La suelta de los animales -en la que participaron algunos de los ciudadanos que recogieron a los animales y los llevaron al CREA- tuvo lugar junto al Monumento Natural Sotos de la Albolafia, ya que uno de los hábitats más comunes de estas especies son las zonas urbanas arboladas.
El autillo es una pequeña rapaz nocturna, la más pequeña de la península Ibérica, ya que su envergadura alar es de unos 50 centímetros. Aunque no todos los ejemplares emigran, la mayoría suelen desplazarse a África en septiembre y regresan en marzo para criar. Las características de su plumaje y su maestría al esconderse, junto a su pequeño tamaño, hacen que sea un animal prácticamente invisible. Solo de noche, el sonido insistente y aflautado que emite avisa de la presencia del macho. El autillo vive en pareja a lo largo de su vida y la nidada es criada principalmente en huecos de árboles.
El mochuelo también es un ave de pequeño tamaño, de unos 200 gramos de peso, estatura rechoncha, cabeza aplastada y se asemeja al autillo; mientras que la lechuza es una rapaz de tamaño mediano que pesa unos 400 gramos. Es predominantemente blanca, territorial y ligada en cierta medida a la presencia del hombre.
Todas estas rapaces son cazadoras nocturnas que apresan fundamentalmente insectos, como abejorros, mariposas nocturnas, saltamontes y pequeños roedores.
Los autillos y los tres mochuelos liberados eran pollos y llegaron al CREA entre junio y julio de este año tras caerse del nido. Los otros mochuelos ingresaron por atropello y se trataba de ejemplares adultos, al igual que la lechuza, que se recuperó en el centro de una colisión.