Boletín Oficial de la Junta de Andalucía - Histórico del BOJA Boletín número 223 de 15/11/2005

3. Otras disposiciones

Consejería de Cultura

RESOLUCION de 26 de octubre de 2005, de la Dirección General de Bienes Culturales, por la que se incoa el procedimiento para la declaración de Bien de Interés Cultural, categoría Sitio Histórico, de la Alpujarra Media Granadina y La Tahá, en la provincia de Granada.

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I. En desarrollo de lo prescrito en el artículo 46 de la Constitución Española, la Ley Orgánica 6/1981, de 30 de diciembre, del Estatuto de Autonomía para Andalucía, en su artículo 12.3, refiriéndose a los objetivos básicos de la Comunidad Autónoma, establece entre ellos, los de "afianzar la conciencia de identidad andaluza, a través de la investigación, difusión y conocimiento de los valores históricos, culturales y ling?ísticos del pueblo andaluz en toda su riqueza y variedad", atribuyendo a la misma, en el artículo 13.27, la competencia exclusiva en materia de patrimonio histórico, artístico, monumental, arqueológico y científico.

El artículo 2 del Reglamento de Organización Administrativa del Patrimonio Histórico de Andalucía, aprobado por Decreto

4/1993, de 26 de enero, atribuye a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, la competencia en la formulación, seguimiento y ejecución de la política andaluza de Bienes Culturales, referida a la tutela, enriquecimiento y difusión del Patrimonio Histórico Andaluz, siendo, de acuerdo con el artículo 5.3 del citado Reglamento, el titular de la Dirección General de Bienes Culturales el órgano competente para incoar y tramitar los procedimientos de declaración de Bien de Interés Cultural. Por Resolución de 1 de junio de 1999 (BOJA núm. 73 de 26 de junio), se delegó en las Delegaciones Provinciales la competencia para tramitar dichos procedimientos.

II. La declaración como Bien de Interés Cultural de la Alpujarra Media Granadina y La Tahá, en la provincia de Granada, tiene por objeto la protección legal de la variada tipología de elementos patrimoniales que se encuentran en el Sitio Histórico, con manifiestos y relevantes valores históricos, etnológicos, arqueológicos, arquitectónicos, industriales y naturales, que dotan al ámbito delimitado de un carácter singular y único que sólo puede entenderse dada su imbricación con el territorio donde se ubican.

El Bien, integrado por distintos exponentes materiales e inmateriales, reflejo de las diversas sociedades que históricamente se han asentado en ese territorio, está dotado de unos valores distintivos y específicos, tratándose de un conjunto heterogéneo formado por acequias, minas y restos industriales, núcleos de población y zonas de cultivo, yacimientos arqueológicos, torres e iglesias, cortijos, baños, espacios naturales y caminos históricos. Todos ellos constituyen referentes de las formas de vida y de trabajo, de determinadas identidades colectivas, de unas formas de organización y ocupación del territorio y de una evolución paisajística que las actividades seculares de estas sociedades locales han originado, afectando la declaración de Sitio Histórico a veinte municipios y a localidades anejas a estos, que suman en total cincuenta y nueve núcleos de población.

Por otra parte, las características y peculiaridades geográficas y paisajísticas de la Alpujarra Media Granadina constituyen otro valor cultural de extraordinaria relevancia en sí mismo, y, unido a los elementos patrimoniales que hemos mencionado antes, conforman una unidad sociocultural singularizada.

Por todo lo cual, a la vista de la propuesta formulada por el Servicio de Protección del Patrimonio Histórico, y de conformidad con lo establecido en el artículo 9.1 y 2 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, de Patrimonio Histórico Español, y del artículo 11.1 del Real Decreto 111/1986, de 10 de enero de desarrollo parcial de la citada Ley (nueva redacción dada tras la promulgación del R.D. 64/1994, de 21 de enero) y en el ejercicio de sus competencias, según lo establecido en el artículo 5.3 del Decreto 4/1993, de 26 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Organización Administrativa del Patrimonio Histórico de Andalucía.

RESUELVO

Primero. Incoar el procedimiento para la declaración de Bien de Interés Cultural, como Sitio Histórico, de la Alpujarra Media Granadina y La Tahá, cuya descripción y delimitación figuran en el Anexo a la presente Resolución.

Segundo. Delimitar provisionalmente un entorno en el cual las alteraciones pudieran afectar a los valores propios del bien, a su contemplación, apreciación y estudio. Dicho entorno afectado por la incoación del Bien de Interés Cultural, abarca los espacios públicos y privados, las parcelas, inmuebles y elementos urbanos y rústicos comprendidos dentro de la

delimitación que figura en el Anexo y, gráficamente, en el plano de "Delimitación del bien y su entorno".

Tercero. Hacer saber a los Ayuntamientos de La Tahá, con sus seis núcleos: Capilerilla, Atalbéitar, Juviley, Ferreirola, Mecinilla y Mecina-Fondales, Pórtugos, Busquístar, Cástaras, con su anejo Nieles, Juviles, Lobras, con su anejo Tímar, Bérchules, con su anejo Alcútar, Capileira, Bubión y Trevélez; y los municipios afectados sólo por la delimitación de

entorno: Cádiar y los anejos: Narila, Yátor y La Rambla del Banco, Murtas y los anejos: Mecina Tedel y Cojáyar, Torvizcón, Almegíjar y su anejo Notáez, Orgiva y los anejos: Alcázar, Barjis, Olías, Fregenite, Las Barreras, Bayacas, Los Tablones, Agustines y Tíjola, Turón, Albondón y su anejo: Los Gálvez, Polopos y los anejos: Haza de Lino, Haza del Trigo, La Guapa, Castillo de Baños y La Mamola. Rubite y los anejos: Rambla del Agua, Los Díaz, la Rubia, Los Gálvez, El Colorado y El Altero y Sorvilán y los anejos: Alforfón, El Maurel, Melicena y los Yesos que debe procederse a la suspensión de las

correspondientes licencias municipales de parcelación,

edificación y demolición en las zonas afectadas, así como los efectos de las ya otorgadas. Las obras que, por razón de fuerza mayor, hubieran de realizarse en tales zonas con carácter inaplazable, deberán contar en todo caso con la autorización de esta Dirección General.

Para conformar el lado este del segundo polígono del Entorno, el trazado de su límite se superpone entre los puntos y 13 al del límite municipal entre Cádiar, Ugíjar y Murtas.

