Andalucía cuenta en la actualidad con ocho tipos de regadíos, una clasificación que atiende a criterios de proximidad geográfica, orientación productiva e importancia económica. Se trata de los cultivos de regadío del olivar, los intensivos de Almería, los cítricos y subtropicales del litoral de Cádiz, Málaga y Granada; intensivos del litoral atlántico, regadíos del Bajo Guadalquivir y del Guadalete y Barbate; regadíos del Medio y Alto Guadalquivir; regadíos de las depresiones interiores y regadíos de sierra.
De estos ocho, hacen un mayor uso del agua los cultivos más intensivos como los invernaderos y hortícolas, que necesitan entre 5.000 y 7.000 metros cúbicos por hectárea, y los cultivos del Valle del Guadalquivir asociados al arroz, que necesitan unos 14.000 metros cúbicos por hectárea. Lo mismo sucede con los cultivos extensivos como el maíz, el algodón y la remolacha, que utilizan entre 5.000 y 8.000 metros cúbicos por hectárea.