Desde Seattle a Génova, los encuentros y foros que han
servido de punto de referencia al "movimiento anti-globalización"
/1 han obtenido, en general, una valoración positiva
de todos los sectores del movimiento. En cambio, el Foro Social
Mundial, que ha celebrado su segunda edición en Porto
Alegre el pasado mes de enero, ha levantado una fuerte polémica,
en la que se han expresado puntos de vista muy diferentes sobre
su significado y sobre su futuro: así, hemos leído
estos días, desde la descalificación global del
ex-secretario general de la CGT, José María Olaizola,
y de militantes de la CNT, hasta balances muy positivos de gentes
tan distintas como Rafael Alegría, secretario general
de Vía Campesina, Christophe Aguiton o Susan George,
de ATTAC, Michel Albert, de la red Znet, o José Vidal
Beneyto, pasando por quienes, reconociendo aspectos importantes
positivos, prevén, y simpatizan, con una ruptura entre
el sector "reformista" y el sector "radical",
como James Petras... /2. Más aún, al regreso de
Porto Alegre nos hemos encontrado a muchos colegas del movimiento,
muy escépticos y distantes del Foro Social Mundial, considerando
que era ya, o estaba condenado a ser, una plataforma cooptada
por la socialdemocracia.
Estos debates van a estar presentes en el desarrollo del Foro
Social Mundial, incluyendo el Foro Social Europea (FSE), que
tendrá lugar en Italia a finales de año /3, en
cuya preparación ya estamos inmersos. Pensando en este
proceso, con el que nos sentimos muy comprometidos, hemos escrito
estas notas, no como una crónica, sino como un documento
de trabajo, seleccionando algunos puntos que pueden tener mayor
interés para las próximas actividades y debates.
La Carta de Principios. Unos meses después del I Foro
Social Mundial, que se realizó en Porto Alegre en enero
del 2001, el Consejo Internacional adoptó una Carta de
Principios que es su única definición política.
Es un texto de carácter muy general, pero bastante claro
en algunas ideas centrales.
Por ejemplo: "El Foro Social Mundial es un espacio abierto
de encuentro para ahondar la reflexión, para un debate
democrático de ideas, elaboración de propuestas,
libre intercambio de experiencias y articulación de acciones
eficaces por parte de entidades y movimientos de la sociedad
civil que se opongan al neoliberalismo y al dominio del mundo
por el capital o por cualquier forma de imperialismo y que se
empeñen en la construcción de una sociedad planetaria
orientada hacia una relación fecunda entre los seres
humanos y de estos con la Tierra. (...) Las alternativas propuestas
por el Foro Social Mundial se contraponen al proceso de globalización
comandado por grandes corporaciones multinacionales y por los
gobiernos e instituciones que sirven a sus intereses, con la
complicidad de los gobiernos nacionales. (...) como espacio
de debates, es un movimiento de ideas que estimula una reflexión
y una divulgación transparente de los resultados de la
reflexión sobre los mecanismos e instrumentos de dominio
del capital y sobre los medios y las acciones de resistencia
y de superación de ese dominio (...)".
El texto admite lecturas "moderadas", "reformistas"
o "radicales". Pero hace falta un notorio cinismo
para, por ejemplo, apoyar la política "antiterrorista"
de la Admnistración Bush en cualquiera de sus aspectos
y, a la vez, manifestarse de acuerdo con el FSM. La participación
en Porto Alegre II de diputados de orientación socialdemócrata
que habían votado en sus Parlamentos a favor de la guerra
en Afganistán provocó una justificada y extensa
indignación, que expresó la delegación
del movimiento italiano en una censura pública contra
los diputados de Demócratas de Izquierda presentes en
el Foro Parlamentario.
A partir de aquí, se abre un debate interesante sobre
la Carta de Principios. ¿Habría que modificarla
para introducir posiciones claras y contundentes sobre temas
tan decisivos como la guerra? El problema transciende al texto
de la Carta como tal y se refiere, en realidad, a las características
del Foro como espacio unitario.
El FSM debe tener límites visibles con su antagonista,
representado simbólicamente por el Foro Económico
Mundial de Davos, (que este año se celebró en
Nueva York). Intentar establecer "pasarelas", invitaciones
mutuas u otras instancias de "reflexión común",
como recomiendan diversos promotores de la "globalización
de rostro humano", debilitaría gravemente el carácter
alternativo del FSM y abriría, sin duda, una brecha interna
de difícil sutura. Pero hasta el momento, esta delimitación
funciona, como han comprobado un representante del Banco Mundial
y el primer ministro belga que vieron rechazadas su solicitud
de acreditación.
