El archivo personal y la biblioteca del arquitecto Leopoldo Torres Balbás (1888-1960), considerado como uno de los arquitectos conservadores de monumentos más importantes del siglo XX, permanecerá, a partir de ahora, en el Archivo y Biblioteca de la Alhambra.

La directora del Patronato de la Alhambra y Generalife, María del Mar Villafranca, acompañada por el hijo de Leopoldo Torres Balbás, Rafael Torres Márquez, y por el arquitecto Julián Esteban Chapapría han presentado parte de estos fondos adquiridos por la Alhambra, lugar en el que Torres Balbás ocupó el cargo de Arquitecto Conservador entre 1923 y 1936.

El fondo Torres Balbás, valorado en 90.000€, está compuesto por el archivo personal, colección fotográfica y la biblioteca.

La Biblioteca consta de de 1528 ejemplares (publicaciones de Leopoldo Torres Balbás, separatas de otros autores, revistas y publicaciones periódicas, libros y opúsculos y fragmentos). En cuanto a la cobertura temática de los libros pertenecientes a su biblioteca se refleja gran interés por el arte (gran presencia del arte islámico y románico), la arquitectura y la historia de España, la conservación y restauración del patrimonio, la arqueología y la literatura tanto nacional como de autores árabes. Destacan asimismo, los numerosos ejemplares de discursos pronunciados en la Real Academia de la Historia, así como publicaciones de exposiciones y congresos nacionales e internacionales.

El Archivo consta de 1400 fotografías aproximadamente y 4 metros lineales de documentación. El origen de la fotografías fluctúa entre el afán de documentar sus intervenciones de restauración y conservación en la Alhambra o como arquitecto conservador de la 6 zona, las fotografías que el mismo hacía en sus numerosos viajes culturales, en los que puede apreciarse la imagen del estado que ofrecía el patrimonio en aquel momento en España y que utilizaba posteriormente en sus propias publicaciones, a las fotografías utilizadas en la docencia. Así mismo encontramos fotografías personales. Los soportes van desde los negativos en cristal, linterna mágica, acetatos y positivos.

La documentación textual tiene una cronología entre 1878- 1961. Podríamos clasificarla de manera somera desde la documentación perteneciente a su padre Rafael Torres Campos (correspondencia con figuras señeras de su época, como por ejemplo con Francisco Giner de los Ríos) y a la propia de Leopoldo Torres Balbás, en la que destaca la documentación personal y familiar (cuadernos de juventud, diarios de juventud y de guerra cargados de vivencias y reflexiones, curriculum y correspondencia personal y profesional), correspondencia con personalidades relevantes de su época, con instituciones, o por temática (Manuel de Falla, Manuel Gómez Moreno, Duque de Alba, Emilio García Gómez, Gregorio Marañón George Marcáis, etc.), fotografías propias y familiares; documentos de su familia más directa, padres y hermanos.

También es de gran valor el acopio de información, recortes, fotografías, notas sobre diferentes ciudades y edificios que posteriormente utilizaba para sus publicaciones o trabajos de investigación.

En resumen un Archivo y una Biblioteca que tras pasar por procesos de desinfección, restauración, descripción y digitalización estarán a la disposición de la investigación, con un alto valor para los investigadores que pretendan adentrarse en el conocimiento de unos años caracterizados por el nacimiento de la moderna conservación del patrimonio español y la definición y profundización de materias como la arquitectura y el urbanismo hispanomusulmán.

Esta documentación viene a sumarse a la que ya se conserva en nuestras instalaciones reflejo de las competencias que como Arquitecto Conservador de la Alhambra generó, y que pueden consultarse in situ o en el Portal Científico de la Alhambra.

La aportación fundamental de este investigador y docente comprometido se debe tanto a su pensamiento teórico, formado en la Institución Libre de Enseñanza, recogido en múltiples escritos, como a la práctica restauradora, materializada principalmente en sus intervenciones en la Alhambra y el Generalife. A él se le debe, en gran medida, la Alhambra conservada con criterio científico que conocemos hoy en día.