Si tu intención es comprar una vivienda usada (en segunda o posteriores transmisiones), bien porque se adapta mejor a tus necesidades y/o a tu presupuesto, deberás tener una serie de precauciones al respecto que evitarán situaciones desagradables una vez vivas allí o justo al ir a firmar el contrato de compraventa o la hipoteca:
- Examina la vivienda. Visítala tantas veces como creas necesario. Es un desembolso económico muy importante el que vas a hacer y por eso tienes que asegurarte del estado real de la casa.
- Comprueba su situación jurídica. Solicita una nota simple informativa en el Registro de la Propiedad a través de la que te informarás acerca de quién es el titular de la vivienda, si se encuentra o no libre de cargas y gravámenes; superficie de la vivienda, etc.
- Comprueba su situación económica. Solicita al propietario/vendedor el último recibo del IBI (Impuesto sobre Bienes Inmuebles) y algún certificado mediante el que puedas comprobar que el propietario está al corriente del pago de las obligaciones económicas de la vivienda con la comunidad.
En lo que se refiere a examinar el estado en el que se encuentra la vivienda, puede servirte de guía el siguiente listado:
- Estado de las zonas comunes, tanto internas como externas: jardines, fachada, cubierta, portal, ascensor, escaleras.
- Situación de la vivienda dentro del edificio.
- Situación del garaje y del trastero dentro del edificio.
- Distribución de la vivienda.
- Habitaciones interiores y exteriores.
- Metros cuadrados útiles y construidos.
- Superficies de cada hueco y distancia entre tabiques.
- Situación de pilares, salidas de humo, ventilación y tuberías.
- Calidad de los materiales de construcción de la vivienda y del edificio.
- Situación de las tomas de electricidad, luz y TV.
- Estado de suelos, paredes y techos.
- Calefacción y agua. Servicios centrales o individuales.
- Presión del agua en los grifos.
- Aire acondicionado.
- Armarios empotrados.
- Cocina amueblada: estado.
- Aislamiento térmico.
- Aislamiento acústico.