Garantizado esto, es positivo que el Foro defina un campo político
muy amplio, como el que establece la Carta de Principios, aunque
sea utilizado por gente con poca vergüenza. Lo importante
es que personas y organizaciones que rechazan seriamente el
neoliberalismo, aunque sean políticamente "moderadas",
puedan estar dentro de la "alianza amplia" que es
necesario crear. Porque Porto Alegre, tanto I como II, han mostrado
que, en este marco, el "sector militante" del Foro
(término que preferimos a otros, como "radical",
"alternativo" o "los movimientos sociales",
por razones que se explicarán más adelante) puede
trabajar muy bien, tomar posiciones claras sobre los acontecimientos
de la actualidad y extender su influencia, lo cual es un objetivo
de primer orden.
Ante temas de máxima importancia y actualidad, como
la guerra, lo que faltó en Porto Alegre II no fue, pensamos,
la reapertura un debate "constituyente" sobre la Carta
de Principios, que hubiera consumido mucha energía, sin
garantizar frutos positivos, sino la introducción formal
de este tema en las Conferencias del Foro, con una discusión
abierta entre las diferentes opiniones presentes que pudiera
mostrar a plena luz el juego de quienes hablan en Porto Alegre
de que "otro mundo es posible", mientras apoyan en
sus países al "viejo mundo".
Los otros Foros. "En el contexto" del Foro Social
Mundial, pero con autonomía respecto a él se realizan
otras actividades, entre las que destacan un Foro Parlamentario
y un Foro de Autoridades Locales. Está claro que se trata
de actividades de "acompañamiento" que no deberían
interferir, ni competir con el FSM, el cual asume el protagonismo
total de la iniciativa de Porto Alegre. Así lo entienden,
por otra parte, muchos de los que participan en estos foros
con el objetivo de extender la lucha que representa el FSM,
constituyendo redes de parlamentarios, y autoridades locales,
comprometidas en la práctica con los principios de Porto
Alegre.
Pero en realidad, las relaciones entre los tres foros no marchan
bien. En Porto Alegre II, el Foro de Autoridades Locales se
realizó antes del FSM; tuvo un desarrollo muy discreto,
apenas se notó la presencia de sus participantes en el
FSM y sólo se dio a conocer por una resolución
final poco interesante y de tono muy moderado ("Intervenir
en el escenario internacional por otra globalización,
que supere el actual dominio financiero, acepte las instancias
democráticas internacionales, sea coherente con las decisiones
democráticas locales, nacionales y regionales, y asegure
el desarrollo sustentable. (...) Deciden participar en el programa
propuesto por el Secretario General de las Naciones Unidas para
acompañar el proceso de paz en el mundo y se comprometen
en desarrollar la cultura de la paz en las políticas
públicas por la inclusión social, realizando una
diplomacia de gobiernos locales y de sociedad civil para que
las ciudades y sus instituciones cumplan un papel activo por
la paz"); la decisión más interesante adoptada,
si se llegara a concretar, sería la cooperación
con ciudadades argentinas ("...ha sido lanzada en este
Foro una iniciativa solidaria con las ciudades argentinas, con
el objetivo de contribuir con el apoyo material al sistema de
la salud local").
En cuanto al Foro Parlamentario tuvo como expresión más
visible el desembarco de una nutrida delegación socialdemócrata,
encabezada por el PS francés, a quien corresponde la
responsabilidad de la absurda, pero significativa oposición
a que se nombrara a "Afganistán" en una resolución...
contra la guerra /4. Aprobó además una docena
de resoluciones, unas mejores y otras peores, pero cuya escasa
utilidad quedó disminuida por el descrédito general
provocado por todos los incidentes a que nos hemos referido.
¿Tiene sentido mantener Foros paralelos "en el contexto"
del FSM? La ventaja está en mantener el carácter
exclusivamente "social" del FSM ("El Foro Social
Mundial reúne y articula únicamente a entidades
y movimientos de la sociedad civil en todos los países
del mundo", dice la Carta de Principios). El inconveniente
está en dar cauce a actividades que se legitiman por
referencia al FSM, pero se sitúan de hecho al margen
de sus actividades y, en el peor de los casos, pueden pretender
hablar en su nombre, u otras formas de "cooptación".
Además, existe un problema de "imagen" del
FSM derivado de esta relación equívoca con los
"foros paralelos". De cara afuera, las diferencias
no quedan claras, y eso favorece las confusiones sobre el perfil
real del Foro Social Mundial. Muchos de los partidarios de "globalización
con rostro humano", cuya presencia en Porto Alegre fue
aireada a bombo y platillo, sólo participaron en los
"foros paralelos", tuvieron una relación marginal
con el FSM, pero su proyección mediática le hacía
aparecer como "portavoces".
El Foro Social Europeo ha decidido organizar un solo Foro con
la idea de integrar todos los debates en él, y pensando
que ésta es la mejor opción para evitar intentos
de "cooptación" y maniobras similares; vamos
a ver cómo marcha la experiencia.
