La villa actual de Dos Torres debe su denominación a la unión de dos poblaciones originarias, las conocidas como Torremilano y Torrefranca. Torremilano era dependiente de la Corona, villa de realenga, con numerosos ejemplos de casas señoriales de hijosdalgos y caballeros de Premia, y su origen se remonta a unos primeros asentamientos a comienzos del siglo XIV en torno a una torre emplazada en la línea de demarcación entre el término del Concejo de Córdoba y el Señorío de Santa Eufemia. Su poblamiento aumenta durante el siglo XV, y su configuración urbana queda prefijada fundamentalmente durante el siglo XVI, mediante un sistema radial que parte de la plaza de la Iglesia de la Asunción.  El Señorío de Santa Eufemia, una vez creado el núcleo de Torremilano, comienza a asentar junto al mismo a población para controlar el límite de demarcación con los terrenos del Concejo de Córdoba, surgiendo de este modo a lo largo del siglo XV el núcleo de Torrefranca, al norte de Torremilano.

Durante el siglo XV está documentada la existencia de una muralla de separación entre los núcleos de Torremilano y Torrefranca. En este periodo, Torremilano, con la existencia de la iglesia de Santa Maria vinculada a la plaza de Villa, comienza a configurar un esquema urbano focalizado en torno a esta iglesia.

Durante los siglos XVII y XVIII, Torremilano se consolida como la  capital de las Siete Villas del valle de Los Pedroches, como consecuencia del asentamiento en la misma de numerosos gobernadores y corregidores, para contrarrestar los continuos intentos de anexión de la villa realizados por el Señorío de Santa Eufemia.

El núcleo urbano de Dos Torres, formado por la unión de Torrefranca y Torremilano, alcanza a mediados del siglo XVIII su máxima expansión urbana, manteniendo prácticamente su configuración hasta la fecha presente. La separación entre ambos estaba marcada por las calles Unión e Iglesia, habiéndose conservado hasta hace pocos años en la calle Barroso una lápida que marcaba los límites de las antiguas villas.

Torrefranca, más pequeña que Torremilano desde antiguo, está formada por una plaza, de escala próxima a una amplia calle, al final de la cual se alza la antigua Iglesia de Santiago, y una serie de calles de trazado más regular que Torremilano, y por el Barrio de San Juan en la margen norte del arroyo Milano, unido a este núcleo a través del Puente de San Juan.

Torremilano se estructura en torno a una plaza, la de la Villa, históricamente centro religioso y civil de la misma, desde donde parten largas calles que comunican el núcleo de población con  las ermitas que se erigen en sus bordes o periferia: la calle San Roque conecta con la ermita del mismo nombre; la calle Hospital, con la ermita de San Bartolomé; la calle Real, con la ermita de Ntra. Sra. de Loreto al otro margen del arroyo Milano; y la calle de San Sebastián, con la ermita del mismo nombre a través del puente de los Madueños.

En 1839, Torremilano y Torrefranca son fusionadas por orden gubernamental, despareciendo tanto la separación física como la administrativo-jurídica existente con anterioridad.

  El ámbito de actuación son dos plazas próximas del Conjunto Histórico de Dos Torres, la plaza de la Villa y la de Torrefranca, de vital importancia en el entendimiento de la evolución de la trama urbana del núcleo. La primera de ellas, la plaza de la Villa, sigue contando en la actualidad con un papel fundamental en la citada trama urbana de Dos Torres, constituyéndose en centro neurálgico del que parten las vías principales estructurantes de la villa.

La superficie total correspondiente a ambas plazas es de  4.680 m².

Ambos espacios urbanos, de topografía sensiblemente plana, poseen una geometría que se aproxima al rectángulo, orientado en el caso de la plaza de la Villa en la dirección oeste-este, y en de la de Torrefranca, en la dirección sur-norte.

LA PLAZA DE LA VILLA

La superficie de la plaza de la Villa es ligeramente superior a la de Torrefranca. Está cualificada y singularizada por la presencia de la parroquia de la Asunción (y en particular por la de su torre campanario), el edificio de la antigua cárcel (cuyos soportales son excepcionales en el valle de los Pedroches), y el ayuntamiento.

La parcelación es muy heterogénea al confluir en este espacio edificios de carácter público, tanto de usos civiles como religiosos, y de arquitectura doméstica, singularizada en algunos casos al estar asociada a la nobleza. De este modo se alternan parcelas de gran dimensión con dos frentes a viales que coexisten con otras de menor superficie y un sólo frente de fachada.

