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Intervención del presidente de la Junta en el acto de entrega de los Premios Andalucía de Investigación

24/07/2013
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Este acto de reconocimiento que hoy nos convoca ha de ser también una reivindicación, porque no podemos prescindir de la ciencia. Sin ella sería imposible acudir al principio de las cosas, entender y manejar el mundo en el que vivimos. Sin ella sería imposible el progreso.

La investigación es el camino que nos lleva al conocimiento y estaríamos cegándolo inútilmente, impidiendo su desarrollo actual; y también el futuro, si eligiéramos una educación basada en la repetición de las certidumbres y desdeñásemos la capacidad para formularnos preguntas relevantes y nuevas.

Novalis decía que todo enigma es un aliento, algo que nos mueve a buscar, que debe movernos a buscar la vida entera. Esa búsqueda incansable, incesante y continua de respuestas es la que ha definido la trayectoria de los investigadores premiados hoy.

Esta edición de los Premios Andalucía de Investigación reúne a científicos que han dedicado su carrera profesional a áreas fundamentales para el desarrollo humano como son la alimentación, la salud y la educación.

Así lo han hecho desde el ámbito de las ciencias agrarias o la ingeniería, con trabajos que contribuyen al desarrollo de una agricultura más saludable y a una gestión y aprovechamiento eficaz de los recursos naturales. O en el campo de la salud, con investigaciones de frontera que nos permiten ir dando pasos para ganar la batalla a múltiples enfermedades.

También en educación, a través de la didáctica de las matemáticas, una disciplina orientada a que nuestros alumnos adquieran habilidades que les permitan -como afirma la pedagoga Constance Kamii- no solo conocer mejor el mundo que les rodea, sino también ordenar su pensamiento.

Como todos los especialistas ponen de relieve, la inversión en I+D+i, como la inversión en educación, es de efectos retardados, y necesita una apuesta sostenida. La contrapartida al esfuerzo inversor es que sus beneficios siempre se recogen en forma de más innovación y riqueza.

Vivimos en un mundo extraño y capitalista y hemos de tener cuidado a la hora de primar la especulación, porque cuando eso ocurre, pasa lo que pasa. El camino más seguro siempre es el de la investigación y la ciencia.

Por ello es imprescindible seguir apoyando la investigación y la innovación también en tiempos de crisis. Así lo entendemos en Andalucía; de ahí nuestro compromiso con un modelo de I+D+i que genera riqueza y transforma la investigación en progreso social y económico.

Uno de los retos para competir en un mundo cada día más globalizado es la diferenciación y la mejora de la calidad y eficiencia en los procesos productivos a través de la I+D+i. Ocurre en el sector agrícola andaluz y en su agroindustria, sectores tradicionales que se renuevan con la transferencia de ciencia a la empresa.

En Andalucía, la investigación en este campo ha avanzado mucho en los últimos años, y en la actualidad contamos con un sistema equilibrado que aglutina 19 laboratorios agroganaderos y agroalimentarios; 18 centros IFAPA y una red de parques agroalimentarios que facilitan el acceso de las empresas a la I+D+i.

Elías Fereres y Carmen Hermosín forman parte de la historia y la gestión de la ciencia en nuestro país, en organismos clave como el CSIC o el IFAPA. Sus investigaciones son, además, una referencia internacional porque son fundamentales para mantener la viabilidad y calidad de recursos esenciales de nuestra agricultura, como son la tierra y el agua.

En la última década, la agricultura andaluza ha ganado en productividad, eficiencia y sostenibilidad. Hoy contamos con más superficie cultivable y con una agricultura más sostenible. Los regadíos actuales utilizan una cuarta parte menos de agua por hectárea y, con los mismos recursos hídricos que hace diez años, regamos un 35% más de cultivos.

Andalucía ha realizado también una apuesta decidida en la investigación biomédica. La I+D en salud nos está llevando cada vez más a ese sistema integral de salud que no es solo hablar de enfermedades, sino investigar y curar.

Hemos desarrollado el marco legislativo adecuado para avanzar en determinadas materias de investigación, y hemos creado una red de infraestructuras dedicadas a la ciencia en salud en todo el territorio. Y algo fundamental: impulsamos la investigación entre los profesionales del Sistema Sanitario Público y trabajamos para consolidar centros de investigación de excelencia que integran a la Administración Pública, a la Universidad y al sector empresarial biotecnológico y farmacéutico.

