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Creemos

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                                                                                                                                  Creemos.
"Entrenar la Creatividad hasta generar un hábito"
 

Diego Tomé Merchán. Psicólogo.

Web: www.diegotome.com / e - mail: diegotome84@gmail.com / twitter:  @Diego_Tome

 

¿Quién se atrevería a cuestionar que hay que desarrollar la Creatividad en nuestro alumnado? Incluso en estos tiempos donde conviven la jurásica enseñanza tradicional y los vagidos de corrientes pedagógicas en pañales, podríamos llegar a un acuerdo sobre la importancia de trabajar este proceso psicológico en nuestras aulas.

Yo voy a unirme a esta postura y, además, me gustaría que al terminar este artículo el profesorado lector que sigue estas líneas también se sume, si es que no lo ha hecho ya. Es más, puede que unos y otros ya consideren que estén llevando a cabo este tipo de intervenciones, algo que, a priori, también podremos acordar que es motivo de alegría y compromiso educativo.

Pero eso sí, donde unos y otros diferiremos es en la forma en la que llevamos a cabo el desarrollo de la Creatividad, el tiempo que le dedicamos y, sobre todo, la concepción que tenemos de ésta. Así que, hablemos de la Creatividad con la que me subo a este carro metafórico.

En primer lugar, me gustaría apartar un par de piedras en el camino de este carro, para facilitar su avance.

Una de ellas es la idea de que la Creatividad está vinculada únicamente a lo artístico, en concreto a lo plástico y lo literario, ya que ésta puede manifestarse en la interpretación de la Historia e incluso proporcionando soluciones y procesos alternativos en nuestras hieráticas Matemáticas.

Tampoco está vinculada necesariamente a la idea de belleza ni de estética, es decir, lo creativo no tiene que ser necesariamente bonito o feo, es más, puede que resulte eficiente o enriquecedor. Otro error es igualarla a la Innovación, es decir, considerar que todo producto Creativo es revolucionario y original.

La Creatividad, por último, no está reservada a los genios, ni siquiera al alumnado excepcional. Así que si consideras que basta con dejar que nuestro alumno Revello de Toro particular pinte lo que quiera en la hora de Educación Plástica para desarrollar la Creatividad en tu aula, te invito con más énfasis aún a que continúes leyendo ahora que finalmente podemos echar a andar nuestro carro.

¿Recuerdas esa imagen tan compartida en las redes sociales en las que se nos muestra un cerebro cuyo hemisferio derecho está sobradamente coloreado para reflejar que ahí reside la creatividad y, por su parte, el izquierdo aparece mustio y gris por reflejar un hemisferio destinado a la lógica? Pues bien, esta imagen se debe a una campaña publicitaria de una marca de coches, que quedó grabada en nuestro saber popular.

Hemisferio izquierdo y derecho

[Campaña publicitaria de Mercedes-Benz realizada por Shalmor Avnon Amichay/Y&R Interactive que consta de 3 ilustraciones del hemisferio izquierdo y el derecho]

Sin embargo, la manera en la que la creatividad funciona parece ser más un diálogo continuo entre muchas zonas de nuestro cerebro, independientemente de su hemisferio (Jarret, 2015). 

La Creatividad, al igual que la Atención o la Memoria, es un proceso psicológico superior, es decir, que nuestro cerebro está preparado para que seamos creativos y que, además, esta capacidad puede entrenarse y desarrollarse. Lo que pasa es que, al igual que la inteligencia, tiene dos características: que es un proceso aplicado y que se vincula con muchas otras destrezas, capacidades y conocimientos.  Por eso unas personas demuestran su Creatividad en el ámbito plástico, otras en lo musical, otras en los procesos lógicos y otras en lo social o emocional. Depende de nuestras capacidades innatas, de las desarrolladas y de la estimulación que recibamos en nuestro entorno.