A continuación seguirá el cauce del arroyo del Manzanilla, desde el punto 13 al 14, y el del barranco la Raíz hasta su intersección en el punto 15 con la línea de cota 1200.

Para definir el límite sur de este segundo polígono, la mayor parte de su trazado se apoya en la línea de cota 1200 de la ladera sur de la Sierra de la Contraviesa. Situada tras la alineación de las cumbres de la sierra, que alcanzan entre los

1250 y los 1350 metros, permite definir un ámbito de

protección, fundamentalmente paisajístico, de las mismas. Este tramo que transcurre entre los puntos 15 y 16 bordeando las cimas de la sierra de la Contraviesa, cruza numerosos parajes como los denominados Las Monjas, Cerro Mondragón, Cerro de las Ortices, Cerro de la Divisa, Cerro de la Cruz, Cerro del Quejigo, Bordavarela, etc., incluido el llamado Haza del Lino donde alcanza la carretera comarcal C-333 (punto) que sigue hasta encontrarse en el punto 18, con la línea de cota 1200, penetrando en el término municipal de Orgiva. El límite del Entorno permanecerá en dicho término hasta alcanzar de nuevo en el punto 1 la carretera C-332 cerrando este segundo

polígono. Para ello entre los puntos 18 y 19 seguirá la cota

1200, después descenderá por el barranco del Vir (entre los puntos 19 y 20), la rambla de Alcázar (puntos y 21) y el barranco de Corralón (entre los puntos 21 y) hasta el cruce con la C-332.

En cuanto al tercer y último polígono, afecta al Cerrajón de Murtas, cuyo límite coincide con la línea de cota 1200, tal como se recoge en la documentación gráfica.

La trascripción de las coordenadas UTM de los puntos que definen los polígonos del Entorno, tal y como se recoge en la documentación gráfica aportada es esta:

height="15">. Cuarto. Proceder a la anotación preventiva de dicho inmueble en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Quinto. Continuar la tramitación del procedimiento de acuerdo con las disposiciones en vigor. La tramitación del

procedimiento se llevará a cabo por la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura en Granada.

Sexto. Ordenar que la presente Resolución se publique en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía.

Sevilla, 26 de octubre de 2005.- El Director General, Jesús Romero Benítez.

ANEXO

DENOMINACION Y LOCALIZACION

- Denominación: Sitio Histórico de la Alpujarra Media

Granadina y La Tahá.

- Provincia: Granada.

- Municipios: La Tahá, Pórtugos, Busquístar, Cástaras,

Juviles, Lobras, Bérchules, Capileira, Bubión, Trevélez, Cádiar, Murtas, Torvizcón, Almegíjar, Orgiva, Turón, Albondón, Polopos, Rubite y Sorvilán.

DESCRIPCION

El Bien de Interés Cultural Sitio Histórico la Alpujarra Media Granadina y La Tahá, está compuesto por 30 áreas

patrimoniales que se describen a continuación y que se

encuentran delimitadas conforme a la planimetría anexa.

A. Poblaciones y/o zonas de cultivos asociadas

Area 1. Núcleo urbano de Capilerilla y zona de cultivos aterrazados.

Area 2. Cultivos aterrazados y núcleos urbanos de la Tahá: Núcleo urbano de Mecinilla y su zona de cultivos aterrazados, núcleo urbano de Fondales y su zona de cultivos aterrazados, núcleo urbano de Ferreirola y su zona de cultivos aterrazados, núcleo urbano de Atalbeitar y su zona de cultivos aterrazados y núcleo urbano de Mecina y su zona de cultivos aterrazados.

Area 3. Barrio Alto de Cástaras y zona de cultivo aterrazados.

Area 4. Núcleo urbano de Nieles y su zona de cultivos

aterrazados.

Area 5. Núcleo urbano de Tímar y zona de cultivos aterrazados.

Area 6. Núcleo urbano de Alcútar y zona de cultivos

aterrazados.

Area 7. Zona de cultivos de Pórtugos.

En estas áreas se da un tipo de espacios habitados, de

arquitectura vernácula en simbiosis con los espacios agrarios, difícilmente separables mediante una delimitación lineal clara. Las zonas más productivas, los minifundios de regadío, se desarrollan fundamentalmente a continuación y en torno a los núcleos urbanos como un sistema continuo e inseparable. Por ello cada una de estas áreas constituye un solo elemento patrimonial.

Desde el punto de vista arquitectónico y urbanístico, la disposición espacial, la localización y la configuración formal de los núcleos urbanos están fuertemente condicionados por dos rasgos intrínsecos a este territorio: las

características topográficas del área y el sistema de

explotación de sus recursos. Así, la necesidad de adaptarse a una orografía de alta montaña, encajada entre las alineaciones de la Sierra de la Contraviesa y de Sierra Nevada, que

dificulta los desplazamientos y el cultivo en minifundios, han generado pequeños núcleos urbanos, próximos entre sí y a las tierras de cultivo.

Aunque existen noticias de pobladores anteriores, la

estructura actual de la trama urbana se configuró a partir del asentamiento en la comarca de los moriscos expulsados de Granada en el siglo XV. Estos implantaron un sistema urbano que es un reflejo de su concepción intimista del mundo en la que lo social pierde cierta importancia frente a lo

familiar.La zona urbanizada sigue un esquema de crecimiento orgánico que se adapta a la topografía basado en la repetición de la célula-vivienda, donde el espacio público se privatiza, aparece la sectorización en barrios y su escala se reduce. Posteriormente los repobladores cristianos (siglo XVI)

mantuvieron el esquema precedente.

Es importante destacar la prolongación en el tiempo de este proceso de crecimiento, que ha generado estructuras urbanas y compositivas muy complejas, con evidente valor plástico y que no responden a ningún esquema o planeamiento previo. Esta irregularidad constituye uno de los invariantes

arquitectónicos de más valor de este ámbito.

Estos núcleos son compactos y se asientan a lo largo de dos ejes viarios que son los principales elementos vertebradores de este territorio: el eje superior de la Alpujarra Alta, en la ladera sur de Sierra Nevada, y el eje del Guadalfeo, ambos dispuestos en sentido este-oeste pero a distintas cotas altimétricas.

La linealidad de los recorridos crea cierta continuidad espacial entre los núcleos, que se constituyen como hitos o referentes paisajísticos. En este sentido, destacan las torres campanarios de sus iglesias mudéjares que por su escala y verticalidad sobresalen del tejido urbano, significándose y significándolo.

