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Daniel Quijano, Director de la Escuela de Debate Escolar de Cánovas Fundación, toma la palabra

Daniel Quijano

El debate ayuda a que el estudiante afronte el conocimiento como algo positivo, y no como algo aburrido que hay que hacer porque lo dice el maestro/a o el profesor/a.

Daniel Quijano, Director de la Escuela de Debate Escolar de Cánovas Fundación, toma la palabra
 

José María Gómez Delgado. Consejo de Redacción de Libro Abierto.

 

La oralidad está más presente que nunca en los centros educativos, sin embargo, debemos evitar la limitación de la enseñanza de la oralidad a los usos informales y coloquiales de la lengua, a pesar de que estos usos son imprescindibles y son los primeros que hay que consolidar.

A medida que avanza la escolaridad, los textos orales complejos de carácter formal merecen un tratamiento profundo y sistemático, ya que son los propios del ámbito académico, así como por las implicaciones personales y sociales que conlleva.

En esta línea trabaja la Fundación Cánovas a través de la Escuela de Debate que dirige Daniel Quijano, Profesor de Geografía e Historia en el IES Puerta de la Axarquía (Málaga), donde la oratoria y el debate son los máximos exponentes en la formación de alumnado de Primaria, Secundaria y Bachillerato, dinamizando además este proyecto con diversos torneos de debate para escolares a nivel local, provincial, nacional e internacional.

¿Cuál es la filosofía del área de debate escolar de Cánovas Fundación?

Nuestra filosofía es apostar por las competencias comunicativas orales de nuestros escolares, área que está dejada de lado en un gran número de casos por el currículo formativo de un escolar que empieza en Primaria y acaba en 4.º de ESO (o en Bachillerato, si prosigue sus estudios). Aunque la normativa educativa considera la expresión oral, la oratoria y la capacidad de comunicar oralmente un apartado elemental en la formación del alumnado, queda como algo abstracto, falto de concreción.

Entonces, debatir en la escuela para…

Aprender a comunicar ideas (parece algo sencillo, pero para un chaval de 15 años con un vocabulario limitado en gran parte por la jerga adolescente, no lo es tanto). El debate requiere profundizar en lo que se va a debatir. No consiste en decir un “sí” o un “no”, hay que dar “porqués”. El debate ayuda a que el estudiante afronte el conocimiento como algo positivo, y no como algo aburrido que hay que hacer porque lo dice el maestro/a o el profesor/a.

Son varias las escuelas de debate que habéis iniciado a lo largo de vuestra corta pero intensa trayectoria en este terreno, ¿cómo cree que seguirá creciendo esta red? ¿Es un movimiento que ha llegado para quedarse?

En realidad “escuelas” como tal solo hay una, la Escuela de Debate Escolar de Cánovas Fundación. Luego contamos con la actividad extraescolar de oratoria y debate en más de quince centros de la provincia, más la escuela en un instituto de secundaria de Roma. El crecimiento en los últimos tres años ha sido exponencial. Por propia inercia del sistema tenderá a estabilizarse (no hay centros infinitos ni alumnado infinito), pero esperamos seguir impregnando esta actividad durante mucho tiempo. Personalmente creo que es una actividad con muchísimo recorrido. ¿Ha llegado el ABP (Aprendizaje Basado en Problemas) para quedarse? Mi amigo José María Ruiz, director del IES Cartima, me dijo una vez que el debate es un ABP de libro. Yo no me había parado a pensarlo, pero, si nos paramos a ver los parámetros que debe cumplir una actividad para considerarse un ABP, vemos que los cumple todos: fomenta la actitud positiva hacia el aprendizaje, el trabajo en equipo es imprescindible, traduce el aprendizaje a situaciones reales, potencia el desarrollo integral del alumnado, estimula la motivación, etc.

Concurso debate

Si bien en vuestros inicios las principales actuaciones se movían en torno al ámbito universitario, cada vez os encontráis más cerca de la enseñanza obligatoria. ¿Apuesta por una introducción precoz de estas dinámicas de oratoria?

Personalmente tenía mis dudas acerca de la idoneidad de introducir el debate y la oratoria en niveles inferiores a 4.º de ESO. Pero la experiencia nos ha demostrado que, con personal formado y motivado como tenemos nosotros en la fundación, con alumnado implicado y con familias que apoyan, se logran resultados espectaculares desde Primaria. Actualmente impartimos formación extraescolar en Primaria en dos centros.

Si estableciésemos un ranking sobre la oralidad, ¿dónde situaría a los escolares españoles?

