Desde primeros del mes de julio de 2018 he asumido las funciones de director del Centro del Profesorado de Úbeda, responsabilidad que afronto con toda la ilusión y el entusiasmo que un proyecto tan apasionante e importante como éste merece. Esta nueva andadura, que supone de alguna manera una continuación a la labor que he realizado durante los últimos años al frente de distintas asesorías de formación, me va a permitir profundizar en el objeto de esta institución, que no es otro que la mejora en el aprendizaje del alumnado y mejora de la calidad educativa. Esta nueva etapa que se abre, será sin duda relevante para el Centro del Profesorado de Úbeda en particular y para la Formación Permanente del Profesorado en general, porque es aconsejable un acondicionamiento de los fines y objetivos de la formación del profesorado a un nuevo período más instrumental y eficaz, que sea primordial al servicio de la mejora de los procesos de enseñanza y aprendizaje que se desarrollan en los centros educativos. Para esta tarea, recibo una buena herencia que es justo reconocer y agradecer, y cuento con un gran equipo técnico. Así pues, mi primer objetivo va a ser llevar a buen término, en los plazos previstos, las actuaciones que ya están en marcha.

Sin duda, el equipo técnico de formación del Cep de Úbeda es la clave de gran parte del éxito de lo realizado hasta ahora, puesto que sus miembros han sabido anteponer y colocar sus actuaciones para conseguir que la Formación del Profesorado alcance el Éxito Educativo, impulsando los planes, programas y proyectos en los centros, las Tics, Tacs, las comunidades de aprendizaje, las nuevas metodologías para el desarrollo de las competencias claves y la visibilización a los docentes y centros innovadores. Mi segundo objetivo va a ser, por tanto, interpretar la voluntad del profesorado que entiende que su formación es esencial para el aprendizaje del alumnado y el éxito educativo, y por tanto habrá que centrarse en actividades formativas con un objetivo claro que tengan repercusión en el aula, es decir, que al alumnado le llegue el beneficio de la formación que recibe el profesorado.

Pero nada de esto sería posible sin la colaboración del profesorado, que tan activamente participa en los procesos formativos. Mi pretensión es mantenerle informado de todo lo que se haga desde el Centro del Profesorado que dirijo. Así, mi tarea como director será la de hacer posible una mejora en el aprendizaje del alumnado a través de la formación del profesorado de nuestro ámbito de actuación, haciendo un Cep, incardinado a su entorno, que sea de todos y todas y que ejerza de referente cultural. Un Centro que estará abierto a todos los miembros de la comunidad educativa, en la que se contempla e integra la participación consensuada y activa del profesorado, un punto de encuentro permanente y un referente en la zona de influencia.

Mi experiencia en el terreno de la formación del profesorado me ha llevado a constatar que los procesos de formación del profesorado no se terminan nunca, la educación debe orientarse a desarrollar las habilidades de los alumnos/as para trabajar en colaboración y adaptarse a entornos de rápido cambio. Para esto, tendremos que cambiar la manera de transferir los conocimientos y las habilidades para poder aplicar distintas intensidades, dependiendo de los objetivos que los/las estudiantes tengan que alcanzar, desarrollando la empatía, la concienciación, la creatividad o la cooperación, y eso, es cuestión de tiempo. Quiere esto decir que, independientemente del cambio de personas, el Centro del Profesorado de Úbeda sigue trabajando para dar nuevos pasos en la formación, que nos dirija hacia prácticas formativas más rentables en los centros educativos.

Un saludo

Antonio Cobo Reyes

Director del Centro del Profesorado de Úbeda