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Intervención de la presidenta de la Junta en la toma de posesión de los consejeros del Gobierno andaluz

10/09/2013
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Permítanme unas breves palabras para concluir este sencillo acto de toma de posesión del nuevo Gobierno. En primer lugar, el agradecimiento a mis compañeros y compañeras del Consejo de Gobierno saliente, con los que vivido algo más de un año intenso y considero que también bueno para Andalucía.

Este ha sido un acto sencillo y breve porque, para bien o para mal, no tenemos tiempo que perder. Los problemas de Andalucía acucian y los ciudadanos lo que esperan de nosotros son sobre todo hechos.

En efecto, soy plenamente consciente de que asumo la Presidencia de la Junta de Andalucía en un momento muy difícil, muy complicado; uno de los momentos más difíciles quizás de la Autonomía andaluza. Pero tengo muy claro que si para alguien es verdaderamente complicada la situación que atravesamos es para la gente sencilla de Andalucía, gente que ha depositado su ilusión y su confianza en nosotros y que esperan hechos y soluciones.

Un mar de dificultades que estoy convencida que vamos a ir superando. Este Gobierno estará a la cabeza pero necesitará la ayuda de todos y de todas. Incluso de quienes legítimamente hubiesen preferido un Gobierno de otro color político. Es en estos momentos una mayoría de andaluces la que espera vivir un poco mejor y que el Gobierno esté a la altura de las necesidades que tienen.

Espero ese apoyo crítico, como decía, incluso de los que hubiesen preferido un Gobierno de otro color, porque sé que para esta tierra, en estos momentos, toda ayuda es poca.

Por eso decía en mi sesión de Investidura ante el Parlamento que mi voluntad es gobernar para todos y para todas. Me comprometo a hacerlo de esa manera. Y si lo repito hoy es porque quiero que mis palabras sirvan también para los consejeros y consejeras que me acompañan en este camino. Tienen la voluntad, y me consta porque así me lo han trasladado, pero tienen también la obligación de gobernar para todos buscando siempre el interés general.

Es natural que la formación de un nuevo Gobierno haya despertado curiosidad y expectación. Aquí están los consejeros y consejeras que me acompañan en este nuevo tiempo. Ya conocen los nombres y sobre todo conocen sus trayectorias. Vienen avalados por el trabajo, el reconocimiento y su entrega en los distintos rincones de Andalucía.

Creo que acumulan una experiencia importante que en estos momentos necesita Andalucía, pero tienen sobre todo energía y fuerza, y esos valores nos van a hacer falta a todos en este nuevo tiempo.

Ahora, nuestra obligación como Gobierno y la de cada uno de sus miembros, incluida la Presidenta, es convertir esa expectativa, incluso esa curiosidad, en confianza y realidad. Considerados uno a uno, he buscado a los hombres y mujeres que creo que mejor pueden desempeñar las tareas que les corresponden. Naturalmente, había otras opciones, siempre las hay y más en una tierra llena de talento y de compromiso como es Andalucía. Pero he buscado sobre todo conformar un equipo, un equipo del que espero y pido que esté a la altura del momento que vivimos. Espero cohesión, altura de miras, honestidad y, desde luego, trabajo, mucho trabajo.

Mi objetivo y el de todo el Gobierno es, y lo saben, propiciar la creación de empleo y defender las conquistas sociales, y conseguir un clima de estabilidad, transparencia y ejemplaridad pública. Tal vez alguien se canse de que insista tanto en la necesidad de la política útil, de la política que demandan los ciudadanos, de la política que genera confianza, pero creo que es en estos momentos lo que los andaluces y andaluzas esperan de nosotros.

Este Gobierno no ha llegado para pasar de largo ante los problemas, no ha llegado para enfrentarse al espectáculo de la política del enfrentamiento estéril entre los partidos políticos, sino que es un Gobierno que ha llegado para escuchar reproches, para oír a los ciudadanos, para atender las críticas vengan de donde vengan, para estar con la gente, para dar respuesta y para abrir un nuevo tiempo de esperanza e ilusión en nuestra tierra.

Y, por lo tanto, mi primer mensaje a mis compañeros y compañeras del Consejo de Gobierno es pedirle que estén siempre cerca de la gente, que sean capaces de oírla, de comprender sus demandas y de luchar sin descanso para que las cosas mejoren en Andalucía, porque Andalucía merece ser una tierra cada vez más justa y sobre todo mejor.

Amigos y amigas, mi primer acto como presidenta fue depositar una ofrenda floral ante Blas Infante. Es cierto que fue un acto simbólico, pero es verdad que nuestra vida siempre está cargada de actos simbólicos. Cada uno de esos actos simbólicos tiene detrás un mensaje, tiene detrás lo que queremos en un momento determinado que los demás vean de cada uno de nosotros: el beso que le damos a nuestros padres cuando nos despedimos, el abrazo que nos dan nuestros amigos como el que hemos recibido en el día de hoy, la sonrisa con la que nos reciben nuestros vecinos, las palabras de afecto que le dirigimos a quien atraviesa una enfermedad o un serio problema, y el más mínimo cariño que nuestro entorno nos da en los momentos de mayor dificultad.

Pues bien, la política no puede estar al margen de esas demostraciones de afecto y de sensibilidad. La política, además del compromiso, además de la coherencia, necesita también de sensibilidad. Quiero un Gobierno fuerte de hombres y mujeres, pero quiero también un Gobierno sensible. Sensible hasta en sus gestos, sensible hasta en la última de sus decisiones. Y eso va a ser lo que nos permita estar cerca de los ciudadanos.

¿Cómo va a confiar nadie en un Gobierno si su Gobierno no muestra comprensión o sensibilidad con lo que están atravesando los ciudadanos? Obviamente, no podremos arreglar todos los problemas que tienen los ciudadanos en Andalucía; seguramente, muchos de ellos que piensen hoy que tendremos la respuesta a sus problemas tendrán que esperar, pero lo que sí podremos hacer siempre es comprender a los ciudadanos, escucharles y entenderles. Y si comprendemos y escuchamos, seguramente encontremos antes la solución a las situaciones que estamos atravesando.

El primer día de la Investidura dije que este sería un Gobierno con las ventanas abiertas que nos permita oír lo que nos digan los ciudadanos y ciudadanas en la calle, lo que piensan de nosotros, lo que opinan. Pero con las ventanas abiertas también para que permita entrar la luz, porque con la luz vendrá la transparencia y con la luz podremos mejorar en estos casos la imagen de la política, la confianza de los ciudadanos en la política y la corresponsabilidad de los ciudadanos en la gestión de sus instituciones.

Espero que sea un Gobierno, como decía, sensible, que escuche, sea transparente y en el que no existan sombras. Por eso, los consejeros y consejeras que hoy toman posesión formarán parte de un Gobierno abierto, comprometido con la transparencia y con la cercanía, que no será un eslogan, sino una obligación del mismo; y será un Gobierno sensible.

No voy a hacer una mención específica detallada de cada uno de ellos. Creo que lo importante es que, a partir de este momento, nos pongamos manos a la obra, para que a cada uno de los hombres y mujeres que me acompañan los vayan conociendo por sus obras.

Muchas gracias.