El tejido urbano se caracteriza por el alto grado de ocupación de las manzanas, prácticamente no existen patios, y por el trazado irregular de su trama condicionado por la topografía y por la estructura de la propiedad cuyo borde sigue. La

continuidad entre la zona urbana y la agrícola se refleja en las paratas, estructuras de contención de las huertas que, dispuestas en terrazas, conforman los límites de las manzanas de borde.

Las calles, generalmente de pequeñas dimensiones, se

desarrollan principalmente en paralelo a las curvas de nivel, suavizando las pendientes que ascienden zigzagueando por la ladera, lo que favorece la disposición aterrazada de la edificación.

Las conexiones transversales se minimizan y se resuelven mediante vías que salvan las fuertes pendientes con rampas y escaleras.

La calle es entendida como un espacio de relación e

intercambio, incluso como una prolongación de las viviendas. Este rasgo cultural incide en la morfología de los núcleos, siendo el origen de los tinaos y zaguanes, espacios anejos a las viviendas cubiertos por el vuelo de la edificación. En ellos los límites de lo público y de lo privado se desdibujan, creando secuencias urbanas de gran riqueza espacial.

En dichos espacios se desarrollaban los procesos de

almacenamiento y transformación de productos agrícolas, los cuales, al tiempo que favorecían las relaciones vecinales, protegían de las inclemencias climáticas, convirtiéndose en destacados indicadores del grado de adaptación al medio de este urbanismo así como en una de las tipologías

arquitectónicas de mayor interés.

Otro componente arquitectónico que comparte con los tinaos esta condición de espacios semipúblicos es el terrao. La disposición aterrazada de la edificación adaptándose a la topografía y el elevado grado de colmatación de las manzanas favorecen el uso de las cubiertas planas de launa como espacio de desahogo de las viviendas y de relación de sus habitantes.

Los principales espacios públicos surgen en torno a los edificios institucionales (Ayuntamiento, iglesia o escuelas) y son el escenario donde se desarrolla la vida pública y, junto a lavaderos y fuentes, se convierten en los principales ámbitos de sociabilidad y espacios que propician la

convivencia vecinal.

Las plazas se conforman como espacios reducidos e irregulares fruto generalmente de un ensanchamiento de la trama. En algunos casos presentan distintos planos definidos por muros unidos entre sí por rampas y escaleras, que reproducen de algún modo el sistema de cultivo en paratas.

En este sentido, es importante destacar la incidencia del sistema tradicional de gestión y uso del agua en la forma de la ciudad y en la configuración del espacio público:

lavaderos, acequias, fuentes, pilares-abrevaderos y albercas son elementos arquitectónicos destacados, capaces de

singularizar y caracterizar estos espacios.

La implantación en el territorio, la agrupación de unidades (dado que la trama urbana presenta una estructura aditiva y escalonada de las edificaciones) y las formas de humanización del paisaje como la disposición abancalada de las tierras de cultivo formando terrazas a lo largo de las laderas,

constituyen los principales valores de la arquitectura

alpujarreña.

Contiguas a los núcleos de población se desarrollan las zonas cultivadas mediante un sistema tradicional de explotación. Los minifundios aterrazados se escalonan en las laderas aledañas a los núcleos, siendo recorridos por los ramales de las

acequias, las cuales son la base de este agroecosistema. Sin este aporte de agua no se daría el tipo de agricultura

intensiva en pequeñas parcelas, que secularmente han venido cubriendo las necesidades nutricionales de los grupos

domésticos.

Los bancales están formados por muros de piedra llamados balates que sostienen la tierra por encima de ellos formando pequeñas superficies llanas que se emplean para el cultivo. Tienen una importante influencia en el régimen hidrológico ya que al aumentar la infiltración y reducir la escorrentía, disminuyen la capacidad erosiva de las precipitaciones y ponen a disposición de los cultivos una mayor cantidad de agua. Combinan cultivos arbóreos y herbáceos y, junto a las acequias constituyen los principales elementos materiales de un

agroecosistema caracterizado por el regadío en pequeñas parcelas.

Este sistema de explotación se conserva en buena parte porque ni el sistema de propiedad ni las condiciones orográficas permiten la mecanización en estas sierras. Si bien es verdad que la agricultura a tiempo completo está en retroceso, en determinados casos se mantiene como una actividad

complementaria por lo que no ha perdido su potencial económico que se activa cuando el mercado demanda productos específicos como los tomates cereza o las frambuesas.

B. Acequias

Las acequias incluidas en la declaración de este Sitio

Histórico son seis, agrupadas en otras tantas áreas:

Area 8. Acequia Alta de Pitres.

Area 9. Acequia Baja de Pitres.

Area 10. Acequia Real o Gorda de Busquístar.

Area 11. Acequia de Cástaras.

Area 12. Acequia Nueva de Bérchules.

Area 13. Acequia de Tímar y Lobras.

Las acequias son canales artificiales diseñados para

transportar el agua, excavados en tierra o roca y con una pendiente generalmente pequeña. Las acequias estructuran el paisaje delimitando territorios de cultivo de regadío y son el principal reflejo material de la adaptación de las distintas culturas a un territorio con un régimen hídrico variable inter e intraanualmente dependiendo de la altitud, domeñándolo y adaptándolo para la explotación agraria, ganadera, industrial y para el consumo humano. De su sistema tradicional de gestión depende no solo su conservación y el riego de las parcelas de cultivo, sino todo un sistema de elementos inmuebles asociados al agua tal como se señaló antes: lavaderos, acequias,

fuentes, pilares, abrevaderos y albercas.

Las acequias son elementos sobre los que descansan la

globalidad de la lógica productiva tradicional de este

territorio. Actualmente constituyen la base del sistema de pequeñas parcelas aterrazadas que necesitan agua para sus cultivos, y además, permiten el abastecimiento de agua para consumo directo en las tareas domésticas. Hasta hace muy poco, estos cauces dirigían el agua hacia ingenios de carácter industrial donde ejercían como fuente de energía.

El carácter colectivo del agua y la responsabilidad

comunitaria de su mantenimiento ha garantizado la pervivencia del sistema durante los siglos que nos preceden. Incluso las fuentes documentales señalan que el aumento demográfico significó una mayor presión sobre el terreno y que se buscaron nuevos aprovisionamientos de agua mediante careos y el agua de deshielo para cultivar mayor superficie de tierra.

