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Historia del Archivo Histórico Provincial de Córdoba

 

patio

El Archivo Histórico Provincial de Córdoba se crea en 1946 al hilo del Decreto de 12 de noviembre de 1931 sobre régimen y denominación de los Archivos Históricos de Protocolos e Históricos Provinciales.

Creación

Las primeras diligencias encaminadas al establecimiento del Archivo Histórico Provincial de Córdoba tienen lugar en 1944, cuando el alcalde de la ciudad don Antonio Luna Fernández, en sesión ordinaria del ayuntamiento, presenta una moción en ese sentido. La propuesta es acogida favorablemente por el Patronato para el fomento de Archivos, Bibliotecas y Museos de Córdoba que el 6 de julio de 1946 acuerda por unanimidad solicitar al Ministerio de Educación Nacional la creación del Archivo, lo que tiene lugar por Orden Ministerial de 17 de julio de 1946 (BOE 3-8-1946).

Pese a la aparente facilidad de su puesta en marcha, el centro inicia una andadura bastante escabrosa. En opinión de la que es ya su directora doña Pilar Sáenz-López, expuesta en acta del Patronato de 11 de octubre de 1952, un cúmulo de "anomalías han presidido la creación del Archivo Histórico, comunicada a Madrid por otro Patronato y limitada a la colocación de una placa en el Archivo de Protocolos". Y en carta a un compañero del Cuerpo Facultativo de 29 de marzo de 1953 se queja de un Archivo Histórico "todavía no entregado al Cuerpo, al cargo del notario archivero que es el que lleva dicho establecimiento sin que la directora oficial intervenga para nada" .

Las primeras transferencias de documentación que se han ido produciendo a lo largo del año 1952, las de los protocolos notariales de los distritos de Aguilar de la Frontera, Montoro y Castro del Río, así como la entrega de los protocolos de Guadalcázar hasta entonces en manos privadas, se han hecho, en efecto, sin supervisión alguna del Cuerpo Facultativo y sólo bajo el control del notario archivero don Vicente Flórez de Quiñones, según da cuenta él mismo al Patronato. Estos fondos quedarán desde ese momento en el Archivo de Protocolos de Córdoba y no pasarán al Archivo Histórico de forma efectiva hasta el año 1990.

En enero de 1958 la Dirección General de Archivos y Bibliotecas comunica que se ha concedido autorización a los registradores de la propiedad para que entreguen los libros de Contadurías de Hipotecas y dispone que la directora se dirija a todos ellos ofreciéndose a recogerlos en el Archivo Histórico Provincial. La única respuesta positiva es la de los registros de Bujalance y Fuenteovejuna, cuyos libros de Contaduría van a ser trasladados a pesar de no contar con local alguno donde instalarlos. La Dirección General propone que, hasta tanto el Archivo Histórico tenga edificio, se queden en el de la Delegación de Hacienda, también a cargo de doña Pilar Sáenz -López.

Como las gestiones para dotar al Archivo de sede parecen no dar fruto y las demandas de espacio son cada día más urgentes, se impone adoptar una medida provisional y alquilar un local para depositar los fondos. Se eligen unas bajeras en la calle Luis Ponce de León y se firma el contrato de arrendamiento en mayo de 1962, iniciándose la adaptación del inmueble seguida de la instalación de estanterías; pero no es hasta dos años después, en mayo de 1964, que se produce el primer traslado de documentos del Archivo de la Delegación de Hacienda al nuevo local. Para entonces ya se trata de una cantidad importante: toda la documentación de Hacienda de más de veinticinco años que, por disposición del Ministerio de 1962, debía pasar al Archivo Histórico Provincial, a lo que se añade el fondo de Jefatura Agronómica y los ya citados de Contadurías de Hipotecas, depositados allí provisionalmente. Además se realizará a lo largo de ese año y el siguiente la transferencia de los protocolos centenarios de los distritos de Cabra y Baena, así como una nueva remesa del distrito de Montoro.

Mientras tanto se sigue buscando un edificio para sede definitiva del Archivo, puesto que las condiciones ambientales, dimensiones y medidas de seguridad del local donde está ubicado no son en absoluto adecuadas. Se habla de edificarlo de nueva planta en una zona céntrica, unido a la Biblioteca en una Casa de la Cultura; se habla también de adquirir un antiguo palacio. A pesar de que las firmes expectativas, no será hasta final de la década de los setenta en que por fin se encuentre la que va a ser su sede actual, la iglesia de Santo Domingo de Silos, iniciándose en noviembre de 1980 las obras de adaptación del edificio. Por fin, en 1984 y ya a cargo de doña Esther Cruces Blanco, el Archivo se traslada a su nuevo y definitivo emplazamiento sin que éste estuviera totalmente terminado, traslado que se vio forzado por una inundación del antiguo local que, por suerte, no dañó los fondos documentales.

El edificio

Quizá deberíamos hablar de edificios, porque son dos los inmuebles que se han reconstruido y acondicionado para Archivo Histórico Provincial en dos fases distintas, que se corresponden respectivamente con el depósito documental y con las demás dependencias.

 El depósito de documentos está ubicado en la antigua iglesia de Santo Domingo de Silos, una de las catorce que fundó Fernando III al reconquistar la ciudad. Su advocación parece motivada por la veneración que los cristianos cordobeses sentían por este santo, que se había aparecido en la vecina Alcolea. Fue parroquia hasta 1782 en que se fusiona con la vecina del Salvador, instalándose en la iglesia del colegio de Santa Catalina de la Compañía de Jesús.