En todo caso, hay que intentar encontrar una solución
a estos problemas. Entre las organizaciones sociales se percibe
ampliamente una desconfianza hacia "las instituciones"
/5 y hay motivos sobrados para ello. El empeño en afirmar
la soberanía de las organizaciones sociales en todo lo
que se refiere al FSM está justificado. Pero habría
que hablar abiertamente sobre cuáles son los ámbitos
y las condiciones para una colaboración útil con
parlamentarios y parlamentarias y con las autoridades locales
(se entiende, que con aquellos y aquellas con los que esta colaboración
tiene sentido para el movimiento). Hasta el momento, los "foros
paralelos" no están funcionando bien.
Las estructuras organizativas. El Consejo Internacional (CI)
dirige el FSM y tiene muy amplias atribuciones: " El CI
será una instancia permanente que asegurará la
continuidad del FSM (tendrá un papel protagonista en
la orientación de las directrices políticas y
en la definición de las líneas estratégicas
del FSM. (...) El CI deberá existir como un espacio que
se articula de forma permanente y abierta con otros movimientos
y luchas sociales. El CI no será una instancia de poder
y no tendrá mecanismos de luchas de representación,
ni de votos. El CI debe contemplar en su composición
un equilibrio en relación a la diversidad regional y
de sectores de la sociedad y no será una estructura burocrática
que pretenda representar a la sociedad civil. La representatividad
del CI resultará de sus aciertos, o sea, de su capacidad
de mundializar, enraizar, dar organicidad y continuidad al FSM"
/6.La composición del CI se estableció por cooptación
a partir del núcleo inicial del que surgió la
idea (básicamente, Le Monde Diplomatique y las organizaciones
sociales brasileñas que conformaron el primer Comité
Organizador, particularmente la CUT y el MST, con el apoyo de
las autoridades de Porto Alegre y Río Grande del Sur
/7). Como las reuniones son abiertas y no ha estado clara la
distinción entre "miembros" y "observadores",
el CI se ha convertido en una estructura amplísima (ONGs
de diverso tipo, sindicatos, redes de comunicación, centros
de estudios, organizaciones solidaridad religiosas de diferentes
confesiones, organizaciones de mujeres, de pueblos indígenas,
campañas internacionales, redes del movimiento antiglobalización,
pequeños grupos locales...) de composición difusa,
pero con una capacidad de decisión determinante, por
ejemplo, sobre todo el programa de actos del FSM. El dispositivo
transmite una imagen opaca, a la vez abierta e inaccesible (
que recuerda a la "tiranía de las estructuras informales").
Probablemente, una cierta "informalidad" fue inevitable,
e incluso positiva en un primer momento. Pero a medida que las
tareas se diversifican y se hacen más complejas, y el
Foro adquiere mayor peso internacional y por tanto una más
fuerte capacidad de atracción, esta nebulosa organizativa
es una fuente potencial de conflictos. El problema no está
en funcionar por consenso, lo cual es lógico en un proceso
tan amplio como el FSM, sino en quienes son las organizaciones
y personas que establecen los consensos, cómo lo hacen,
qué información dan de sus acuerdos y que mecanismos
de posible participación tienen, incluyendo la posibilidad
de manifestar desacuerdos y hacer contrapropuestas, para quienes
no forman parte de los organismos decisorios.
Más que un amplio catálogo de normas, lo que
hacen falta son buenas prácticas y buena información.
El camino más sencillo para afrontar estos problemas
es de abajo a arriba y de las partes hacia el conjunto. Por
eso, el Foro Social Europeo debe ser una experiencia importante,
así como la que lleve adelante el secretariado de los
movimientos sociales que se ha encargado a la Vía Campesina-
MST y a la CUT. En la primera reunión internacional de
preparación del FSE, celebrada en Bruselas el pasado
9 de marzo, se decidió optar por un esquema organizativo
y un proceso de preparación más abierto y claro
que el del propio FSM: inexistencia de un "Consejo Europeo"
del FSE; creación de grupos temáticos de trabajo
y de reuniones periódicas de coordinación abiertas
a todos aquellos movimientos que quieran participar en el proceso,
etc.
Es un paso en la buena dirección, aunque hará
falta saber materializarlo.
El desafío del 2º Foro. En vísperas de Porto
Alegre II, el FSM tenía que responder a un desafío:
verificar si el movimiento anti-globalización se había
recuperado del impacto político, muy negativo, del 11
de septiembre. Sobre todo, se trataba de calibrar el ánimo
de la gente, la determinación a continuar la lucha, la
capacidad del FSM para servir de referente a las organizaciones
y movimientos contrarios a la globalización neoliberal,
su utilidad para articular luchas contra el neoliberalismo y
la guerra... En los cuatros meses transcurridos, los datos que
llegaban del movimiento internacional eran contradictorios:
desarrollo desigual del movimiento contra la guerra; reacciones
muy débiles frente a la Asamblea de la OMC en Dohá;
enfin, estaban por ver las consecuencias de dos hechos recientes:
el caso Enron y los acontecimientos en Argentina, las "otras
dos torres gemelas" , según la expresión
de Walden Bello.