La extensión de las redes de acequias se hizo en la Alpujarra Media Granadina siguiendo las roturaciones de tierra como lo muestran las telas de araña que dibujan en el paisaje. Su construcción dependió también de los cambios de los sistemas de cultivo y la disminución de la productividad de las

tierras, así como el cambio de las especies cultivadas: panizo, mijo y alcandía se sustituyeron por maíz que requiere más agua; el lino disminuyó en pos del cáñamo, etc.

Estas acequias constituyen una parte fundamental de un sistema mayor, un agroecosistema. El medio natural, las actividades humanas que en él se desarrollan y las complejas interacciones entre sus elementos forman un agroecosistema que ha supuesto durante siglos la base material de estas comunidades.

De acuerdo a su función y al tipo de gestión que tengan hay dos clases de acequias:

- Acequias de riego cuyo objetivo es conducir el agua desde los cauces naturales hasta aquellas explotaciones que se riegan. Son varias acequias escalonadas en una ladera y tienen pendientes pequeñas. Algunas características de las acequias de riego es que llevan agua durante todo el año excepto en época de lluvias abundantes, que las ordenanzas de riego permiten regar con ellas los pastizales de zonas altas que en verano no tienen derecho al agua, que a veces se carea el agua excedente de estas, o que las reparaciones y limpieza

generalmente se realizan en invierno cuando el agua es menos necesaria. Su gestión depende de la Comunidad de Regantes correspondiente y del acequiero que se encarga del reparto del agua entre los regantes, supervisa y repara la acequia. La Comunidad de Regantes se compone de todos los usuarios de la misma acequia.

El agua se reparte a cada acequia según normas socialmente establecidas, recogidas en sus Ordenanzas de Riego. Según estas, a cada regante de una acequia le corresponde un tiempo de agua en función generalmente de la superficie de regadío que posee. El agua se reparte por tandas de riego: tiempo que transcurre en llegar el agua a un pago desde un riego al siguiente.

- Acequias de careo cuyo cometido es conducir el agua desde cauces naturales hasta zonas relativamente llanas con un sustrato permeable denominadas simas para que se infiltre. Fundamentalmente se surten del agua del deshielo,

trasladándola de las zonas de alta montaña a los terrenos de cultivo. El agua pasa a formar parte de la capa freática y aflora en lugares concretos y conocidos con un tiempo de retención determinado. De este modo en el período de estiaje se dispone de una abundante cantidad de agua en una altitud intermedia que coincide con el asentamiento de los núcleos humanos, procedente de las altitudes superiores. Se sitúan siempre por encima de los 1.800 metros y se cargan desde el otoño hasta la primavera. Tienen más pendiente que las de riego y disponen de numerosos aliviaderos que se pueden abrir en caso de necesitarlo.

Las seis acequias incluidas en este expediente son

fundamentalmente de riego, aunque contienen algunos tramos o ramales menores que son de careo. En otras ocasiones el origen es de careo, surtiéndose los tramos iniciales del agua de lluvia.

El principal impacto que sufren las acequias actualmente, junto a su progresiva falta de uso por el abandono de las labores agrícolas, es la utilización de nuevos materiales y técnicas. De este modo se sustituyen y/o modifican algunos con hormigón, ladrillos, tubos de fibrocemento y PVC. Si bien así se mantiene y abarata el mantenimiento de las acequias, también se acaba irremediablemente con el sistema tradicional de construcción y con los beneficios para el medio que

proporcionaba dicho sistema.

C. Elementos de carácter minero-industrial

Area 14. Minas del Conjuro en Busquístar y Almegíjar y

caminos tradicionales.

Area 15. Minas de Retama en Tímar y Lobras.

Area 16. Minas Rodríguez Acosta en Lobras.

Area 17. Minas de Mancilla en Cástaras.

El número de explotaciones existentes en los municipios objeto de inscripción es muy abundante por la riqueza mineral de la zona que se ha explotado en varios períodos históricos. Por ello se han seleccionado las de mayor interés patrimonial

atendiendo a sus valores históricos y sociales de acuerdo a lo representativo material y simbólicamente de estas industrias para sus poblaciones, así como a la entidad de los restos conservados. Siguiendo estos criterios se han incluido en la declaración cuatro núcleos mineros: Minas del Conjuro en Busquístar, Minas de Mancilla en Cástaras, Minas de los Rodríguez-Acosta en Lobras, y Minas de Retama en Tímar, encontrándose todas ellas en la actualidad inactivas.

Sus producciones fueron de dos tipos: en las minas del Conjuro se extraía hierro; en Cástaras, Lobras y Tímar, se producía mercurio.

No obstante, toda esta zona fue hasta el siglo XIX

prácticamente agraria, encontrando escasas referencias

documentales e históricas anteriores como la posible

explotación de las minas del Conjuro en época árabe, según Riu, basándonos en el hallazgo de una lucerna medieval en el cerro del Conjuro.

El auge minero se extiende desde el siglo XIX hasta la primera mitad del XX, provocando un intenso deterioro de la cubierta forestal en cuanto a incidencia en el paisaje, ya que se instalaron de forma indiscriminada fundiciones, sobre todo en el primer tercio del siglo XX, aunque por otro lado se empleó a buena parte de la mano de obra de la zona.

Los principales restos conservados son la mina principal a cielo abierto, un cargadero y restos de construcciones de la zona administrativa y habitacional de las minas del Conjuro en Busquístar, dos caminos que unen dicho núcleo poblacional con dicha explotación.

D. Yacimientos arqueológicos

Area 18. Yacimiento arqueológico denominado El Fuerte en Juviles.

Area 19. Yacimiento arqueológico denominado Peñón Hundido en Tímar.

Los yacimientos arqueológicos de mayor entidad en el

territorio objeto de esta declaración son: El poblado en el cerro del Fuerte en Juviles y el cerro del Peñón Hundido en Tímar, municipio de Lobras, así como otros tres lugares que se han incluido en áreas patrimoniales más amplias y que serán decritos más adelante, pero cuyo análisis -dadas sus

características y estado de conservación- debe ser abordado, sin duda, desde una metodología puramente arqueológica, a saber: enclave de la Mezquita y baños de Panjuila, en

Busquístar y Baños del Piojo, en Cástaras.

En todos los casos la prospección arqueológica superficial ha constatado materiales arqueológicos diversos, principalmente restos cerámicos y sobre todo constructivos, de las diferentes estructuras de habitación y/o explotación que conformaron estos establecimientos humanos.

