IMA 2017. Informe de Medio Ambiente en Andalucía
418 Considerando el periodo 1996-2017, la superficie media incendiada ascendió a 7.756 ha, cifra muy inferior a la de los primeros años de la serie. Analizando la superficie incendiada, distinguiendo entre superficie forestal arbolada y matorral, se observa un predominio de la superficie arbolada afectada por incendios entre los años 1988 y 1995. A partir del año 1996 hay un cambio y la mayoría de la superficie afectada es de matorral, a excepción del año 2004. En todos los años de la serie el número de conatos superó al de incendios. De todos, el año 1991 fue el más siniestro, con algo más de 65.500 ha incendiadas, en su mayoría matorral. En todos los años de la serie los incendios causados de manera intencionada o negligente superan al resto de posibles causas. A partir del año 1995 comienza a decrecer la superficie total incendiada en Andalucía. Es el año de creación del dispositivo de lucha contra los incendios forestales, INFOCA. Aquel primer Plan INFOCA, aprobado mediante Decreto 108/1995, de 2 de mayo, tenía por objeto hacer frente a los incendios forestales y a las emergencias que, como consecuencia de ellos, se produjeran en el territorio de nuestra comunidad autónoma, estableciéndose para tal fin una organización y unos procedimientos de actuación. Posteriormente, se aprobó la Ley 5/1999, de 29 de junio, de Prevención y Lucha contra los incendios forestales, la cual, junto a la defensa de los montes o terrenos forestales frente a los incendios y la protección de las personas, promueve la adopción de una política activa de prevención y establece la actuación coordinada de todas las administraciones. Actualmente, el Plan INFOCA da respuesta a dos cuestiones de forma coordinada. En primer lugar, que el incendio forestal produce graves daños sobre el medio natural y por tanto exige a las administraciones públicas la inmediata respuesta con el fin de minimizar las pérdidas que pueda ocasionar. Por otro lado, que puede generar situaciones de grave riesgo para las personas y bienes de naturaleza no forestal que requieran la adopción de medidas por las administraciones que salvaguarden su seguridad. Ambas perspectivas se abordan de manera integradora mediante un sistema estructurado que, con el paso de los años, ha logrado consolidarse, habiendo alcanzado un alto grado de eficacia. El seguimiento de los daños forestales Al igual que ocurre con los incendios, los ecosistemas forestales pueden verse seriamente alterados por plagas y agentes nocivos. El mantenimiento saludable de nuestras masas forestales es fundamental para preservar los
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