La propia capacidad de convocatoria del II FSM fue un primer
dato concluyente y positivo: en Porto Alegre se reunió
una muestra amplia y representativa del movimiento, aunque con
desequilibrios y ausencias que veremos más adelante.
Además, el clima generalizado de esperanza y de entusiasmo
no fue simplemente el efecto de síndrome del "territorio
liberado", de la posibilidad de convivir durante unos días
compartiendo objetivos y proyectos con miles de personas de
todo el mundo: expresó además, al menos para una
parte muy considerable de los y las participantes, el compromiso
de continuar la lucha "contra el neoliberalismo, el militarismo
y la guerra", según el título de la Declaración
de los Movimientos Sociales.
Pero mas allá de esta valoración general, hay
que considerar que persisten dificultades considerables. Por
ejemplo, la vinculación entre lucha contra el neoliberalismo
y lucha contra la guerra ha tenido una respuesta muy positiva
en Italia y también en Gran Bretaña, pero éstas
son más bien las excepciones.
La situación en los EE UU es un caso extremo en sentido
contrario: allí el 11-S significó una ruptura
entre los sindicatos de la AFL-CIO, que pasaron a apoyar a Bush,
y las organizaciones que tuvieron la valentía de denunciar
a su propio gobierno. Hubo algunos signos de cambios positivos
en Porto Alegre: en primer lugar, la presencia de más
de 400 personas de organizaciones estadounidenses, incluyendo
algunas de las que habían sucumbido a la presión
patriotera unos meses antes. Incluso, el dirigente de la AFL-CIO
John Sweeny participó en la manifestación de protesta
frente al hotel en que se reunía el Foro Económico
Mundial, trasladado de Davos a Nueva York y desde allí
envió un saludo cordial, aunque ambiguo, al Foro de Porto
Alegre. Algo se mueve, pero muy lentamente: ni siquiera las
organizaciones vinculadas al movimiento sindical y situadas
más a la izquierda, como Jobs with justice, se atreven
aún a convocar las acciones de protestas contra la Asamblea
del FMI y el BM los días 17 y 18 de abril y se limitan
a anunciar que sus militantes asistirán "individualmente".
Éstas son expresiones de un problema más general:
la ofensiva global neoimperialista posterior al 11 de septiembre
exige al movimiento vincular su lucha general "anti-globalización"
con los conflictos, crisis y brechas concretas que se suceden
en la situación internacional: desde Argentina a Palestina,
desde el caso Enron al Plan Colombia, desde la nueva edición
de la Ronda del Milenio de la OMC lanzada oficialmente el 1
de febrero hasta el ALCA (Tratado de Libre Comercio de las Américas),
que amenaza instaurarse a ritmos acelerados en el futuro inmediato.
¿Cómo mantener en estas condiciones, un marco
unitario amplio en el FSM y la necesaria articulación
de luchas, en las que hay que afrontar conflictos directos con
instituciones internacionales y gobiernos, hay que mostrar la
coherencia entre la Declaración firmada en Porto Alegre
y las acciones y acuerdos prácticos en cada país?
Ésta es la tarea más compleja que ha quedado pendiente
tras el II FSM.
"Reformistas" y "radicales". "En realidad,
el Foro se dividió entre reformistas y radicales. (...)
En la discusión de 'alternativas', los organizadores
oficiales enfatizaron el imperialismo 'reformado' y el capitalismo
'regulado', mientras que los movimientos sociales radicales
abrieron un debate y pusieron sobre la mesa la discusión
acerca del socialismo. La Declaración final de los movimientos
sociales reflejó un compromiso entre los reformistas
y los radicales. Por un lado, hubo un diagnóstico radical
de los problemas del mundo y un calendario repleto de movilizaciones
para todo el 2002, y por otro lado, las demandas finales reflejaron
en su mayoría la inclinación de los reformistas
por los intercambios de migajas, dejando de lado cualquier demanda
estratégica por un socialismo participativo y la derrota
del imperialismo. (...)". Este juicio de James Petras es
representativo de algunas de las críticas que ha recibido
Porto Alegre II. No entraremos a evaluar la Declaración,
que reproducimos más adelante; cada cual se puede formar
su propia opinión. En cambio, sí nos interesa
discutir sobre el análisis de las diferencias políticas
que existen en el FSM en términos de bloques ideológicos:
reformistas y radicales, porque no nos parece un buen enfoque.
Está claro que hay "reformistas" en el FSM.