Además, la arquitectura doméstica vinculada a la plaza de la Villa responde, en la mayoría de los casos, a formalizaciones historicistas de finales del siglo XIX y principios del siglo XX (salvo la casa perteneciente a la familia Velarde- Morillo, con portada blasonada, que responde a los siglos XVII-XVIII). Las edificaciones de tipo tradicional cuentan con dos alturas (dos plantas o planta baja y cámara), y en el caso de grandes parcelas con dos frentes de fachada suelen presentar a las calles posteriores una altura inferior a ésta,  comprendida entre una y una planta más cámara. Destacan las numeradas como 2, 4, 5, 7, 8 y 9.

Toda la edificación que cualifica y singulariza este espacio, a pesar de que corresponde a distintos momentos históricos, presenta un tratamiento uniforme mediante cubierta inclinada de teja, generalmente a dos aguas con soluciones de cierta longitud de sus faldones.

  En el caso del tratamiento de las fachadas, al igual que ocurre con el tratamiento de cubiertas, existe una cierta homogeneidad en los materiales empleados, a pesar de las distintas etapas históricas y corrientes artísticas a las que responden los modelos domésticos. Como referentes estilísticos puede señalarse:

• - A los siglos XVI, XVII y XVIII pertenecen la iglesia de la Asunción y la antigua cárcel, con predominio del empleo de la piedra de granito y el ladrillo en la última etapa, como ocurre con la torre campanario.
• - Las edificaciones de tipo tradicional responden a un acabado exterior mediante mortero y encalado con zócalo y portada de piedra de granito. A finales del siglo XIX y principios del XX, con la entrada del historicismo y eclecticismo, se produce el ennoblecimiento de los tipos tradicionales, incorporando recercados de granito y balcones.

La plaza de la Villa posee una calzada de adoquín de granito, y acerados de diversos materiales: baldosa hidráulica y bordillo de granito en las fachadas sur y oeste; baldosa hidráulica y de granito en la fachada de la iglesia de la Asunción. Muy recientemente se ha realizado una plataforma de acceso al nuevo ayuntamiento que recoge también la fachada del edificio colindante del antiguo casino, resuelta mediante el empleo de piezas de granito.

No existen elementos de mobiliario urbano de interés, y en cuanto a las especies arbóreas presentes, sólo cabe señalarse la presencia de la zona ajardinada vinculada a la fachada sur de la Iglesia de la Asunción, a modo de jardín privativo separado del espacio urbano mediante un cercado transparente.

LA PLAZA DE TORREFRANCA

La plaza de Torrefranca es una dilatación septentrional de geometría rectangular de la denominada avenida de Torrefranca, vía que parte de la esquina noroeste de la plaza de la Villa. En las visiones urbanas de este espacio se singulariza el volumen de la iglesia de Santiago, en el límite norte del mismo, cuya nave principal se resuelve exteriormente con sillares y sillarejos de granito.

En cuanto a la arquitectura de uso residencial cabe señalar la presencia de interesantes ejemplos de arquitectura doméstica correspondiente a viviendas unifamiliares de tipo tradicional de marcado origen rural -caso de las casas nº 7, 8, 10 y 19 de la avenida de Torrefranca-, con algunos ejemplos de evolución de las mismas hacia modelos con formalizaciones historicistas o eclécticas propias del inicio del siglo XX -caso de las casas nº 5 y 6 de la avenida de Torrefranca-.

Las edificaciones de tipo tradicional cuentan mayoritariamente con dos alturas (dos plantas y/o una planta y cámara), y en el caso de parcelas con dos frentes de fachada, manifiestan a las calles posteriores una altura por lo general inferior a ésta. Por lo general las cubiertas que cubren las crujías vinculadas a las fachadas principales se resuelven como inclinadas y de teja.

Existe una cierta homogeneidad en los materiales empleados, a pesar de las distintas etapas históricas y corrientes artísticas a las que responden los modelos domésticos. Las edificaciones de tipo tradicional responden, por lo general, a un acabado exterior mediante mortero y encalado con zócalo y portada de piedra de granito. A finales del siglo XIX y principios del XX, con la entrada del historicismo y eclecticismo, se produce el ennoblecimiento de alguno de dichos tipos tradicionales, incorporando recercados de granito y balcones.

