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Marzo 2011

LA PERSECUCIÓN DE LA CAUSA CARLISTA: EL DESTIERRO DE IGNACIO RODRIGO ZALDARRIAGA

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Código de referencia: AGA, Fondo Saavedra. 3786.15
Título: Memorial autobiográfico sobre el destierro y embargo de bienes de Ignacio Rodrigo Zaldarriaga por su vinculación carlista.
Fecha: Sevilla.  31 de agosto de 1876.
Características físicas: Papel. 17 hojas en cuarto
 
 
El Carlismo
 
El carlismo es un movimiento político tradicionalista y legitimista de carácter antiliberal y contra-revolucionario surgido en España en el siglo XIX. Pretende el restablecimiento de una rama alternativa de la dinastía de los Borbones en el trono español y, en sus orígenes, propugnaba la vuelta al Antiguo Régimen.
 
El ideario carlista, resumido en el lema Por Dios, por la Patria y el Rey, se basa en la legitimidad dinástica, la tradición católica, la monarquía tradicional católica y los derechos forales de las regiones no afectadas por los Decretos de Nueva Planta.
 
A la muerte de Fernando VII en 1833 se produjo un enfrentamiento entre los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del difunto rey -favorables al absolutismo y defensores de las tradiciones-, los carlistas, y los partidarios de Isabel II, hija legítima del rey -defensores de una monarquía constitucional-, los liberales.
 
El enfrentamiento entre los partidarios de Isabel II y los de Carlos María Isidro fue una lucha entre dos concepciones políticas, sociales, religiosas y de clase diferentes. Ese desencuentro produjo a lo largo del siglo XIX varias insurrecciones de los carlistas contra el gobierno de Isabel II, las denominadas Guerras Carlistas, con tres episodios destacados:
 
Primera Guerra 1833-1840
Segunda Guerra 1846-1849
Tercera Guerra 1872-1876
 
 
Ignacio Rodrigo de la Peña y Zaldarriaga
 
Hijo de José Rodrigo de la Peña y de la Dehesa, natural de las Encartaciones de Vizcaya y oficial 2º de la Contaduría de Propios de Sevilla, y de Ángela Zaldarriaga y Correa, de conocida familia sevillana de la colación de la Magdalena, en cuya iglesia es bautizado el 26 de noviembre de 1815.
 
A los trece años se nos describe como “varón de color blanco, ojos azules y pelo castaño claro”, con gran formación para entablar estudios superiores, aparece matriculado en Filosofía y posteriormente en Leyes, ostentando el título de abogado en 1839.
 
Personaje instruido, colabora en la fundación de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, ayudando a la organización y catalogación de sus fondos, motivo por el que don Fernando de la Puente, bibliotecario primero de dicha Universidad, solicita al Ministerio de Instrucción Pública la plaza de bibliotecario 2º para Ignacio. Asimismo, es nombrado jefe de la Comisión Auxiliar de Instrucción primaria y visitador e inspector de los colegios en el distrito de san Juan de la Palma.
 
Contrae matrimonio el 1 de diciembre de 1849 en la parroquia de san Marcos de Sevilla con Mª Dolores Arias de Saavedra y Araoz, hija de Antonio Arias de Saavedra Tavera y Mª de los Dolores Araoz Arredondo, marqueses del Moscoso y condes de Castellar, entroncando de esta manera con la nobleza.
 
De talante conservador, criado en un ambiente fervientemente religioso y apegado a la fe católica, llega a solicitar la lectura de libros prohibidos, gracia que le es concedida por Gregorio XVI, así como la instalación de oratorio en su casa para la celebración de misa los domingos y días de fiesta.
 
En la década de los 60 lo encontramos como miembro de diversas hermandades, asociaciones religiosas y de caridad, como la de san Vicente de Paul, el asilo de huérfanos -de la que ostentó el cargo de tesorero-, la Hermandad de las Ánimas y san Onofre, etc.
 
Fallece en Sevilla el 19 de agosto de 1892, siendo enterrado, según disposición testamentaria, en el monasterio de El Loreto (Espartinas) junto a su mujer, fallecida ocho años antes.
 
 
El memorial del destierro
 
Se trata de un documento en el que Ignacio Rodrigo describe de manera detallada y de forma autobiográfica el embargo de bienes y destierro que sufrió, junto a su mujer, por pertenecer al partido Carlista, así como el gasto económico que este acontecimiento le supuso.
 
Por los años 1869 a 1870, estando la nación en el período constituyente y convocadas Cortes que acordaran la forma de gobierno y constitución que habría que regir, se aprestaron todos los partidos para las elecciones, con permiso de la autoridad competente, y entre ellos el partido carlista, que tomó la denominación de “Comunión Católico-Monárquica”, celebrándose en Sevilla una reunión, con permiso especial del Gobernador, en la que se nombró el Comité Electoral, compuesto de quince personas, entre las que se encontraba Ignacio Rodrigo. Terminadas las elecciones el Comité fue disuelto por carecer de sentido.
 
En plena República, el 22 de julio de 1874 comparece la policía en casa de Ignacio Rodrigo y tras un riguroso registro, es conducido a la cárcel en donde se encuentra con algunos de los miembros del disuelto Comité Electoral, e incluso otros partidarios alfonsinos, a la espera de ser desterrado, junto con sus familiares, por orden gubernamental.
 
Dos días más tarde, le es comunicada, por medio del conde Casa Galindo, Andrés Lasso, la orden de destierro a Andujar, lugar cómodo para él y su mujer por tener allí familiares con los que poder relacionarse. Pero este lugar les resulta inapropiado, solicitando de su pariente Juan Moreno Benítez, gobernador de Madrid, ser desviados a El Puerto de Santa María, lugar al que llegarían el 31 de julio.
 
Tras sucesivas instancias, en septiembre se les levanta la orden de destierro y embargo, encontrándose en su casa de Sevilla el 25 de ese mismo mes.
 
Restaurada la monarquía en la persona de Alfonso XII, en enero de 1875 es nombrado Gobernador de Sevilla su amigo Andrés Lasso, encargado de recabar información sobre destacados personajes carlistas, entre los que se encontraba Ignacio. Seis meses más tarde se persona  en su casa la autoridad gubernamental para proceder al embargo de todos sus bienes, acogiéndose a los Reales Decretos de 18 de julio de 1874 y 29 de junio de 1875, por ser “individuo” del Comité Carlista para las elecciones de 1870, así como decretar su destierro y el de su mujer a Estella.
 
Con la ayuda de su sobrino Rafael Arias de Saavedra, conde de Castellar, consiguen llegar a Lisboa, en donde ya se encontraban algunos compañeros del Comité, como Antonio Quintanilla y Torres, Bonifacio García y  José Ignacio Borras, a los que más tarde se les une su hermano Antonio y su sobrino, desterrados por idénticos motivos.
 
Tras una serie de desagradables sucesos, el 5 de noviembre de 1875 cesa el destierro mediante un comunicado de la Subsecretaria del Ministerio de  Gobernación, debido a los informes recabados sobre su conducta, levantándose el embargo o interdicción de los bienes  el 20 de febrero de 1876.

 

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