El yacimiento de El Fuerte, por ejemplo, alberga interesantes restos constructivos, especialmente de albercas, pozos y canalizaciones varias dentro de un recinto posiblemente amurallado, aunque los elementos que conformaron sus defensas se encuentran ahora asolados y enmascarados por las paratas y bancales construidos para la explotación agrícola del cerro.

En cuanto al Peñón Hundido, destaca por su amplia secuencia de ocupación, que, a tenor de unos restos cerámicos documentados parece iniciarse en época protohistórica encontrándose también otros restos materiales de difícil caracterización aunque podrían fecharse desde época tardo-antigua hasta época

medieval. Dadas las características morfológicas del cerro y el sistema de explotación que aún se lleva a cabo, mediante cultivos en bancales, es posible que el yacimiento mantenga un aceptable nivel de conservación, al menos en algunos sectores. El terreno está formado por materiales y, en concreto, algunos de los recursos minerales que durante milenios han constituido la principal razón del asentamiento humano en la zona.

E. Caminos históricos

Area 20. Camino Viejo entre Juviles y Tímar.

El camino que une Juviles y Tímar tiene un recorrido

aproximado de tres kilómetros y medio. Dentro de la red de caminos de la zona se consideraba de primer nivel hasta mediados del siglo XX, ya que por él podían transitar tanto las personas y el ganado como los carros en buena parte de sus tramos. De una anchura de más de dos metros, está empedrado en gran parte de su recorrido y dejó de practicarse con la construcción de moderna carretera.

Estos caminos estructuran el territorio y constituyen, junto a la trama de acequias, una segunda red dado que los caminos comunican los núcleos de población entre ellos y con el resto del territorio donde se desarrollan las actividades

productivas, lo que cobra una gran importancia en un espacio de alta montaña como éste, ya que hasta 1970 algunos pueblos como Atalbeitar sólo eran accesibles a pie.

F. Areas que contienen varios elementos correspondientes

a tipologías distintas

Area 21. Conjunto Sitio Arqueológico La Mezquita-

escarihuelas-molino Río Trevélez- sitio arqueológico de los Baños de Panjuila.

Area 22. Conjunto Cortijo de Los Arcos-acueducto-zona de cultivo asociada en Cástaras.

Area 23. Conjunto de los Baños del Piojo en Cástaras.

La Mezquita es un asentamiento de carácter agropecuario de origen altomedieval, tratándose de una serie de estructuras de habitación, parcialmente excavadas en la roca. Está compuesto por una vivienda y diversas estancias para el ganado, amén de otros restos constructivos y áreas de actividad antrópica difícilmente datables pero correspondientes a diversos

momentos históricos. Una escarihuela o camino histórico comunica el cerro de La Mezquita con el río Trevélez, ocupando una ladera pedregosa de pronunciada pendiente. Al llegar al río se encuentra un pequeño puente junto a un molino de rodezno harinero que ha perdido su cubierta, aunque conserva perfectamente reconocibles sus estancias y su tipología, construido a base de la técnica de la piedra seca. Una vez que se cruza el puente comienza de nuevo la escarihuela, cuyo segundo tramo se desarrolla hasta el final de la ladera enfrente del montículo de la Mezquita, donde comienza el camino que conduce a los Baños de Panjuila a unos 200 metros y ya en zona relativamente llana. Estos baños, a pesar de estar totalmente destruidos, han funcionado como tales hasta hace unos 70 años dado que ocupan una zona de paso, es fácil discernir que eran usados como zona de descanso y

avituallamiento para los viajeros, apoyando además estos datos, los testimonios orales de los informantes.

El conjunto denominado como Cortijo de los Arcos, está

constituido por el cortijo, la zona de cultivos asociada a éste y un acueducto. La explotación recibe su nombre por el acueducto y acequia que riega su zona de cultivo junto al caserío del cortijo. La arcada, de una docena de ojos, que da nombre a la finca y actualmente mide unos 50 metros de

longitud por 4 de alto en su parte más elevada; está

construida con ladrillo visto y continúa en uso junto a la zona de cultivo y el cortijo.

Bajo la denominación de Los Baños del Piojo en el municipio de Cástaras, se engloban varios elementos. Se trata

fundamentalmente de una gran explotación agrícola donde se encuentra un extraordinario cortijo frente al cual hay unos antiguos baños que le dan nombre al pago. El cortijo se compone de una destacada vivienda en dos plantas, un molino de aceite y viga, y un horno. Junto a los baños de Panjuila, ambos son los testigos materiales de la red de baños que

hubo en la zona, herencia de unas formas de vida

altomedievales aprovechando las aguas de la zona y sus

propiedades.

G. Las iglesias y torres

Las torres e iglesias que se han incluido en este Bien de Interés Cultural son:

Area 24. Torre e Iglesia de Pitres.

Area 25. Torre e Iglesia de Busquístar.

Area 26. Torre e Iglesia de Cástaras.

Area 27. Torre e Iglesia de Pórtugos.

Area 28. Torre e Iglesia de Juviles.

Area 29. Torre e Iglesia de Bérchules.

Area 30. Torre e Iglesia de Lobras.

La linealidad de los recorridos generados a partir de las vías de comunicación del territorio, crea cierta continuidad espacial entre los núcleos urbanos, los cuales diferenciándose claramente del medio natural se constituyen como hitos o referentes paisajísticos. Y dentro de las poblaciones

destacan, por su escala y verticalidad, las torres campanarios de sus iglesias mudéjares, de las que se valora su

implantación como referentes territoriales e incluso como elementos para la orientación en un territorio tan extenso.

Entre ellas, las torres de Pitres, Busquístar y Pórtugos son los hitos más potentes, siendo todas ellas registrables desde el cerro del Conjuro. En cambio, aunque menos potentes aunque también con una importante presencia territorial, las de Juviles, Cástaras, Lobras y Bérchules, al ubicarse en cuencas visuales más cerradas, no ofrecen perspectivas lejanas.

Los templos mudéjares a los que pertenecen estas torres han sufrido importantes destrozos a lo largo de su historia, especialmente durante la Rebelión de los moriscos (1568) y la Guerra Civil. Por otra parte, la débil economía que ha

caracterizado a esta zona, ha dificultado las tareas de mantenimiento. El resultado es que la mayoría de ellos, incluidas sus torres, están parcial o totalmente reconstruidos en fechas relativamente recientes.

DELIMITACION DEL BIEN

1.º Criterios y justificación.