La actividad investigadora se ha reforzado con la alianza entre el Sistema Público de Salud y las empresas del sector biotecnológico. En los últimos cuatro años, Andalucía lidera la creación de empresas biotecnológicas en España. Muchas de ellas han nacido en los laboratorios y en las aulas universitarias, como Neuron Biopharma. Y su mayor fortaleza son sus equipos científicos, que, en su caso, trabajan para hacer frente al reto demográfico y al envejecimiento de nuestra población.

El capital humano ha sido la base de la investigación en biomedicina en Andalucía. En los últimos siete años se ha triplicado el número de profesionales dedicados a la investigación en el Sistema Sanitario Público andaluz.

Podemos sentirnos orgullosos de nuestro sistema de salud. Tenemos una sanidad que investiga, que forma a magníficos profesionales, que previene enfermedades, promociona la salud y ofrece una atención primaria de calidad. Una sanidad que trabaja en soluciones eficientes para garantizar sus servicios a todas las personas, con independencia de sus recursos económicos.

Federico Garrido y Pedro Medina representan la excelencia de esa investigación de vanguardia hecha en Andalucía. Una investigación que se adelanta a las necesidades de la sociedad, que investiga para dar mayor calidad de vida y combatir enfermedades asociadas a la variabilidad genética humana, como el cáncer.

La sanidad andaluza es también el exponente de una sociedad solidaria: Andalucía tiene la mayor tasa de donación del mundo y, a nivel asistencial, estamos reduciendo la lista de espera de trasplantes.

La sanidad es, junto con la educación, uno de los pilares básicos de nuestro sistema. Ambos son derechos especialmente valorados por la sociedad porque aportan seguridad y certidumbre en el presente, y abren la posibilidad de un futuro mejor.

La educación es la herramienta más poderosa de transformación personal y social, la que ha de estimular nuestra curiosidad, nuestra capacidad de cooperar, de analizar y resolver los problemas a los que nos enfrentamos.

Ahora que se está abordando la elaboración de la nueva Agenda científica europea Horizonte 2020, debemos plantearnos la necesidad de promocionar los estudios en ciencias, tecnología y matemáticas, y reflexionar sobre la importancia de mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y debemos poner de manifiesto, también, la necesidad de contar con los mejores docentes.

Luis Rico Romero es maestro de maestros y pionero de la educación matemática en nuestro país como área de conocimiento, con un enfoque ligado a la práctica de la enseñanza.

Quiero felicitar a todos los premiados y expresarles el reconocimiento de la sociedad andaluza a su labor investigadora, porque las trayectorias de todos ellos constituyen la mejor razón para reivindicar la ciencia.

Cualquier sociedad sin una base científica razonable se va a enfrentar siempre a un futuro incierto. Y más en un momento de crisis como el que atravesamos, que solo debemos resolver desde la solidaridad y el conocimiento. Por ello, promover la investigación y la innovación en ciencia y tecnología ha de ser una política anticíclica, que genere valor añadido, riqueza, empleo y bienestar.

En los últimos cuatro años, la inversión en I+D ha caído en España el 40% y con ello se está poniendo en riesgo la viabilidad del sistema y nuestras capacidades científicas y tecnológicas.

Austeridad es lo contrario a despilfarro. Cuando la austeridad se convierte en el único objetivo económico y se anteponen los objetivos financieros al fortalecimiento de nuestras capacidades de investigación, el resultado es el desmantelamiento de un sistema de ciencia e investigación que ha costado muchas décadas.

El retroceso científico nos aleja cada vez más de la salida de la crisis y nos puede convertir en una sociedad más dependiente y empobrecida.

La investigación es decisiva para un país, no solo por su aportación directa al conocimiento, a la cultura o al desarrollo económico, sino también por su contribución a la formación de las personas y a la creación de una atmósfera de innovación, de creatividad, de exigencia y de rigor intelectual en el tratamiento de los problemas.

En todos estos valores se ven reflejados los galardonados con el Premio Andalucía de Investigación 2012. Por todo ello, y por su pasión por conocer, que han sabido trasladar a otros muchos, son, sin duda, nuestro mejor ejemplo.