Incluso hay quienes, como Susan George, lo manifiestan abiertamente,
lo que es de agradecer, para la claridad de los debates: "Resulta
extremadamente preocupante que la confianza en la política
convencional se esté desgastando con tanta rapidez. Por
eso espero haber conseguido transmitir al menos una parte de
la urgencia de tratar los problemas que el movimiento de los
ciudadanos ha presentado: si no se resuelven, y pronto, seremos
testigos de una división social aún más
pronunciada, de una mayor aversión a las instituciones
nominalmente democráticas, de un endurecimiento de las
posiciones, de la confrontación y de una escalada de
violencia, sobre todo estatal. Y entonces se demostrará
que quienes sostienen que el actual sistema mundial es incapaz
de autorregularse y reformarse están en lo correcto.
La gente que, como yo, está luchando por evitar el camino
de la represión, la revuelta, la violencia y el caos
y está proponiendo soluciones prácticas, la gente
que espera no una forma indefinible de 'revolución' mundial,
sino una especie de Estado Benefactor Universal -una meta perfectamente
viable en términos materiales-, quedará marginada
o se radicalizará" /8.Estaría muy bien que
estas ideas se expresaran no sólo en artículos
sino en debates dentro del FSM y hubiera la posibilidad de confrontarlas
con ideas revolucionarias explicadas por quienes las defienden,
y por tanto sin el halo apocalíptico que les impone Susan
George. Pero no creemos que sean estos los debates prioritarios
en el FSM y en estos tiempos, ni que las discrepancias más
significativas se expresen así.
Si de lo que se trata es de "articular luchas", entonces
los debates que deben priorizarse son los que afectan directamente
a las luchas, tanto en los objetivos y contenidos de las mismas,
como en la forma de concebirlas e impulsarlas. Y aquí
el problema es más complejo. Por ejemplo, podemos considerar
a Ricardo Petrella un "reformista" en sus posiciones
generales; pero en la lucha contra lo que él mismo llama
la "oligarquía global" que está apoderándose
del agua potable y a favor de desmercantilizar este "bien
común" que debería pertenecer a toda la humanidad,
Petrella es "radical".
Otro ejemplo: en la lucha por acabar con la deuda externa,
hay "reformistas" que apoyan a fondo el objetivo de
la condonación; en cambio, otros sectores, vinculados
a la campaña Jubileo 2000 en los países del Norte,
están proponiendo "Tribunales Internacionales Independientes"
que dicten "laudos" obligatorios para acreedores y
deudores. Incluso sin considerar algunos de los propuestos como
posibles presidentes de este proyecto de Tribunal (¡¡¡Camdessus!!!),
esta idea que se defiende como "realista" y "viable"
frente a las propuestas "irrealizables" de condonación
de deuda, tienden a desorientar y dividir al movimiento y responden
a la misma lógica de otras iniciativas de "alivio
de la deuda" que han proliferado estos últimos años
(sin demostrar, por cierto, su "viabilidad" para lograr
mejoras reales significativas en la situación de los
países endeudados).
Aquí sí hay una delimitación importante
sobre la elección de los objetivos de acción,
o según el criterio, pretendido, de "viabilidad",
o según el criterio del fortalecimiento de los movimientos
sociales (un último ejemplo: el objetivo de la "soberanía
alimentaria" es fundamental para el desarrollo del movimiento,
aunque no sea "viable" en las actuales relaciones
de fuerzas).
El papel de los movimientos sociales. Precisamente porque el
FSM es un espacio muy amplio y plural en el que coinciden (por
el momento, es muy exagerado hablar de "alianza" si
se le da al término algún sentido práctico)
organizaciones y corrientes muy diversas, es imprescindible
crear focos de agrupamiento que, respetando el marco unitario,
se caractericen por su vinculación a las luchas sociales
y su compromiso por articularlas. En Porto Alegre II, la justificada
preocupación por el desembarco de la socialdemocracia
y los intentos de "cooptación" del FSM crearon
una presión suplementaria, en este sentido, muy visible
desde el primer día.
Vía Campesina, con la colaboración destacada
de Focus on Global South, la CUT, el movimiento italiano, ATTAC-Francia...,
asumió un papel dinamizador con mucha habilidad e inteligencia,
orientando la energía de las organizaciones convocadas
en el sentido de dar una impronta radical y movilizadora al
conjunto del FSM y procurando perder el menor tiempo y trabajo
posibles en batallas "de poder". Así puede
decirse que la Declaración de los Movimientos Sociales
que es el documento más representativo del FSM, cuenta
incluso con un apoyo serio por parte de organizaciones no particularmente
"radicales" o "alternativas" pero que se
consideran comprometidas, "militantes", con el proceso
que allí se define. Pero, dicho esto, hay que reconocer
que queda mucho por hacer.