La iglesia, como ocurre en Córdoba, lugar de ciudades superpuestas, se levantó sobre alguna edificación romana, como prueba la excavación en su subsuelo del mosaico de “Las Cuatro Estaciones”, datado en segunda mitad del siglo IV o primera del siglo V y hoy expuesto en el Museo Arqueológico Provincial.

 La iglesia mantiene hoy su primitiva estructura, tres naves separadas por arcos apuntados de ladrillo que, debido a su estado deleznable, hubo que renovar. En la nave central se conserva parte del antiguo artesonado mudejar.

También se conserva la torre, remozada varias veces pero cuya conformación actual parece datar de 1762. Aunque elemento original de la iglesia, es hoy propiedad particular y no forma parte del Archivo.

De la iglesia de Santo Domingo nos queda mencionar la capilla de Nuestra Señora de la Concepción que, a un lateral de la iglesia, sirve de nexo de unión entre los dos inmuebles que componen el edificio. Fue fundada en 1397 por el jurado Juan Pérez, que era escribano mayor de la ciudad. La capilla se denominó de los Escribanos porque allí se constituyó la cofradía de éstos, celebrándose en ella varias festividades al año.

Es una capilla funeraria de planta rectangular, construida en piedra con aparejo regular. Todavía se conservan marcas de cantero. La cubierta consta de arcos que arrancan de ménsulas con representaciones de cabezas de felinos muy esquemáticas y las de los ángulos decoraciones florales; decoración realizada con incisiones y técnica muy tosca. Los plementos serían igualmente de piedra, pero después de la reforma son de ladrillo. La iluminación se consigue mediante una ventana saetera con derrame al interior y un pequeño óculo en doble abocinamiento. Esta capilla se puede considerar de fines del siglo XIII y comienzos del siglo XIV, siendo una de las más arcaicas del arte cordobés.

El segundo edificio que conforma el Archivo es una casa de estilo barroco andaluz situada en la calle Pompeyos. La casa consta de un sótano, planta baja y plantas 1ª y 2ª. La puerta de entrada, con sus tachones de bronce y plancha de cobre en el rodapié, es original, así como las rejas de las dos ventanas de la planta baja y de los balcones de la primera planta. Por el zaguán se accede al patio a través de una cancela de forja; el patio es cuadrado con tres columnas de mármol rojo de Cabra que sostienen cuatro arcos y dos balcones con molduras en las caras este y sur y un solo balcón en la norte.

Los intradoses de los arcos están decorados con pinturas al fresco imitando dovelas de mármol. En los balcones del primer piso de la fachada del patio también van decoradas las jambas, dinteles y molduras en colores rojo, verde y gris. Este sistema de decorar y enriquecer fachadas, patios e interiores de salones fue tradicional en Córdoba en cierta época.

Dos pequeños arcos que sustentan el hueco de la escalera reposan sobre una columna exenta de mármol negro, cuya base y capitel pueden ser renacentistas. Los balcones de la primera planta que dan al patio así como el cerramiento de la escalera son de cristaleras de pequeños rombos de cristal emplomados, tipo también común en muchas casas cordobesas. En la sala de investigadores y en despacho de dirección unas vigas labradas adornan las techumbres, aunque su función es meramente decorativa y no sustentante. En su centro aparece el Corazón de Jesús, lo que parece apuntar a un primitivo empleo religioso o benéfico del edificio. De hecho el edifició perteneció desde el año 1725 a la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores y la Buena Muerte que tenía su sede en el colegio de la Compañía de Jesús, siendo está la encargada de comenzar a crear la configuración actual del edificio, y con posterioridad, a fines del siglo XVIII, pasó a la Junta de Caridad de la Cárcel que tuvo su continuación a partir de 1806 en la Asociación del Buen Pastor para el auxilio de los presos pobres, a quién perteneció hasta que fue desamortizada y vendida a particulares en el año 1859.

Un pequeño patio lateral, con una pila de piedra de una sola pieza y una boca de fuente de cerámica sevillana, completa los elementos más singulares de ésta casa.

 Por último, en las tareas previas de reconstrucción apareció una lápida sepulcral con la inscripción:

ESTA SEPULTU
RA ES DE LUIS DE
CORDOVA Y DE SUS
HEREDEROS

Y finaliza con la calavera y la tibia y peroné cruzados.

Si en el pasado descansó aquí don Luis de Córdoba, en el presente la casa alberga la actividad del Archivo Histórico Provincial. En este edificio se ubican la sala de investigadores, despachos, secretaría y sala de clasificación.

 

Plan del Archivo

 

Área de acceso público (calle Pompeyos)

 

Planta baja:

  • Sala de actos en la Capilla de los Escribanos

Superficie de 88 m2, con capacidad para unas 55 personas y mobiliario adecuado para su uso como sala de conferencias, cursos, exposiciones, recitales de música, etc. 

  • Sala de investigadores

Superficie de 39 m2, con 14 puestos de lectura, en mesas individuales con iluminación artificial y tomas eléctricas, y dos puestos de consulta informatizada. 

  • Conserjería, portal y aseos

 

Planta primera:

  • Despacho de dirección
  • Despacho del personal técnico
  • Secretaría

 

Planta segunda:

  • Sala de clasificación
  • Área de digitalización.


Área de depósitos

La superficie destinada a los depósitos ocupa 943 m2, en los que se encuentran instalados 4046 m/l de armarios compactos y 314 m/l de estanterías convencionales.

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