Para concretar espacialmente los valores reconocidos en el Sitio Histórico se han delimitado las treinta áreas

patrimoniales que más arriba se han descrito y que al final del presente anexo se delimitan planimétricamente y que conforman un bien discontinuo pero con una unidad

sociocultural y peculiaridades geográficas y paisajísticas.

Las áreas de carácter industrial se han delimitado atendiendo a los restos conservados tanto en superficie como soterrados (galerías) y subyacentes. Cada delimitación engloba de forma unitaria los distintos ámbitos asociados a la actividad minera tales como la zona de explotación, zona de transporte de material y zona administrativa y residencial.

La delimitación de los yacimientos arqueológicos responde a las primeras observaciones y las constataciones que se han hecho sobre el terreno, de acuerdo a una metodología de prospección arqueológica, sobre los restos emergentes de los yacimientos, así como del examen de los materiales muebles en los casos en que así se ha constatado. Igualmente definitorio ha sido el análisis de las fuentes documentales y de la bibliografía puramente arqueológica que, aunque escasa, en ciertos aspectos resultó un buen referente.

En cuanto a los núcleos urbanos y las zonas aledañas

cultivadas mediante aterrazamientos, se han considerado para su delimitación, tanto el buen estado de conservación y el escaso nivel de transformación de esta arquitectura, como la continuidad de los usos y actividades agrícolas, así como también el mantenimiento de paratas y bancales, es decir, sus valores materiales e inmateriales. Por tanto, en caso de que las intervenciones y sustituciones realizadas en los núcleos de población hayan supuesto una merma importante en los valores de su arquitectura vernácula, solamente se ha

delimitado la zona agrícola, situación que sólo sucede en el caso de Pórtugos, incluyendo como bien su zona de cultivos pero no el núcleo urbano que forma parte del bien como

entorno.

Asimismo, las principales acequias que abastecen tanto las zonas de cultivo como las poblaciones para su consumo, son las que se han tenido en cuenta en esta declaración.

2.º Relación completa de áreas patrimoniales que integran el Sitio Histórico tal como se recogen en la planimetría del anexo.

Area 1. Núcleo urbano de Capilerilla y zona de cultivos aterrazados.

Area 2. Cultivos aterrazados y núcleos urbanos de La Tahá: Núcleo urbano de Mecinilla y su zona de cultivos aterrazados, núcleo urbano de Fondales y su zona de cultivos aterrazados, núcleo urbano de Ferreirola y su zona de cultivos aterrazados, núcleo urbano de Atalbeitar y su zona de cultivos aterrazados y núcleo urbano de Mecina y su zona de cultivos aterrazados.

Area 3. Barrio Alto de Cástaras y zona de cultivo aterrazados.

Area 4. Núcleo urbano de Nieles y su zona de cultivos

aterrazados.

Area 5. Núcleo urbano de Tímar y zona de cultivos aterrazados.

Area 6. Núcleo urbano de Alcútar y zona de cultivos

aterrazados.

Area 7. Zona de cultivos de Pórtugos.

Area 8. Acequia Alta de Pitres.

Area 9. Acequia Baja de Pitres.

Area 10. Acequia Real o Gorda de Busquístar.

Area 11. Acequia de Cástaras.

Area 12. Acequia Nueva de Bérchules.

Area 13. Acequia de Tímar y Lobras.

Area 14. Minas del Conjuro en Busquístar y Almegíjar y caminos tradicionales.

Area 15. Minas de Retama en Tímar y Lobras.

Area 16. Minas Rodríguez Acosta en Lobras.

Area 17. Minas de Mancilla en Cástaras.

Area 18. Yacimiento arqueológico denominado El Fuerte en Juviles.

Area 19. Yacimiento arqueológico denominado Peñón Hundido en Tímar.

Area 20. Camino Viejo entre Juviles y Tímar.

Area 21. Conjunto Enclave La Mezquita-escarihuelas-molino Río Trevélez sitio arqueológico de los Baños de Panjuila.

Area 22. Conjunto Cortijo de Los Arcos-acueducto-zona de cultivo asociada en Cástaras.

Area 23. Conjunto de los Baños del Piojo en Cástaras.

Area 24. Torre e Iglesia de Pitres.

Area 25. Torre e Iglesia de Busquístar.

Area 26. Torre e Iglesia de Cástaras.

Area 27. Torre e Iglesia de Pórtugos.

Area 28. Torre e Iglesia de Juviles.

Area 29. Torre e Iglesia de Bérchules.

Area 30. Torre e Iglesia de Lobras.

DELIMITACION DEL ENTORNO

1.º Criterios y justificación.

La delimitación del Entorno está constituida por tres

polígonos cerrados denominados A, B y C. El polígono A engloba las 30 áreas patrimoniales que constituyen el bien, el

polígono B se sitúa en las cumbres de la Sierra de la

Contraviesa, y el tercero, el polígono C afecta a las cumbres del Cerrajón de Murtas y del Cerro de la Salchicha, en el término municipal de Murtas.

La delimitación del entorno del Bien de Interés Cultural se ha realizado con el fin de posibilitar la gestión y tutela del bien, no obstante, por la particular naturaleza de éste -un bien discontinuo formado por 30 áreas patrimoniales-, hay que señalar la distinta función de cada uno de los tres polígonos que conforman el entorno. Es evidente que el polígono A, ejerce una protección más directa sobre el bien al actuar como elemento envolvente de las 30 áreas patrimoniales y a su vez permite enmarcar los ámbitos discontinuos del Bien de Interés Cultural en un espacio territorial unitario. Esto trae

consecuencias muy positivas al permitir que se entienda de manera coherente y unitaria el conjunto de ámbitos que

conforman el Sitio Histórico. Se disminuye así la posibilidad de realizar tratamientos parciales y sesgados de la realidad patrimonial del bien.

Los otros dos polígonos (B y C) que conforman el Entorno se han delimitado atendiendo a la necesidad de proteger el alto valor paisajístico del bien, valor que en gran medida

fundamenta esta declaración. La imbricación entre el bien y el territorio es tal que el actual paisaje alpujarreño es fruto de la interacción secular entre el hombre y el medio. Por otra parte, el valor ambiental de la zona, su orografía, crea perspectivas visuales de alta calidad perceptiva. Así los elementos incluidos en la declaración (acequias, paratas, bancales, minas, cortijos, caminos, núcleos urbanos...) son los testimonios materiales de unas formas de asentamiento y unos sistemas de explotación de los recursos naturales que determinan las formas de interactuar con el paisaje,

transformándolo paulatinamente en productivo y habitable, configurando así el territorio que hoy conocemos.

