¿Qué valoración hace de los cinco años que lleva al frente del festival?

Se ha producido un cambio en la estructura, en la programación del festival y en los contenidos. Además hay un equipo estable, que ya está engrasado, y eso se nota. Por otro lado,  el festival está abierto prácticamente durante todo el año y esto es muy importante. Hemos mantenido las bases sobre las que se había construido el festival de la época de Grossso, quien tenía las cosas muy claras.  Desde el 2012 es evidente que ha habido una evolución. Se ha producido un cambio "tranquilo", como se suele decir en política.

¿A qué altura podemos colocar el festival de Cine Europeo de Sevilla?

Eso hay que medirlo por el reconocimiento de la crítica y el apoyo del público. Cada vez son más los espectadores que vienen de fuera a vivir el festival intensamente. Por otro lado, como datos objetivos, y de cara a las subvenciones, es el único festival que recibe ayuda de Europa Creativa, un programa de la unión Europea. Y, ojo, este no es el único festival europeo de nuestro país. Además, el incremento en los últimos años de la ayuda del ICAS implica que algo debemos estar haciendo bien.

Este festival se precia de tener una muy alta afluencia de público. ¿Cree que el festival ha colaborado en crear espectadores de cine europeo en un público que tal vez haya sido más propenso a asistir a producciones americanas?

Hay un cierto desconocimeineto en este sentido. Los programadores hemos ido un poco lentos. Cuando llegué aquí me dijeron que la afluencia de público no era un problema, pero no estaba tan claro que el festival tuviera tanto éxito. Manolo Grosso fue muy listo a la hora de intentar conseguir al público universitario, pero este tipo de público ha cambiado mucho y precisamente ahora nos cuesta más afianzar su asistencia.

 

 

¿Están haciendo algo al respecto?

Hemos buscado nuevas estrategias. Hemos estado desde un mes antes que comenzara el festival con puntos de información en puntos estratégicos de la ciudad. Hemos salido a la calle y a centros sociales a buscar al público ...

El haber hecho que el público tenga acceso a la gala inaugural y a la de clausura a un precio asequible es algo relativamente nuevo en el festival...

Un festival es de los espectadores. No cejaré en el empeño de que algunas de las entradas de protocolo que no se ocupan pueden ponerse a la disposición de los espectadores que son quienes soportan el festival. Por otro lado, es una pena que el aforo del teatro donde se hacen las galas sea tan reducido ya que tenemos también que cuidar a los pequeños patrocinadores, dar cabida a la prensa...

La sección EUROPA JUNIOR ha ido consolidándose en los últimos años. ¿Se están consiguiendo los objetivos que dicha sección se propuso?

Este año hemos tenido alrededor de unos 25.000 espectadores en esta sección, lo que significa un aumento considerable en relacion a años anteriores. En mi primer año en el festival contamos con 8.000. Pero tenemos que seguir trabajando en el tema de los encuentros, talleres, guías didácticas...

Los más jóvenes no suelen ser consumidores de cine europeo. ¿Cree que a través de iniciativas de este tipo se pueden crear futuros espectadores con una mentalidad y un criterio más amplio a nivel cinematográfico?

No es fácil hacerles llegar películas europeas, las maneras de rodar, el subtitulado...Pero sí saben apreciar la frescura de algunas películas que se les ofertan en el festival de manera transversal, como ha sido el caso del éxito de la película "Días de color naranja", de Pablo Llorca que se ha programado en la Sección Europa Junior y en las Nuevas Olas.

Con esta sección usted ha apostado por algo más que crear espectadores, ahora también pueden programar, promocionar, presentar y debatir con un director y el público...

Un festival no es un contenedor de películas. Entre las secciones pasan cosas.  Es un punto de encuentro para el debate y la reflexión. Hay un programa de preparación que les enseña el lenguaje cinematográfico, a ver más allá de la acción, los planos, las luces, las secuencias...Los profesores que acompañan la actividad han recibido formación previa sobre cómo articular diversos trabajos asociados al visionado de las películas.

 

 

¿Tiene alguna idea sobre cómo podría el cine incorporarse al curículum? El otro día le comentaba a Hernán Zin que un documental como "Nacido en Siria" puede ser una de las mejores lecciones de historia, geografía o etica que se le puede dar a un adolescente...

