EL CONSEJO DE GOBIERNO DECLARA BIENES DE INTERÉS CULTURAL LOS CASCOS ANTIGUOS DE LOJA Y LA CARLOTA

 

El Consejo de Gobierno ha acordado declarar como Bienes de Interés Cultural, con la categoría de conjuntos históricos, los cascos antiguos de Loja (Granada) y La Carlota (Córdoba). Ambos conjuntos quedan inscritos a partir de ahora en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz y sujetos a normas especiales de protección que, no obstante, ya eran efectivas desde la apertura de los expedientes previos a su declaración.

La ciudad de Loja, que ha desempeñado desde antiguo un papel destacado en procesos históricos claves, conserva elementos arquitectónicos y artísticos que la hacen merecedora de una protección especial. Su casco antiguo ejemplifica el tipo de asentamiento denominado ‘agrovilla’, característico de amplias zonas de Andalucía, con una estructura y morfología más próximas a los modelos urbanos aunque la actividad económica predominante haya sido la agropecuaria. Los valores artísticos del conjunto se concentran en su rico patrimonio inmueble monumental, con estilos que van desde los vestigios nazaríes presentes en la Alcazaba hasta los ensayos neoclásicos del círculo del arquitecto Ventura Rodríguez.

El espacio afectado por la declaración como Bien de Interés Cultural abarca las zonas de La Alcazaba, Alfaguara, barrio de San Francisco y parroquias de la Encarnación, San Gabriel y Santa Catalina, así como el área de influencia del convento de Santa Clara. Se incluyen igualmente las áreas de expansión urbana en torno a la antigua Plaza Nueva y entre ésta y las inmediaciones de la Plaza del Duque y Carrera de San Agustín, además de las zonas de la actual calle Antequera y de la antigua Cuesta del Arca.

En cuanto al casco antiguo de La Carlota, su declaración como Bien de Interés Cultural obedece a la singularidad de este núcleo urbano, que surgió como parte del proyecto llevado a cabo en el siglo XVIII por Carlos III para poblar una de las zonas más abandonadas y peligrosas por la presencia de bandoleros en la ruta de Madrid a Cádiz. Esta población constituye uno de los máximos exponentes de la conjunción entre la arraigada tradición barroca de las tierras cordobesas y la innovación que en aquella época supuso el estilo neoclásico. Así se refleja en su entramado urbanístico de manzanas rectangulares, realizado por los ingenieros Simón Desnaux y Casimiro Isaba, y en sus edificaciones de carácter público (ayuntamiento, iglesia, mercado de abastos, cárcel y hospital, entre otros).

El espacio delimitado por la declaración incluye las manzanas del casco histórico organizadas por seis calles longitudinales y nueve transversales. La Avenida de Carlos III conforma las manzanas exteriores del lado derecho del conjunto, mientras que las vías restantes incluyen otras veinticuatro manzanas, además de la del cementerio, en medio de las cuales se hallan la Plaza de la Iglesia y la Plaza de España.