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RECOMENDACIONES MICROBIOLÓGICAS

ENTEROBACTERIAS Y Salmonella entérica

Cepas  de enterobacterias y Salmonella  enterica  extraintestinal resistentes a ácido nalidíxico y sensibles a fluoroquinolonas. Si se tratan con fluoroquinolonas puede existir FRACASO TERAPÉUTICO o “DISMINUCIÓN EN LA RESPUESTA”. En infecciones urinarias es poco probable el fracaso terapéutico por las altas concentraciones que alcanzan estos antibióticos en orina.

BETA-LACTAMASAS DE ESPECTRO EXTENDIDO (BLEE)

Enzimas que hidrolizan penicilinas, oximino-cefalosporinas (cefalosporinas de 3ª y 4ª generación) y aztreonam, pero no cefoxitina ni carbapenémicos, siendo inhibidas por el ácido clavulánico. Con frecuencia pueden presentar co-resistencia con aminoglucósidos, cotrimoxazol y quinolonas. Estas enzimas son plasmídicas y pueden transferirse fácilmente, por lo que deben aislarse a los pacientes portadores de cepas productoras de BLEE.
Según las nuevas recomendaciones del CLSI y EUCAST, las enterobacterias productoras de beta-lactamasas de espectro extendido (BLEE) podrían tratarse con cefalosporinas de 3ª-4ª generación si son sensibles según los puntos de corte. No obstante, seguir esta recomendación depende de los patrones epidemiológicos y de realización de estudios clínicos que aseguren la eficacia de este tipo de antibióticos en el tratamiento de infecciones producidas por estos microorganismos.

β-LACTAMASA AmpC

Enzimas que hidrolizan cefalosporinas de 1ª y 2ª generación, incluyendo cefoxitina, y en menor medida las de tercera generación, mientras que son poco eficaces frente a cefepime y carbapenemas.
Los microorganismos con Amp C cromosómica inducible (Enterobacter,  Citrobacter freundii, Serratia, Providencia y Morganella) no deben utilizarse cefalosporinas de 3ª generación en tratamientos prolongados, aunque sean sensibles, ya que puede existir fracaso terapeútico por hiperexpresión de esta enzima.
Recientemente se han descrito cepas portadoras de AmpC plasmídicas, para las que deben seguirse las mismas recomendaciones descritas en el párrafo anterior.
En infecciones graves por enterobacterias productoras de carbapenemasas se recomienda utilizar tratamientos combinados con al menos dos antibióticos, incluyendo un carbapenémico si la CMI es menor de 8 ug/ml.

Pseudomonas aeruginosa

Pseudomonas puede desarrollar resistencias A CUALQUIER ANTIBIÓTICO durante tratamientos prolongados, por lo que cepas inicialmente sensibles pueden crear resistencias en 3-4 días tras el inicio de la terapia.

Staphylococcus aureus

Staphylococcus spp. pueden desarrollar resistencias a quinolonas durante terapias prolongadas con estos antibióticos. Se recomienda realizar cultivos de control.
En cepas de SARM con CMI a vancomicina de 1-2 mg/L deben buscarse tratamientos alternativos, como daptomicina (bacteriemias y endocarditis) o linezolid (neumonía, meningitis, endoftalmitis y cepas productoras de toxina de Panton-Valentine).
En estafilococos con fenotipo inducible MLSB la clindamicina podría utilizarse para terapias cortas en infecciones de piel y tejidos blandos.

Estreptococos

En estreptococos con fenotipo inducible MLSB la clindamicina podría utilizarse para terapias cortas en infecciones de piel y tejidos blandos.

Levaduras

Fluconazol  es el único antifúngico que se elimina por orina
Candida krusei tiene resistencia intrínseca a fluconazol. Puede tratarse con voriconazol, equinocandinas y anfotericina B
Candida glabrata puede presentar sensibilidad disminuida a los azoles. Las cepas con alto nivel de resistencia a fluconazol son resistentes a voriconazol.
Candida parapsilosis muestra sensibilidad  disminuida a las equinocandinas.

 

CONSIDERACIONES SOBRE LA CMI

  • La CMI es la menor concentración de antimicrobiano, expresada en mg/l, capaz de inhibir el crecimiento bacteriano de 100.000 UFC (bacterias viables), en un mililitro de medio de cultivo en condiciones estándar.

  • Su principal utilidad es categorizar los microorganismos en sensibles (S), intermedios (I) o resistentes (R) según los llamados puntos de corte.

  • Para establecer estos puntos de corte se consideran numerosos factores (PK/PD del antibiótico, eficacia, lugar de actuación, CMI de cepas wild-type, etc).

  • El conocimiento de la CMI permite ajustar mejor las dosis y las vías de administración de algunos fármacos.

  • Los puntos de corte se basan en el nivel de antibiótico que se alcanza en sangre administrando la dosis habitual. Las concentraciones del fármaco en otros lugares pueden ser mayores o menores que en sangre.

  • La CMI es solamente una parte de la información útil en decidir si un antibiótico va a tratar adecuadamente una infección.

  • En un antibiograma, las CMIs más bajas no siempre indican mayor eficacia, ya que hay que considerar los puntos de corte para cada antibiótico. Además, hay que tener en cuenta el microorganismo, tipo de antibiótico, y la localización de la infección. El valor numérico de una CMI puede variar según la metodología empleada.

  • En caso de duda, o si necesita información adicional, consulte con el Laboratorio de Microbiología.