Tenemos que ir todos a una: los ayuntamientos, los centros, la Consejería... El profesorado  es el aliado perfecto

Imagino que es consciente de lo complicado que resulta para el público en general el elaborar una agenda de las películas que le gustaría ver en el festival, teniendo en cuenta la oferta tan amplia del mismo.

Este año hemos creado la figura del mediador, para la que hemos contado con personas que ya han participado en el festival en años anteriores, como miembros del jurado Campus y que lo conocen a fondo. Orientan a los espectadores sobre las películas que pueden ver, cumplen una función parecida a la de un guía en un museo.

¿Cuáles han sido los platos fuertes de la pasada edición?

El diario El País decía que la batería de directores invitados es de festival de primera categoría: Vincent Lyndon, Olivier Assayas, Valeria Bruni Tedeschi... El propio Lyndon en la gala de entrega del giraldillo por su carrera, decía que el festival era conocido en Francia y que tenía un punto chic. Y, por supuesto, las producciones; pocos festivales tienen tan buenas producciones como nosotros.

 

 

Cada vez más se observa más en el cine europeo independiente una tendencia a rodar sin guión y con actores no profesionales. Es verdad que, en ocasiones, con  buenos resultados, pero ¿hacia dónde va el cine?

Son propuestas perfectamente compatibles con otro tipo de cine más convencional.

¿Hay alguna carencia importante en este festival? ¿Algo que le gustaría incorporar a corto y medio plazo?

Estamos llegando a un punto en el que hemos conseguido hacer un festival tres veces superior al presupuesto con el que contamos. Esto es posible gracias al equipo con el que contamos; vuelvo a incidir en la importancia de la estabilidad del equipo. Los cines están cuidados. El departamento técnico hace un trabajo excelente que no se vé y que está trabajando en las semanas previas al festival; las salas han cambiado las pantallas, etc.

Usted fue anteriormente director del Festival Internacional de Cine de Gijón durante varios años ¿Hay diferencias entre el público andaluz y el del norte de España?

El público del norte es diferente al del sur, el sentido del humor, los gustos  son distintos.

La pregunta tópica ¿vive el cine español y andaluz un buen momento? ¿Podemos competir con Europa en igualdad de condiciones?

Generalizar es peligroso, pero el cine andaluz está creciendo. Este año estamos muy contentos porque dos películas andaluzas han entrado en las secciones competitivas que además encajan en la linea más arriesgada del festival. En cuanto a la Sección Panorama Andaluz hemos contado en la presente edición con menos ficción y más documentales, de una gran variedad temática.

¿De donde le viene su pasión por el cine? ¿Cómo llega alguien a ser director de un festival?

En la Universidad empecé a programar, a colaborar con medios de comunicación. Te das cuenta de que te gusta el cine pero no tienes talento para ponerte delante o detrás de la cámara. Creo que no tengo talento para la creación, así es que me dedico a programar.

 

 

¿Es complicado realizar esta función?

Hay muchos modelos de ser director de un festival. Algunos somos más de gastar suela y no tanta alfombra roja y sí mucho trabajar día a día. Lo bonito es programar, crear una línea editorial. Nos lleva mucho trabajo elaborar el programa de mano, que no se limita a elaborar sinopsis, se cuenta de una manera determinada, hay una serie de guiños. No sé escribir, pero disfruto mucho editando el programa. Una de las cosas que más me gusta hacer es ir cambiando el esqueleto del festival o ver cómo algunas apuestas  arriesgadas funcionan.

¿Qué tipo de cine le gusta?

Mi generación está muy cerca del cine clásico, pero también ha estado cerca del nuevo cine, y en ese sentido somos una generación privilegiada; crecimos con el cine clásico americano pero estuvimos abiertos a los nuevos modelos de cine y también crecimos con el cine B, el de artes marciales, el spaguetti western...

¿Se ha llevado algunas sorpresas en el festival?

Para bien y para mal. A veces rechazas una película que luego triunfa en otro festival o es un éxito de taquilla. Estás a lo mejor tres días en Cannes viendo pelis flojas y de pronto ves una que es fresca, te vuelves loco para conseguirla y cuando la programas se te hunde. Esa película que tanto te gustó ves que en otro entorno o con otro público  no funciona.