El propio proceso de elaboración de la Declaración,
aunque se hizo en reuniones abiertas, con mucha voluntad de
consenso y condujo a un buen resultado, no puede sustituir al
"intercambio de ideas y experiencias" que es imprescindible
para consolidar la red. Ha habido muy poco tiempo y espacio
en la agenda oficial del FSM para estas tareas, lo cual ya es
en sí un problema, porque hay mucho que hablar y discutir
entre las propias organizaciones del movimiento.
Vale la pena recordar que al margen de las grandes Conferencias,
el FSM fue escenario de una multitud de reuniones, encuentros
talleres, y actos variopintos por las tardes, organizados por
los diferentes movimientos y grupos presentes. Fue en ellos
donde se produjeron algunos de los debates e intercambios más
interesantes. Naomi Klein y Lucca Casarini llaman a estos espacios
las "costuras" del Foro. La fórmula es buena
y estos espacios son, sin duda, muy importantes. Pero hay que
entrarle también al "tejido" como tal.
Porque hay ya problemas identificados que precisan una reflexión
general. Por ejemplo, esos desconocimientos mutuos que señala
Michel Albert: "(La izquierda) de los EE UU está
horriblemente aislada del resto de movimientos y proyectos del
mundo. No es sólo que nuestro conocimiento del resto
del mundo sea deficiente. Es que los demás tienen alianzas
y afiliaciones que trascienden fronteras y nosotros no estamos
en ellas, nos quedamos encerrados en nuestras fronteras. Sean
cuales sean las causas, éste es un problema que requiere
una atención urgente. Los EE UU son el monstruo, los
activistas de aquí estamos en el corazón de la
bestia. Y ni los que estamos aquí dentro del monstruo,
ni los que desde fuera sufren la violencia del monstruo pueden
conseguir lo que hay que conseguir por separado. (...) así
como la izquierda en los EE UU está aislada de mucho
de lo que ocurre fuera de nuestras fronteras, los movimientos
de fuera no sólo están aislados de lo que ocurre
en los EE UU, sino que ignoran en muchos sentidos cuál
es nuestra situación." /9 Y, también, los
problemas, más graves, de "invisibilidad" que
pone de relieve Pierre Rousset: "Pero la 'visibilidad'
de los más explotados y necesitados sigue siendo demasiado
desigual. Por ejemplo, la organización francesa DAL (Droit
au logement, Derecho a la vivienda), firma la Declaración
de los Movimientos Sociales, pero señala como los 'sin'
(sin papeles, sin vivienda...) han sido poco visibles en su
redacción. Hay en esto un serio problema de "imagen"
(algunos de los participantes en el FSM se alojan en los mejores
hoteles de la ciudad) y un problema de fondo. Cuanta mayor sea
la fusión realizada por el movimiento de las identidades
sociales específicas en la expresión solidaria
de una 'comunidad humana', mayores serán los riesgos
de que monopolicen la palabra los sectores que poseen naturalmente
las herramientas de comunicación. Sin una política
voluntarista, los(as) más explotados(as) y más
necesitados(as) pagarán por la unidad el precio de la
invisibilidad. Y sus reivindicaciones específicas se
disolverán en un discurso generalista y unanimista."
También en este sentido hay de hacer notar las dificultades
de la juventud para tener un papel protagonista y activo en
el conjunto del Foro. Es verdad que ha habido un progreso notable
entre el primero y el segundo FSM en lo que se refiere a la
participación y presencia de la juventud en el mismo.
En esta segunda edición, fueron más de 15.000
los jóvenes presentes en el Campo de la Juventud. Sin
embargo, a pesar de este progreso cuantitativo, el papel en
el Foro de esta nueva generación militante, que hemos
visto aparecer en Seattle o en Génova, es sensiblemente
inferior a su peso real en el conjunto del movimiento. Muchos
de los debates, discusiones e inquietudes que se han desarrollado
entre las redes y movimientos animados por jóvenes, tuvieron
una escasa presencia en el Foro. En este terreno hay que destacar
al Laboratorio para la Resistencia Global, organizado por algunas
redes en el Campo de la Juventud, en el marco del cual se discutió
de estrategias de acción directa no violenta, de las
distintas formas de acción y de la "diversidad de
tácticas", de campañas contra multinacionales,
del resurgimiento de las luchas estudiantiles en algunos países,
de software libre.... El contraste con el enfoque general de
las conferencias del Foro es notable.
En fin, el dirigente del MST Joao Pedro Stédile señaló
su preocupación porque estábamos construyendo
un movimiento "occidental y cristiano"; es verdad
que el Foro tuvo una composición esencialmente latinoamericana
y europea, con una presencia aceptable de los movimientos de
América del Norte, y una muy escasa presencia de los
movimientos asiáticos y africanos. Y hay más fronteras
que deberemos atravesar para conseguir una mayor participación
de ecologistas, feministas, sindicalistas, comunidades indígenas...
