El jueves 13 de mayo fue presentada en la Feria del Libro de Sevilla la obra: "Sucesos curiosos en la Andalucía del Antiguo Régimen II".

Cuando la primavera pasada fue presentado en la Feria del Libro de Sevilla el libro de relatos que precede a éste, algunas de las personas asistentes al encuentro ya previeron que aquél no sería el único, sino tan sólo el primero de una serie.

Los quince relatos reunidos en este segundo volumen de Sucesos Curiosos en la Andalucía del Antiguo Régimen vuelven a ser contados por archiveros y archiveras e investigadores e investigadoras que recrean casos históricos y vivencias personales provenientes de sus encuentros y desencuentros con documentos y legajos. Se mantiene la intención de difundir a través de una fórmula narrativa los hechos testimoniados en los archivos de Andalucía y, junto a ellos, en esta ocasión se incluyen otros que tienen como protagonistas a personajes pasados y presentes cuyas vidas han estado especialmente vinculadas al mundo de la investigación histórica.

Los requisitos que debían reunir los nuevos sucesos eran muy concretos: que los acontecimientos hubieran sucedido en algún lugar de Andalucía; que se tuviera noticia de ellos por haber quedado testimonio en los documentos que se conservan y custodian en algún archivo andaluz, que las historias narradas tuvieran como protagonistas personajes andaluces, tanto del pasado como contemporáneos, y sobre Andalucía. Los relatos reunidos en este segundo volumen contienen alguno o varios de estos requisitos. Tan sólo uno de ellos está basado en un texto bibliográfico narrado por el Padre Feijoo: el nacimiento de una criatura con dos cabezas y los problemas morales que el “fenómeno” provocó en los contemporáneos en determinar si era poseedora de un alma o de dos.

Dos de los relatos transmiten las experiencias personales vividas por profesionales de los archivos y de la investigación histórica, en su empeño por descubrir y descifrar la situación vital de ciertos individuos que vivieron hace más de cuatrocientos años y sobre los que el tiempo pasado y singulares circunstancias habían producido la suplantación de identidades y realidades. De ello tratan los relatos que nos llevan a interrogarnos el motivo por el qué en el Archivo de la Diputación Provincial de Sevilla, institución nacida en el siglo XIX, se conserva una carta del hijo mayor de Cristóbal Colón, como nos cuenta Antonia Heredia; o de cómo, por la constancia y perseverancia de las pesquisas de Enriqueta Vila y de Guillermo Lohman, sabemos de los Almonte de Sevilla y de Lima.

Sin embargo, la gran mayoría de los cuentos incluidos constituyen una fabulación basada en datos contenidos en documentos de los siglos XVI, XVII y XVIII que permanecen en archivos andaluces y que los archiveros y archiveras e investigadores e investigadoras que participan en este segundo volumen, han sabido elaborar con habilidad, de tal manera que en los mismo leemos el relato de un sonado divorcio en la corte de los Reyes Católicos, conoceremos las penurias económicas de la viuda y herederos del insigne Gran Capitán, cuya afición al gasto desmesurado ha trascendido hasta nuestros días.

Las tierras americanas, tan vinculadas a Andalucía durante la edad moderna, también tienen su lugar entre estos relatos. Del General Cristóbal de Eraso, aquel ecijano que amparó y enriqueció a sus familiares, hasta el modesto chiclanero que no encontró mejor forma de sobrevivir con decencia que abandonar el ejército por la iglesia, pasando por la cantidad de pillos que hacían la travesía a América como podían, los abusos de los fuertes sobre los débiles, las dificultades de la vida a bordo, y por no faltar, no falta ni siquiera una de piratas, auténticos dueños de los mares durante el siglo XVII.

Historias que reviven la vida cotidiana en Puerto Real, en Sevilla y sus alrededores, los amores imposibles, el triste destino de algunas mujeres al ingresar en un convento, las visiones místicas de la monja de Écija…, son otros de los protagonistas del libro que tenemos en nuestras manos, que, al leerlos, nos recuerdan la dureza del día a día de nuestros antepasado, la crueldad con el prójimo, la brusquedad en las relaciones personales, el poco valor de la vida, las muertes prematuras y las variadísimas formas de conservar y mantener los patrimonios, ya fueran modestos, e incluso miserables, ya fueran grandiosos e incluso opulentos, como Gonzalo Fernández de Córdoba o el General Cristóbal de Eraso y sus familiares.