Los polígonos B y C del Entorno aseguran la protección de la relación visual, no de proximidad, que establecen con el bien, ya que la ladera norte de la Sierra de la Contraviesa, al igual que la ladera sur de Sierra Nevada, constituye el telón de fondo que enmarca las perspectivas visuales que desde el Bien de Interés Cultural y hacia él se generan. A diferencia de Sierra Nevada, la Sierra de la Contraviesa no goza de una protección medioambiental (Parque Natural y Parque Nacional de Sierra Nevada) que garantice la conservación de los valores patrimoniales que inciden directamente sobre el Sitio

Histórico.En dicho marco espacial, se incluyen las cumbres del Cerrajón de Murtas y del Cerro de la Salchicha en el término municipal de Murtas, que con 1.500 metros son las cotas altimétricas más elevadas de la Sierra de la Contraviesa que nos afectan, así como un área de protección en la ladera sur de dicha sierra.

La delimitación de estos dos polígonos pretende impedir la distorsión y el deterioro que supondrían construcciones como los invernaderos muy presentes en la Alpujarra almeriense y que ya penetran en la granadina; parques eólicos, como los situados en los términos de Orgiva y Lanjarón; y cualquier construcción que por su volumen y formalización suponga un impacto visual y ambiental nocivo para el territorio

delimitado como Sitio Histórico.

2.º Descripción literal.

Los polígonos que conforman el Entorno se dibujan siguiendo los límites de las cuencas visuales detectadas. Los accidentes geográficos, como los barrancos que jalonan y dividen en partes la comarca definiendo cuencas visuales o las

elevaciones montañosas que desempeñan la misma función, las carreteras vertebradoras del territorio y los límites

administrativos, tanto del Parque Natural de Sierra Nevada como los de los distintos términos municipales afectados por la declaración, son los elementos sobre los que se dibuja la delimitación del Entorno.

Por el norte, la delimitación del primer polígono del Entorno coincide generalmente con el límite administrativo del Parque Natural de Sierra Nevada (desde el punto 27, en el que entra en el término municipal de Cástaras por la Loma de Juviles, al punto 32; coincidiendo con la carretera A-7210 y desde el punto 97 al 3, siguiendo el cauce del barranco de La Sangre, conformando así el cierre Oeste de este polígono) ya que esta figura de protección otorga, mediante las determinaciones del PORN, el nivel de protección adecuado tanto en lo referente a la regulación de los usos del suelo y el mantenimiento de sus valores ecológicos como en el control de los procesos de edificación aislada.

Del mismo modo la legislación del Parque Nacional garantiza la protección y conservación de los valores medioambientales de los parajes situados a cotas altimétricas superiores.

En ambos casos se trata de territorios con un menor grado de antropización que los que son objeto de esta declaración de Sitio Histórico, sin embargo son atravesados por las acequias

-áreas patrimoniales- (Alta y Baja de Pitres, Real o Gorda de Busquístar, Cástaras y Nueva de Bérchules) y a su vez los parajes del barranco de Los Bérchules, la Loma de los Cotos, la Mezquita y el Cerro de las Minas del Conjuro están

parcialmente incluidos en la delimitación del Parque Natural.

Para la definición del Entorno de las acequias fuera del perímetro cerrado antes mencionado, se han establecido franjas de protección de 6 metros de ancho dispuestas en sendas orillas del cauce, acompañando su recorrido desde la toma de acequia (puntos A, B, C, D y E) hasta su encuentro con el polígono del Entorno del Sitio Histórico.

En el punto 3 la delimitación del Entorno abandona a la del Parque Natural para ampliar el área de protección de las zonas de cultivos en terraza que se desarrollan en torno a los núcleos urbanos de Capilerilla y Pórtugos, apoyándose en una serie de caminos que las circundan dando acceso y servicio a distintas explotaciones agrícolas (desde el punto al 18).

A partir de aquí y también sustentado en el trazado de pistas o caminos agrícolas (puntos 18 al 23), el límite norte del Entorno se adentra en la Hoya de Guillín, paraje incluido en la declaración de Parque Natural, para, una vez en el término de Busquístar, descender la Loma de los Cotos por el barranco del Tesoro hasta llegar al río Trevélez (punto 24) y ascender a la cima de los Cerrillos Negros (punto 25) cerrando así la cuenca visual del ámbito definido por dicho río, área de una gran riqueza patrimonial que concentra una parte muy

importante de los espacios delimitados como BIC.

Por las cotas más altas de los Cerrillos Negros alcanza el límite entre los términos de Busquístar y Cástaras (punto 26) cuyo trazado sigue, bordeando el paraje denominado Portillo de Prado Seco, hasta tomar en el punto 27 la carretera A-7210, límite administrativo del Parque Natural de Sierra Nevada, que acota superiormente dos de las otras grandes áreas donde se concentran los recursos patrimoniales de este territorio: entorno de Juviles-Tímar y entorno de Bérchules.

Entre los puntos 28 y 30 el límite del polígono 1 del Entorno abandona puntualmente dicha carretera, siguiendo la línea de cota 1300, para englobar en la delimitación la zona norte del área de cultivos en terraza que circunda a dicha población.

El límite sudoeste de este polígono abandona el límite del Parque Natural de Sierra Nevada en el punto 97, para descender por el barranco de La Sangre (puntos 97 a 96) hasta alcanzar la cota 800. Desde esta, asciende por una senda o antiguo camino de acceso al cortijo de la Quinta (puntos 95, 94 y 93) hasta alcanzar la cota 950. A este trazado se va a superponer durante un largo fragmento el del límite sur de este polígono, englobando una zona de cultivos de vid, aprovechamiento agrícola tradicional y significativo de estas poblaciones. Posteriormente el límite desciende por el barranco de La Rata (puntos 92, 91 y 90) hacia el cauce del río Trevélez, cuyo cauce sigue entre los puntos 90 y 89, para una vez situado enfrente del área patrimonial denominada Cultivos aterrazados y núcleos urbanos de La Tahá, ascender por la Loma del Aljibe y el paraje de Campuzano hasta alcanzar en el punto 88 la alineación de las cumbres de la vecina Sierra de Mecina.