Quizás por eso no hemos constatado que todo nuestro alumnado es creativo: porque no hemos dado con el campo en el que pueda lucirse. Y lucirse, motiva. Y la motivación predispone hacia el aprendizaje. Aquí tenemos nuestro primer motivo para trabajar la Creatividad en el aula.

He mencionado precisamente la Inteligencia porque muchos autores se refieren a la Creatividad como un subtipo de ésta (Sternberg, 1997). Podríamos decir que mientras que el concepto más rígido de Inteligencia busca plantear una solución ante un problema dado, la Creatividad implicaría observar dicho problema desde múltiples puntos de vista, lo que conducirá, probablemente, a un mayor número de soluciones. Por lo tanto, la Creatividad nos dice que siempre hay otra forma de ver el mundo y, por lo tanto, de hacer las cosas: está preparada para buscar soluciones y no excusas. Nos hace, así, más competentes en la resolución de problemas.

Mucho antes de estos estudios, ya desde comienzos del siglo XX, un tal Alex Faickney Osborn comenzó a murmurar que las ideas no deben ser juzgadas durante un proceso creativo. Este señor fue el creador del Braimstorming (o Lluvia de ideas, como más amablemente la traducimos).

Aunque mucho ha llovido desde entonces, nunca mejor dicho, hay una premisa que ha permanecido invariable entre los catalizadores de la Creatividad y es que las ideas, de por sí, no son buenas ni malas, es decir, no están sujetas a juicios de valor. 

Es algo que no solemos cumplir ¿verdad? Nos suena familiar la escena en la que corregimos a nuestro alumnado porque pinta el sol de color verde y la arena rosa, alegando "que está mal". Con estos comentarios, estamos declarando que las ideas se pueden juzgar. Y con esto, con nuestros juicios, estamos inculcando a nuestros alumnos que tener ideas diferentes es malo, con lo cual les censuramos y cercenamos su desarrollo creativo.

Si queremos trabajar este proceso, debemos concebir que las ideas no son buenas ni malas, sino útiles ahora o útiles en el futuro. Ninguna se desecha, todas pueden guardarse en un "cajón de las ideas" para futuros procesos creativos donde, quizás, puedan ser más útiles que en este momento.  Si grabamos esto a conciencia, llegaremos a la conclusión de que de toda situación se puede sacar algo bueno, con lo cual estaremos desarrollando la resiliencia y el optimismo, dos magníficos predictores del aprendizaje y la felicidad (Connor y Davidson, 2003).

El "cajón de las ideas" es una herramienta muy empleada entre los creativos de grandes empresas, como es el caso de 3M o Google. Como diría mi madre, "no está bonito decir esto", pero es importante fijarnos en qué perfiles de trabajadores demandan las empresas para comprender mejor nuestro mundo.

Y es que, a día de hoy, el perfil del trabajador cualificado es cada vez más ecléctico, se demanda personal capaz de acometer tareas de muy diversa índole. No hay que irse muy lejos: el docente actual no sólo transmite conocimientos, también desempeña tareas administrativas, resuelve procesos burocráticos, aplica destrezas artísticas, es competente en recursos digitales, etc. Personal preparado para abordar problemas de muy diversa índole. Y esto puede ser facilitado al trabajar la Creatividad, puesto que estamos entrenando personas preparadas para perfiles flexibles y autónomos. Otra cosa es que nos guste este modelo de mercado, pero eso ya es otra historia.

De acuerdo, parece que nos van quedando claro los motivos por los cuales debemos incluir el desarrollo de la Creatividad en nuestras aulas pero ¿cómo hacerlo? De esto podríamos hablar largo y tendido, llenando páginas y páginas al caso, pero ahora me gustaría compartir un par de conceptos clave en concreto. 