No será fácil, pero creemos que se va por buen
camino. Marcos (al que echamos de menos desde hace varios meses)
lo explicó muy bien hace algún tiempo: "No,
no queremos ser vanguardia. Las cosas se producen mejor y se
desarrollan mejor si la misma gente que participa va haciendo
su propia aportación histórica y no si se crea
una nueva arquitectura teórica que se opondría
a neoliberalismo y se presenta al zapatismo como nuevo dogmatismo
mundial. Aún nos hace falta aprender, escuchar, observar.
Creemos redes de comunicación y encontrémonos,
eso es todo." /10
Un símbolo que necesitamos. La iniciativa de Porto Alegre
es un diamante en bruto, al que apenas se le empiezan a tallar
facetas. Varias a la vez, con distintas orientaciones, unas
más próximas que otras: referente simbólico;
intercambio de experiencias y articulación de luchas;
espacio de "contaminación" mutua, como dicen
los colegas italianos; debate de "alternativas" al
neoliberalismo; constitución de un "movimiento de
movimientos sociales" o una "nueva Internacional"...
Hay que considerarlas todas en sí mismas y en sus relaciones
y contradicciones para hacernos una composición del lugar
y de sus posibilidades. Veamos para finalizar, la faceta "simbólica".
En enero del 2001, el Foro Social Mundial nació como
una alternativa a un símbolo del neoliberalismo: el Foro
Económico Mundial de Davos: reunión de líderes
políticos, dirigentes del Banco Mundial, del FMI y de
la OMC y la flor y nata de las grandes transnacionales frente
a reunión de organizaciones y movimientos sociales; apología
neoliberal frente a rechazo del "neoliberalismo y el dominio
del mundo por el capital y por cualquier forma de imperialismo";
un elitista refugio en los Alpes suizos, lleno de dinero y muerto,
frente a una ciudad del Sur abierta y llena de vida, dirigida
por el PT, una de las poquísimas organizaciones de la
izquierda política que sobrevive al desprestigio y al
declive generalizado de la última década, creadora
además de una herramienta de gobierno municipal y participación
social, el "presupuesto participativo", que se presenta
como un ejemplo de las "alternativas posibles" a las
reglas universales impuestas por el neoliberalismo.
Un año después, la nueva situación internacional
creada tras el 11 de septiembre, sometió a prueba la
capacidad del FSM para ser efectivamente el símbolo de
la resistencia internacional frente a la ofensiva dirigida por
la Administración norteamericana.
Se puede medir el resultado de la prueba desde muchos puntos
de vista. El más visible, aunque no el más importante,
es el impacto en los medios de comunicación. La primera
impresión fue buena: se hablaba mucho de Porto Alegre;
incluso, medios de comunicación muy influyentes daban
una importancia similar a las informaciones del Foro Económico
Mundial que se desarrollaba en Nueva York y a las de Porto Alegre.
Pero los grandes medios seleccionaron los portavoces "correctos"
del Foro Social Mundial: en su mayor parte, personalidades políticas
o intelectuales con un discurso tipo "otra globalización
es posible". El problema se agravó porque, aunque
se habló mucho en el Foro sobre la "contra-información",
en la práctica no funcionó bien la información
alternativa. El tema merece una reflexión con calma porque
está claro que es vital para el futuro del movimiento.
Es importante llegar a los grandes medios, pero con nuestra
propia voz y en los momentos adecuados. Y siempre hay que tener
garantizada una red alternativa. En Porto Alegre no faltaron
las posibilidades técnicas: incluso se montó una
web, con el apoyo entre otros de Le Monde Diplomatique, (www.portoalegre2002.org
) y hasta una red llamada Ciranda que aspiraba a ser el referente
de la "información alternativa". Resultaron
productos artificiales, sirvieron para muy poco y desaparecieron,
sin pena ni gloria, poco después de la clausura del Foro.
Esta vez, se echó en falta la presencia activa de los
colegas de Indymedia, habitual en el trabajo de contra-información
en todas movilizaciones internacionales... Por otra parte, muchos
de los participantes enviaron crónicas a diversos medios,
fueron entrevistados, etc. Pero organizar la contra-información
requiere una coordinación de esfuerzos, que no se limite
a confiar en la convergencia espontánea simbolizada en
la célebre imagen de la "nube de mosquitos".
A fin de cuentas, mucha gente del movimiento terminó
mirando a Porto Alegre a través de las gafas de los grandes
medios. Tenemos que intentar evitar que esta situación
se repita o, al menos, aminorar sus efectos.
En cualquier caso, el Foro Social Mundial es hoy la única
instancia internacional con reconocimiento mediático
y un apoyo social y político amplio, no subordinada a
los EE UU.