Comparados con los de otros lugares, como los de países anglosajones y latinoamericanos, todavía lejos de los primeros puestos. Pero esto va a cambiar. En el ámbito universitario, hace seis años los españoles no llegaban lejos en un mundial de debate en español (no digamos ya en inglés); ahora, en los últimos años, los mejores oradores en mundiales de debate en español son españoles, los equipos españoles son campeones, e incluso en inglés están consiguiendo resultados buenísimos. Es cuestión de tiempo y paciencia.

Aunque, como venimos comentando, la oralidad es un objetivo prioritario en los currículos de las diferentes etapas, ¿qué factores cree que frenan un despegue definitivo y universal de esta destreza a nivel escolar en nuestro país?

La falta de formación en el profesorado; el desconocimiento de lo que realmente es trabajar la oralidad, ¡y evaluarla!; el encorsetamiento horario de los centros, sobre todo los públicos.

¿Considera que las Bibliotecas Escolares pueden ser un motor de impulso de la oralidad en las aulas?

Por descontado. Debatir y hablar en público requiere de conocimiento sobre la materia de la que se va a hablar. La biblioteca está dejando de ser un lugar con libros apilados. Ahora son lugares multitarea donde se puede encontrar conocimiento, siempre que haya un profesor/a que atienda estas necesidades.

Diferentes instrucciones sobre las Bibliotecas Escolares contemplan entre sus objetivos el desarrollo de la expresión oral. Libro y debate, ¿le parece un buen binomio? ¿La oralidad es el camino natural a la lectura?

¡Desde luego! Tenemos muchísimos alumnos/as que, después de debatir sobre un tema en cuestión, te comentan “no tenía ni idea de que este tema tenía tantas aristas, tantas posibilidades” y te preguntan por bibliografía sobre el tema en cuestión. O la buscan ellos mismos, lo cual es aun mejor: el debate desarrolla la autonomía del alumno/a.

¿Qué hoja de ruta debería seguir un equipo de biblioteca para introducir el debate escolar entre sus actividades?

Yo empezaría con un acopio de materiales básicos sobre un tema en cuestión (por ejemplo, una serie de artículos sobre el debate abierto en la sociedad acerca de los deberes); seguidamente guiarles en su lectura y ayudarles a sintetizar y generar argumentos sólidos (nosotros trabajamos un sistema básico de construcción de argumentos que es el ARE: Afirmar, Razonar, Evidenciar); ensayar, hacer dinámicas de cohesión grupal, perder las vergüenzas… y realizar las exposiciones orales ante los compañeros/as. Eso es un buen punto de partida en un centro escolar (lo digo por experiencia).

Aunque para muchos alumnos/as el debate escolar resulte atractivo en sí mismo, ¿cómo podríamos convertirlo en un centro de interés para la mayor parte del alumnado?

Esta es la pregunta difícil. Es cierto que, como cualquier actividad, el debate no engancha a todos/as. En mi experiencia con él en el aula he llegado a la conclusión de que es un asunto de motivación por parte del profesor/a al alumnado. En el IES Puerta de la Axarquía llevamos cuatro años apostando por la oratoria en el aula, y nos adaptamos: un año fue con el currículo de Ética, otro con el Proyecto Integrado, y los dos últimos con horas de libre disposición. Pero nuestra apuesta es firme. Y los chicos/as lo agradecen. En debate he tenido alumnos/as de lo que antes era Diversificación Curricular haciendo demostraciones de un debate para otro centro de secundaria. Y lo hicieron de maravilla. Con sus limitaciones (no todos somos Cicerón), pero cuando te ven te dicen que se lo pasaban bien. Vamos a empezar por ahí: por pasarlo bien. El aprendizaje va justo detrás.

Actualmente, la Fundación Cánovas ofrece cursos de Experto en Oratoria y Debate como herramienta educativa para profesores de varios colegios, ¿cómo valoraría un panorama donde se promoviera la formación del profesorado en estas técnicas oratorias de forma generalizada? ¿Daríamos un paso definitivo hacia el tratamiento de la oralidad en las aulas?

Lo valoraría de una manera muy positiva. De hecho tenemos el ejemplo de implicación en el CEP Marbella-Coín, que cuenta con un grupo de trabajo sobre oralidad y comunicación lingüística liderado por el Asesor Juan Bueno Jiménez. A través del CEP he impartido algunos cursos de formación en estas técnicas de debate en el aula, generalmente con mucha aceptación. Pero el paso definitivo, para contestar directamente a la pregunta, al menos tal como está el asunto ahora mismo, lo tienen que dar los profesores/as en sus aulas.

 

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