Como hemos comentado anteriormente, la Creatividad se puede entrenar. Pero hay que ir más allá: hay que hacerlo, hay que cultivarla, hasta generar un hábito, de la misma forma que nos acostumbramos a otros procesos lógicos más lineales. Es como ir al gimnasio, al principio todas las rutinas que entrenemos nos supondrán un esfuerzo sobrehumano, sudaremos muchísimo y nos saldrán agujetas (al menos, eso dicen), pero poco a poco nos acostumbraremos y emplearemos menos recursos para conseguir resultados superiores. Con la Creatividad ocurre lo mismo, si pretendemos desarrollarla sólo en clases puntuales, supondrá un esfuerzo inaudito para nuestro alumnado, porque rompe con el modelo tradicional al que están acostumbrados y requerirán de muchos más esfuerzos.

Yo, que trabajo codo a codo con un gran número de docentes, escucho con más asiduidad de la que me gustaría que no han querido intentarlo más veces porque una vez les salió mal... Pero cuando se habitúen, los resultados pueden ser asombrosos. "Zamora no se ganó en una hora", como se citaba en La Celestina.

Permitidme ahora, antes de continuar, que comparta un caso particular que llegó a mis oídos por una profesora. Comentaba ésta que planteó un sencillo problema a sus alumnos de Infantil, acompañado de un dibujo en el cual se veían cuatro caracoles saliendo de una cesta mientras otro par de ellos permanecían dentro de ella. La pregunta clave era reflexionar sobre cuántos caracoles habían salido.

La respuesta parecía obvia: cuatro. Pero una alumna dijo "seis". La maestra, que gestionó con soltura la situación le preguntó el por qué de su respuesta y la niña alegó que los seis habían salido de su caparazón, pues en el dibujo podía ver las antenitas de todos ellos, es decir, mientras que la profesora había querido dar expresar que salían de la cesta, la pequeña entendió que se refería a las casitas de estos moluscos.

Me refiero a este caso porque desarrollar la creatividad no significa solo permitirla y crear oportunidades: sino respetarla. Supone aceptar que muchas veces el docente no lleva la razón o, mejor dicho, que a veces no hay una única razón, sino que hay muchas posturas coexistentes, incluso incompatibles, pero todas válidas para interpretar la realidad.

Aceptar un modelo educativo que desarrolla la Creatividad implica también el desarrollo de la humildad. Y además de respetarla, hay que ir más allá y valorarla, dar importancia a estas producciones creativas y proporcionar recompensa a este tipo de respuestas en el alumnado.

Y es aquí donde el profesorado responsable de las Bibliotecas puede cumplir un papel crucial. La sugerencia que os planteo es abrir las puertas de este espacio al alumnado, que sus producciones, ya sean literarias o no, tengan un hueco junto a autores de reconocido prestigio, que puedan, por ejemplo, encuadernar las producciones escritas que hayan desarrollado a lo largo del curso y colocarlo en vuestras estanterías, al lado de Lorca, Rosalía de Castro, García Márquez ¿No es una forma preciosa de ponerlas en valor? Además, todo sea dicho, llamará la atención de sus iguales, que puede que se sientan más atraídos por ellas que por la de personas que tan poco tienen que ver con ellos.

Ante la pregunta "¿Por qué dar cabida a la  Creatividad en nuestros espacios educativos?", este artículo pretende daros razones reales para comenzar a investigar y formaros, para que vuestra siguiente clase sea un poco distinta y haya más cabida a lo original, a lo genuino, lo que al final sale del interior de cada alumno y no de un libro o una Ley Orgánica. Y esto, lo que nace y tiene relación con el alumno, es lo que tendrá más oportunidades de provocar un aprendizaje significativo.

Y tú ¿qué haces ya para desarrollar la Creatividad en tu aula?


Referencias

Connor, K.M., y Davidson, J.R. (2003). Development of a new resilience scale: The Connor-Davidson resilience scale (CD-RISC), Depression and anxiety, 18(2), 76- 82. 

Jarret, Ch. (2015). Grandes mitos del cerebro. Biblioteca Buridán, Ediciones de Intervención Cultural. 

Sternberg, R. J. y  Lubart, T. I. (1997). La creatividad en una cultura conformistaPaidós.

 

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