En términos de relaciones de fuerzas, por supuesto,
no hay comparación posible; en cambio, en términos
simbólicos, es importantísimo /11. Un movimiento
social internacional en esta época necesita referentes
simbólicos que representen el rechazo del orden existente
y la voluntad de construir "un sistema alternativo".
Un símbolo así no ahorra la tarea de formular
objetivos, articular luchas, ampliar la influencia las ideas
y las propuestas alternativas o radicales, afrontar los conflictos
internos sobre la orientación del movimiento, etc.
Pero crea las mejores condiciones posibles para que esas ideas
y propuestas se desarrollen dentro de una alianza amplia capaz
de acoger las voluntades que van despertando los estragos del
neoimperialismo. "Una Internacional sin dueño",
como ha definido al FSM el revolucionario peruano Hugo Blanco.
"Sin Dios, ni dueño", decían los viejos
anarquistas. Para que pueda ser de todas y de todos.
El paso adelante. Más allá de la cantidad y la
calidad de los debates, de las ideas y las propuestas. Más
allá de las relaciones creadas o fortalecidas entre las
organizaciones y movimientos. Más allá del calendario
de movilizaciones acordado. Más allá incluso de
la moral, la energía y la voluntad de lucha que se ha
renovado en Porto Alegre. Lo que de verdad importa es algo que
parece mucho más modesto: el paso adelante del movimiento
real.
Una de las frases más citadas de Marx dice: "Cada
paso del movimiento real vale más que una docena de programas".
No se trata de devaluar a los "programas" /12, pero
sí de reconocer dónde está el punto de
referencia y la prueba de la verdad de todo lo que hacemos o
nos proponemos hacer.
No sólo ha habido en Porto Alegre II más gente:
hay ahora "más movimiento", aunque no "todo
el movimiento"; más proyectos de extenderlo; más
conciencia de los problemas que tenemos por delante; compromisos
más ambiciosos (como realizar y apoyar internacionalmente
la campaña de los colegas latinoamericanos contra el
ALCA); mejores herramientas para seguir trabajando, como el
Foro Social Europeo; más posibilidades de incorporar
a corrientes, sectores y países, que, por unas u otras
razones, no están participando en el proceso.
Hemos dado un paso adelante. Podemos estar satisfechos. Pero
sólo servirá si ahora somos capaces de dar el
paso siguiente. Como en Barcelona.
Josep Maria Antentas, Josu Egireun, Miguel Romero
Josu Egireun es del Hemem eta mundua ["Aquí y en
el mundo"] (P. Basco)
Josep Maria Antentas es del Movimiento de Resistencia Global
(Catalunya)
Miguel Romero es de la Revista Viento Sur (Madrid)
1/ Utilizamos este nombre, que no gusta ya a casi nadie, a
falta de otro que obtenga suficiente adhesión -lo que
hasta ahora no ocurre, por ejemplo, con "movimiento por
la justicia global" -y evite ambigüedades indeseables-
como, por ejemplo, "movimiento por otra globalización".
2/ Estos textos han circulado ampliamente por la red. Pueden
encontrarse en: www.rebelion.org
www.sodepaz.org
www.acsur.org www.zmag.org y en las entrevistas que publicamos
en estas mismas páginas.
3/ Ver más adelante la nota informativa sobre la preparación
del FSE.
4/ Puede encontrarse información amplia sobre este asunto
en la entrevista que publicamos más adelante con Pierre
Rousset.
5/ Que incluye, también, la precaución ante posibles
interferencias de las instituciones de la ciudad de Porto Alegre
y del Estado de Río Grande del Sur gobernadas por el
PT, aunque lo que predomina en este caso es una buena colaboración.
6/ La composición del CI y su estatuto se encuentran
en la web del Foro www.forumsocialmundial.org.
7/ En la web de Foro hay una crónica detallada del proceso
que dio origen al FSM escrita por Francisco Whitaker.
8/ Susan George. "El movimiento global de ciudadanos".
Foreign Affairs, Primavera 2002.
9/ Michel Albert http://www.zmag.org/Spanish/0402albert.html
10/ Le Monde Diplomatique. Edición española. Nº
45-46. Julio-Agosto 1999. Pág. 5.
11/ En realidad, los intentos de "cooptación"
del Foro parten de aquí: la socialdemocracia, y quienes
la acompañan en la maniobra, quiere apoderarse del "símbolo"
para darse un lifting que tape la legitimidad perdida.
12/ La frase se encuentra en una carta de introducción
a uno de los textos programáticos fundamentales del marxismo
(Critica del Programa de Gotha, 1875) en el cual Marx no deja
pasar, no ya una palabra, ni una coma, que pueda desvirtuar,
desviar o confundir las ideas y los objetivos revolucionarios.