La avenida de Torrefranca y su dilatación, la plaza de Torrefranca, presentan pavimento de adoquín de granito, aunque pueden detectarse ciertos problemas en la solución de los encuentros con las calles que acceden perpendicularmente a las mismas, caso de las de la iglesia, Blanca y Sevilla, cuyo pavimento es de hormigón. El tratamiento de los acerados sí cuenta con una cierta diversidad: el acerado oriental de la avenida de Torrefranca se resuelve mediante baldosa de granito de dimensiones aproximadas 30x40 y bordillo de granito; el acerado occidental, de menor dimensión, se resuelve en su gran mayoría con la solución antes descrita, aunque en la esquina noroeste de la placeta se emplean piezas de granito sin bordillo. No existan elementos de vegetación ni de mobiliario urbano de interés.

TRÁFICO Y APARCAMIENTOS.

Hay que señalar que la escasa dimensión de Dos Torres no implica, por el momento, excesivos problemas en el funcionamiento del tráfico rodado a través del núcleo histórico, aunque sí debe señalarse que en el caso de la plaza de la Villa, dada la presencia en la misma de edificios de uso público que originan flujos hacia dicho espacio (ayuntamiento, iglesia de la Asunción...), se produce actualmente una utilización de la misma como un gran nudo de tráfico a donde confluye el esquema radial que posee el núcleo urbano, con aparcamientos en el contacto con la edificación existente. La dilatación correspondiente a la plaza de Torrefranca se aprovecha igualmente como zona de estacionamiento de vehículos.

Esta circunstancia hace que ambas plazas sean utilizadas por los vehículos de un modo anárquico, hecho que incide negativamente en los valores ambientales y arquitectónicos de interés que caracterizan a estos espacios, y en particular en la percepción de los edificios que se vinculan a los mismos, y que requiere una intervención que racionalice su uso, ordenando las zonas de aparcamiento y compatibilizando el tráfico rodado con un uso preferentemente peatonal.

INSTALACIONES CON TRAZADO AÉREO

Dada la condición de Conjunto Histórico del núcleo de Dos Torres, la imagen urbana del mismo tiene especial significación, y sobre la misma incide de manera negativa la presencia de tendidos aéreos que, en numerosas ocasiones, se interponen en la percepción de los elementos arquitectónicos de interés existentes. Es conveniente acometer la eliminación del cableado aéreo, tanto del que cruza los viarios como del que se apoya en las fachadas de los inmuebles que delimitan dichos espacios, continuando  con las líneas de actuación ya iniciadas en intervenciones recientes en el entorno de la plaza de la Villa.

OBJETIVOS Y CRITERIOS GENERALES DE INTERVENCIÓN

La propuesta aborda una ordenación global del ámbito propuesto, donde se han contemplado las diversas relaciones que deben establecerse entre los espacios urbanos que forman parte del mismo, potenciando el entendimiento de la plaza de la Villa como centro neurálgico de Dos Torres.

Se definen a continuación las líneas básicas de la intervención:

• - Consideración y potenciación mediante la intervención de la cualificación de los elementos arquitectónicos de valor presentes en el ámbito delimitado: iglesia de la Asunción, antigua Cárcel, nuevo Ayuntamiento, antigua iglesia de Santiago, edificios domésticos de interés, etc.
• - Proyección de un tratamiento superficial adecuado en el ámbito de intervención propuesto, , manteniendo, consolidando y/o sustituyendo las soluciones de pavimento existentes, potenciando el uso de las piezas y elementos de granito en el pavimento, y posibilitando un tratamiento de las calles y espacios como vías de uso preferentemente peatonal, evitando en lo posible la aparición de acerados a diferente cota de la calzada y, sobre todo, los de exiguas dimensiones que reducen de manera drástica su utilidad.
• - Dotación de mobiliario urbano y mantenimiento y/o mejora de las especies arbóreas y vegetales, orientada a la mejora mediante dichos elementos de la estructura de los diferentes espacios urbanos.
• - Nueva ordenación y ubicación de las zonas destinadas al estacionamiento de vehículos, que evitarán el impacto negativo sobre las perspectivas urbanas de interés existentes en el ámbito de actuación propuesto y, muy especialmente, sobre la visualización de los edificios singulares de uso público o doméstico que caracterizan y cualifican los diferentes espacios.
• - Eliminación del cableado aéreo existente en el ámbito de intervención, y cualificación de los elementos de alumbrado público.
• - Reflexión sobre el entendimiento del conjunto de los espacios urbanos próximos al ámbito de actuación como un continuo urbano que cuenta con la plaza de la Villa como punto nodal del que parte el esquema radial de la estructura urbana de la ciudad.