El límite sur de este primer polígono del Entorno sigue durante un largo tramo la alineación de las cumbres de la Sierra de Mecina (punto 88) hasta alcanzar en la cima del Pico del Cotillo (punto 87) el límite municipal entre los términos de La Tahá y Almegíjar. Límite al que se superpone (puntos,

86, 85 y 84) cerrando la cuenca del río Trevélez, ámbito de gran continuidad espacial donde se asientan los núcleos de La Tahá, con su cabecera municipal Pitres y sus anejos, Pórtugos y Busquístar. Las elevaciones de La Mezquita y el Cerro del Conjuro avanzan contrapeadas por el este hacia el río Trevélez cerrando visualmente su cuenca. Este paraje constituye un enclave de gran valor patrimonial al incluir elementos de diversa naturaleza (yacimiento arqueológico, escarihuelas, arquitectura industrial) y conformar una plataforma

privilegiada de visualización y registro del ámbito antes descrito.

En el encuentro con el Cerro del Conjuro y tras abandonar la línea que dibuja el límite entre los términos municipales de La Tahá y de Almegíjar (punto 84), el límite sur del Entorno se adapta a las curvas de nivel que lo delimitan, siguiendo la línea de cota 1150 (puntos 81 y 80) hasta enganchar (punto 80) con la carretera que comunica a Cástaras con las Minas del Conjuro hasta su coincidencia (punto 79) con el límite entre los términos municipales de Cástaras y Almegíjar.Para englobar las laderas de los cerros que circundan a los Baños del Piojo (encajado entre dos estribaciones montañosas) que en función de los criterios antes descritos constituyen el ámbito

necesario para su correcta percepción y comprensión, el Entorno abandona este límite municipal (punto 78) siguiendo la cota 1000 hasta el punto 77, para descender por la línea de máxima pendiente de la Loma del Aljibillo (puntos 76 y 75), hasta la Rambla de Cástaras, seguir su trazado entre los puntos 75 y 74, y ascender por un barranco la siguiente estribación del Aljibillo hasta alcanzar otra vez la cota 1000 junto al cementerio de Cástaras (punto 73), cerrando así la cuenca visual de este elemento.

A continuación, el límite sur del Entorno cruza los parajes de Pedro Jiménez y de Las Yeseras en Cástaras (puntos 73, 72, 71 y 70) buscando sus cotas más elevadas. En el punto toma la curva de nivel de cota 900, cuyo dibujo seguirá bordeando el Cerrillo de Nieles, hasta encontrarse (punto 68 y 67) con la pista que desde Nieles da servicio a los cortijos situados en el paraje denominado El Collado (punto 66), después cruza la rambla de Nieles (punto 65) para bordearla buscando de nuevo las cotas más elevadas que cierran esta cuenca visual (puntos

64 y 63).

En el punto 62 engancha con el camino que cruzando la zona de Tablones da acceso al Cortijo de los Arcos, junto al que se ubica el acueducto del mismo nombre y la zona de cultivos asociada. Para englobar dicha zona y su ámbito de protección el límite del Entorno se desplaza hacia el oeste, siguiendo un pequeño barranco, hasta alcanzar el límite entre los términos municipales de Cástaras y Lobras (punto 60).

Conformando el borde oeste del Entorno del Sitio Histórico, el dibujo del límite sigue durante un tramo el del Barranco de la Cabaña, que se corresponde con el límite municipal entre Cástaras y Lobras, para alcanzar en el punto 59 la cota 1000, cima de los Cerros de Lobrasán, que define el borde superior de la cuenca visual sudeste del núcleo urbano de Nieles y su zona de cultivos aterrazados.

En el punto 58 abandona dicha cota para descender por una pequeña rambla, hasta alcanzar el barranco de Lobras (punto

57) cuyo trazado sigue hasta el punto 56, donde salta buscando la cota 900 para rodear siguiéndola el núcleo urbano de Lobras (puntos 55, 54, 53 y 52), incluyendo en el ámbito del Entorno una pequeña zona de cultivos de regadío que se dispone al oeste de dicho núcleo y que presenta cierto interés.

Entre los puntos 50 y 49 el trazado del límite coincide con el de la carretera que comunica Lobras con su anejo Nieles conformando el límite sudeste del Entorno del rico conjunto de áreas patrimoniales que se concentran en esta zona: Minas de Retama, núcleo urbano de Tímar y su zona de cultivos en terraza, yacimiento arqueológico de Peñón Hundido y Acequia de Tímar y Lobras.

A continuación sigue la línea de cota 1050, bordeando las Minas de Rodríguez Acosta para garantizar la protección de su cuenca visual, hasta alcanzar el límite entre los términos de Bérchules, Lobras y Cádiar (punto 47). Límite al que se superpone recorriendo los puntos más elevados de los Llanos de Porras y el Alto de la Atalaya.

Durante un largo tramo se adapta a dicho límite municipal así como al que separa al municipio de Bérchules de Cádiar y de Collado del Tejar (hasta el punto 44) conformando el límite este del polígono y del Entorno del núcleo urbano de Alcútar y de la zona de cultivos en terrazas asociada.

En el punto 43 el límite salta a la cota 1500 que sigue hasta el punto 42, para descender por un barranco (desde el punto 42 al 41), cruzar la Acequia Nueva de Bérchules y proteger su cauce definiendo el borde noreste de su Entorno (del punto 40 al 32) hasta alcanzar de nuevo la carretera A-7210 (punto 32) cerrando así este primer polígono del Entorno.

El límite norte del segundo polígono del Entorno sigue el trazado de la carretera C-332 en los tramos comprendidos entre los puntos del 1 al 2 y del 6 al 7, en paralelo al cauce del río Guadalfeo. Trazado que abandona en el punto 2 para rodear al núcleo urbano de Torvizcón, siguiendo el barranco de la Umbría (puntos 2 y 3), la línea de cota 750 (entre los puntos

3 y 4), un camino local desde el cementerio de Torvizcón (entre los puntos 4 y 5) al límite entre los términos

municipales de Torvizcón y Almegíjar (puntos 5 y 6), hasta alcanzar de nuevo en el punto 6 la carretera comarcal C-332.

Para ampliar la zona protegida, incluyendo la ladera sur de la loma de Callón y el Paraje de los Barranquillos junto al cauce del Guadalfeo, el límite toma en el punto 7 un camino local, hasta alcanzar la cota 850, que seguirá entre los puntos y 9 hasta el cruce con el desvío de la C-332 hacia Cádiar.

Posteriormente y tras cruzar dicho desvío, el límite

transcurre primero por un camino local y después por la rambla de Cádiar o del Repenil (desde el punto 10) hasta encontrarse en el punto 11 con el límite entre los términos municipales de Cádiar y Ugíjar.

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