Un foro social crecido que no oculta sus
contradicciones
Si la cantidad, diversidad y dinamismo del debate fueran sinónimo
de éxito, esta segunda edición del Foro Social
Mundial sería ya un logro rotundo inapelable para sus
promotores, particularmente para los convocantes brasileros
Los más de 12 mil delegados llegados de 150 países
a la capital del Estado de río Grande del Sur y la multitudinaria
manifestación de apertura la tarde del 31 de enero con
cerca de 40 mil participantes, constituyen el termómetro
ascendente de una participación cada vez más masiva.
Nadie podrá negarle a este segundo FSM el hecho de haberse
convertido en la convocatoria de reflexión-debate propositivo
más nutrida del movimiento de la anti-globalización
neoliberal desde su nacimiento a mediados de la década
pasada.
Hacia propuestas concretas
Aunque ninguno de los participantes tiene -a diferencia del
año pasado- expectativa alguna en que en Porto Alegre
se produzca un Documento o Declaración final, nadie duda
tampo en el esfuerzo explícito de los organizadores por
llegar a propuestas concretas.
La idea de base que va por buen camino al transitarse la mitad
del Foro - que concluirá el próximo martes 5 de
febrero al mediodía- es que de cada una de las 27 conferencias
centrales deberían salir conclusiones ( lo más
propositivas posible) que sinteticen el debate y aseguren un
empujón conceptual en cada una de esas áreas claves,
que van desde el comercio mundial, hasta la producción-comercialización
solidarias, pasando por la deuda o la tasa a las transacciones
de capitales.
De concretarse este proceso *acumulativo* de síntesis
de ideas, cuando el FSM cierre sus puertas el martes próximo,
el movimiento social habría dado un paso adelante en
este difícil proceso de ofrecer alternativas aunque las
mismas sean parciales y todavía un tanto inmaduras. Contrarrestando
así uno de los argumentos más reiterativos del
poder mundial - desde la OMC hasta el Foro Económico
de Nueva York, pasando por las potencias enriquecidas del mundo-
que se ensaña en criticar a la sociedad civil planetaria
por falta de imaginación y de realismo.
Todo anticipa que habrá propuestas más trabajadas,
pulidas, consensuadas y elaboradas luego del FSM que antes del
mismo. Y todo apunta a que en el marco del encuentro de Porto
Alegre, se renovará una agenda mundial de acciones comunes
para todo el 2002. En algunos casos, de trascendencia continental,
como el plebiscito latinoamericano contra el Acuerdo de Libre
Cambio de las Américas (ALCA), diseñado por Washington
para reforzar su poder continental. Casi con seguridad en setiembre
próximo la consulta popular contra el ALCA se hará
realidad desde México hasta Tierra del Fuego, confirmando,
de ser así, un logro máximo de este cónclave
portoalegrino.
Las tensiones no faltan...y no hay que ocultarlas
Ingenuo y poco creíble sería pensar que todo
es perfecto en torno a un encuentro tam amplio del movimiento
social planetario.
Dos hechos concretos marcan un nivel de contradicción
que, hurgando hacia abajo, puede expresar temas conceptuales
fundantes sobre los que todavía no existen acuerdos.
Mientras los organizadores del Foro rechazaban el derecho de
participación a una delegación del Banco Mundial
que había expresado su interés de hacer el viaje
a Brasil, las autoridades de la ciudad de Porto Alegre recibían
a un grupo de alto nivel del Banco Interamericano de Reconstrucción
y Desarrollo (BIRD) que participaron en el Foro. A pesar de
la *euforia* del BIRD ante la experiencia del presupuesto participativo,
pareció grosero el intento de sus portavoces de identificar
esa iniciativa popular novedosa - y única- a los objetivos
de ese organismo financiero internacional. Intento solapado
evidente de cooptación, manipulación o recuperación,
típico de esa organizaciones multilaterales.
A otro nivel, el debate sutil pero no menos profundo sobre
la continuidad del Foro Social Mundial, abre otra ventana de
las complejidades conceptuales que lo enmarcan. Algunos de los
ocho miembros brasileros convocantes históricos del FSM
-especialmente ONGs y la Comisión Paz y Justicia- se
habían pronunciado a favor que la edición del
2003 se realice descentralizadamente en 6 o 7 ciudades de diferentes
continentes. A pesar que la decisión parecía un
hecho, el día anterior a la apertura, el Consejo Internacional
integrado por 58 redes internacionales, decidió lo contrario:
que el Foro se vuelva a realizar el año próximo
nuevamente en Porto Alegre.
Si bien es evidente la complejidad organizativa que puede significar
un Foro Social Mundial descentralizado - y los grandes riesgos
de funcionamiento que podrían debilitar la convocatoria-,
no menos cierto es que detrás del debate se encuentran
dos temas mucho más básicos y profundos: la relación
entre el movimiento social y los partidos políticos (en
este caso el Partido de los Trabajadores brasilero, fuerza clave
detrás del Foro), por una parte. Y la relación
entre la sociedad civil planetaria y los Estados (aunque sean
progresistas) , en este caso el de Río Grande del Sur
y el de la ciudad de Porto Alegre, apoyos vitales para la existencia
misma de una iniciativa como la portoalegrina.
Entretelones que expresan temas conceptuales profundos todavía
abiertos: la relacion del FSM con los partidos políticos
y la *independencia* de su existencia misma de estructuras estatales
facilitadoras . Y que abren una pregunta de fondo: el limitado
fortalecimiento en este último año del Consejo
Internacional del FSM.
Las debilidades no faltan
Ese Consejo Internacional , que en principio se ha convertido
según la Carta del FSM en la máxima instancia
coordinadora, no ha podido dar un salto significativo en los
últimos 365 días. Si bien es cierto que no es
simple coordinar casi sesenta redes planetarias que lo integran,
también es claro que ese Consejo es todavía una
instancia débil, poco homogénea y con escaso motor
propio.
Análisis corroborado por algunos de los principales
organizadores brasileros del FSM que entienden que el crecimiento
explosivo cuantitativo de participación del evento no
se corresponde con una escasa maduración de esa instancia
coordinadora mundial.
El marco repetitivo y declaratorio del Foro Parlamentario Mundial
, constituye también otro aspecto débil de este
entramado amplio llamado FSM.
Varios centenares de diputados de numerosos parlamentos del
mundo se han dado cita en Porto Alegre. Sin embargo , la lógica
de la pura retórica de esa instancia no se corresponde
con el esfuerzo de las conferencias y talleres donde lo propositivo
aparece como exigencia. Atrás de tal debilidad del evento
parlamentario, se perfila otra interpelación de fondo:tiene
o no sentido relacionar una convocatoria del movimiento social
mundial con una actividad protagonizada por representantes de
la clase política internacional. Si bien las alianzas
son necesarias, no siempre las instancias comunes pueden ser
potencializadoras.
Otro mundo posible, urgente y necesario
A mitad de camino de esta cita brasilera y despejadas preguntas,
dudas, críticas e hipótesis, la conclusión
no demora en llegar.
La vitalidad de Porto Alegre es una realidad. La intención
de madurarlo aceleradamente aparece como evidente. El movimiento
social planetario ya identifica en el FSM un espacio amplio
de reflexión e intercambio . Y, sobretodo, aspira a avanzar
en propuestas realizables, concretas y a corto plazo.
Con el convencimiento de base que ante los estragos irreversibles
y cotidianos del actual modelo dominante -sólo basta
mirar a la cercana Argentina para convencerse - otro mundo no
sólo es posible...sino también urgente y necesario.
Sergio Ferrari, desde Porto Alegre