LA JUNTA IMPULSA EL USO DE EQUIPOS MÓVILES PARA REDUCIR LAS MUERTES POR PARADA CARDIACA EN LUGARES PÚBLICOS

El Consejo regula la utilización de los desfibriladores semiautomáticos externos por el personal no médico

 

La Junta de Andalucía impulsará la utilización en lugares públicos de desfibriladores semiautomáticos externos, equipos móviles que se emplean en situaciones de parada cardiorespiratoria para intentar reestablecer el ritmo cardiaco mientras llegan las emergencias sanitarias. Con este objetivo, el Consejo de Gobierno ha aprobado hoy el decreto que regula su utilización por parte del personal no facultativo (enfermeros, técnicos de emergencias y transporte sanitario, fuerzas de seguridad y bomberos, entre otros).

La nueva norma faculta para el uso de desfibriladores a todas aquellas personas que hayan superado la formación inicial en el manejo de estos aparatos y en técnicas de reanimación cardiopulmonar básica. Las autorizaciones, que quedarán registradas en una base de datos actualizada por la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias, deberán ser renovadas anualmente a través de cursos de formación continuada y de las correspondientes evaluaciones teóricas y prácticas. La Consejería de Salud autorizará a los centros e instituciones sanitarias encargados de coordinar estos programas de formación.

El decreto aprobado hoy forma parte del programa Davida... al corazón, que desarrolla la Consejería de Salud en colaboración con diversas sociedades científicas y entidades privadas a fin de reducir el riesgo de muerte súbita por parada cardiaca en lugares públicos concurridos. Actualmente, Salud mantiene contacto con grandes superficies comerciales y centros de transporte público para proceder a la instalación de desfibriladores semiautomáticos externos.

Los equipos de Emergencias Sanitarias 061 asisten cada año en Andalucía más de 2.000 paradas cardiacas fuera de los hospitales. Estos episodios, que pueden sobrevenir en cualquier lugar con pequeños síntomas como el ahogo y la pérdida de conocimiento, están motivados generalmente por problemas de fribrilación ventricular y de taquicardia ventricular sin pulso, que impiden el bombeo de la sangre y la llegada de oxígeno a todo el cuerpo.

Los cinco minutos posteriores a una parada cardiorespiratoria son claves para el enfermo, ya que en este tiempo la falta de oxígeno y de sangre en el cerebro puede causar daños irreversibles e incluso la muerte. Por ello es fundamental que, ante una situación de este tipo, la persona que tiene el contacto inicial con el afectado actúe de forma inmediata alertando a los equipos de emergencias sanitarias y aplicando entre tanto técnicas de reanimación básicas, como la ventilación boca a boca y el masaje cardiaco externo.

La aparición en el mercado de los desfibriladores semiautomáticos externos, capaces de identificar las arritmias mortales y administrar una descarga eléctrica para restablecer un ritmo viable, constituye un gran avance en la reducción del riesgo de muerte por paro cardiaco. Por ello, las sociedades científicas están promoviendo su instalación fuera de los centros sanitarios y su utilización por parte de personal no médico.

Las enfermedades cardiovasculares suponen el 30% de los fallecimientos en los países occidentales. En España se producen cada año más de 60.000 infartos de miocardio, de los cuales 16.000 ocasionan fallecimientos súbitos.