por hoy prioritarios; de este cuestionamiente debe derivarse un sistema alternativo al actual en cuanto a investigación médica esencial, a establecer las prioridades del mismo, a favorecer el desarrollo de dicha investigación en todos los paises y areas del mundo, a establecer impuestos sobre los enormes beneficios de las empresas de tecnologías médicas para impulsar dicho desarrollo de la investigación. Debería plantearse un sistema alternativo al actual, en su mayor parte delegado a las transnacionales que lo esgrimen para establecer altos precios y la necesidad del régimen de patentes, y sustituirlo por otro basado en un reparto de los costos de investigación y desarrollo de nuevos medios terapéuticos según el nivel de desarrollo de los paises y su capacidad de pago; es necesario crear un movimiento de defensa del derecho a tener acceso a los medicamentos esenciales, para asegurar que todas las personas que tengan necesidad de los mismos, tengan la posibilidad de disponer de ellos. Con este fin han de fomentarse, en todos los paises, políticas concretas de salud pública.

La Federación Internacional de la Industria del Medicamento y en concreto su sección del estado español en varias ocasiones y, recientemente en relación con el juicio que se celebra en Sudáfrica, manifiesta su posición en defensa de sus intereses y, en este caso, de la industria farmacéutica de aquel pais en contra de la legislación del gobierno. Sus argumentos en defensa de los sitemas de precios y de los derechos de patente son conocidos; también "su buena disposición" a colaborar para mejorar el acceso a medicamentos en los paises pobres, eso sí con medidas caritativas por su parte, cuando se ponen de manifiesto situaciones de gran injusticia y se ven presionados pero manteniendo intocable el conjunto del sistema; argumentan además que existen otros factores sanitarios y de política general que influyen poderosamente en las deficiencias de accesibilidad a los medicamentos -que al parecer no tienen nada que ver con ella- y entre los que incluye la despreocupación de los gobiernos del sur por la salud de sus habitantes o la no prioridad de este tema frente a otros como los represivos y de gasto en armamentos,etc. Es posible que no le falte razón a la industria farmacéutica en alguna cosa de las que dice, pero está claro que ella, teniendo que contentar ante todo a sus accionistas, teniendo que hacerse atractiva para seguir recibiendo una financiación "adecuada" para su expansión ilimitada, no goza de la mejor posición para solucionar estos problemas; más bien ella,en el momento actual, es el problema o al menos una parte considerable del mismo. Es curioso ver la reacción de las grandes transnacionales ante el problema de Suráfrica cuando todo el continente africano representa, tan sólo, algo más del 1% del mercado mundial del sector. Se trata de mantener ante todo unas normas (curiosamente llamados Acuerdos) y unas regla de juego que aseguren sin posibilidad de fisuras el predominio absoluto de las grandes transnacionales.

De todos modos algunas cosas se están moviendo, gracias a las denuncias y movilizaciones en curso. Hemos de recordar que hace tan solo unos meses , en Junio del 2000, se celebró en Ginebra la 24ª Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Social (Copenhague+5). En ese marco, el Grupo de los 77 paises en desarrollo propuso la posibilidad de excluir las medicinas esenciales del régimen de patentes; ante dicha propuesta se produjo una reacción vehemente en contra, por parte de los paises desarrollados: EEUU, Unión Europea, Japón y Canadá. Sus argumentos eran exactamente idénticos a los de la gran industria farmacéutica de la que se hacían fervientes defensores, frente a los argumentos de paises y gobiernos que, como ellos, se encontraban enfrentados a la necesidad de responder a los problemas de sus poblaciones. Sin embargo ante la injusticia de los problemas denunciados, es ineludible algún cambio por parte de alguno de ellos; estos cambios pueden pasar actualmente por una defensa del derecho de algunos paises de aplicar las excepciones del Acuerdo de TRIPS de un modo irrestricto, al menos durante un período de tiempo mientras no se encuentran otras fórmulas de compromiso. Oportunidades no les faltarán para ir más allá y defender, por ejemplo la propuesta del Grupo Espíritus Afines ante la OMC para que las medicinas esenciales formen parte de la lista de excepciones de patentibilidad que recoge el propio Acuerdo sobre TRIPS (art.27.3). A nosotros corresponde presionar aquí para denunciar la presumible continuidad de estas políticas.

Madrid, marzo 2001

Observatorio sobre servicios públicos y globalización: salud
ATTAC Madrid

 




Documento en Word