APROBADA LA NUEVA PLANIFICACIÓN DEL PARQUE NATURAL DE LAS SIERRAS DE CAZORLA, SEGURA Y LAS VILLAS

Mayor control de la urbanización ilegal y consolidación de la oferta de uso público, principales objetivos

 

El Consejo de Gobierno ha aprobado el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y el Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén). Ambos documentos sustituyen al antiguo Plan de Uso y Protección vigente desde 1988 en este territorio, el más visitado y extenso de los parques naturales españoles.

Los nuevos instrumentos de planificación, adaptados a la Ley andaluza de Espacios Naturales Protegidos, tienen como principal objetivo completar y adecuar a la realidad actual del parque jiennense la ordenación, gestión y protección de sus recursos, así como consolidar los logros alcanzados durante los últimos años. Entre estos logros destacan la supresión de los vertederos incontrolados, la práctica depuración de las aguas residuales y la creación de una infraestructura de uso público que ha situado a la zona como uno de los principales focos turísticos de la Andalucía interior, con más de medio millón de visitantes al año.

El primero de los documentos aprobados hoy, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, constituye el marco de referencia para las actividades que se realicen dentro de los límites del parque, tanto de naturaleza ambiental como de cualquier otro tipo. Además, define distintas zonas según su mayor o menor grado de protección. Estas determinaciones generales son desarrolladas por el Plan Rector de Uso y Gestión, instrumento normativo de gestión directa y manejo de los recursos naturales.

Ordenación de recursos

Bajo el objetivo central de compatibilizar la conservación del parque natural con el aprovechamiento sostenido de sus recursos, el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales concreta como principales metas específicas el control de los procesos de urbanización ilegal; la racionalización de la actividad ganadera; la diversificación de las modalidades de uso público; el establecimiento de criterios para ampliar la dotación de infraestructuras básicas y viarias y el fomento de las actividades productivas tradicionales.

En cuanto a la zonificación, el plan distingue un total de cinco tipos de áreas de acuerdo con los distintos objetivos de gestión: de reserva, de interés ecológico-forestal, de recuperación de ecosistemas, espacios abiertos y cultivos.

El primer grupo, al que se aplica el máximo nivel de protección, alberga la mayoría de los endemismos botánicos del parque natural y afecta en su totalidad a terrenos de titularidad pública, con una superficie de 28.000 hectáreas.

El segundo tipo de zonas, donde se incluyen las principales formaciones forestales, es el más extenso y alcanza una superficie de 112.000 hectáreas.

Las áreas en las que se plantea el objetivo de recuperar los ecosistemas, unas 22.000 hectáreas, están integradas por pinares degradados, repoblaciones sustitutivas del primitivo bosque mediterráneo y formaciones arbustivas (atochares, romerales, tomillares, jarales y coscojares).

En cuanto al grupo de espacios abiertos, en esta categoría se incluyen 23.000 hectáreas de zonas caracterizadas por el predominio de formaciones de porte bajo acompañadas de un arbolado disperso e irregular, fundamentalmente pinos y sabinas.

Finalmente, las áreas agrícolas suman unas 25.000 hectáreas de diferentes cultivos, que suponen una importante transformación del medio. En estas zonas, el objetivo se centra en fomentar una actividad productiva compatible con el medio ambiente.

Uso y gestión

Por su parte, el segundo de los documentos aprobados hoy por el Consejo de Gobierno (el Plan Rector de Uso y Gestión) constituye el marco regulador de la gestión del parque natural en aspectos como la administración, el uso público de sus zonas e instalaciones, la investigación y la conservación y mejora de sus valores ambientales.

Entre otros aspectos, este plan establece los criterios para solucionar los problemas ambientales que pueden ocasionar la actividad agropecuaria en zonas marginales y mejorar la ordenación y el control de las actividades recreativas. También se abordan otras cuestiones conflictivas que inciden en la preservación de la avifauna, como los riesgos de electrocución y colisión que supone el tendido eléctrico de baja y media tensión enmascarado entre la vegetación.

Tanto este plan como el de Ordenación de los Recursos Naturales cuentan con los informes favorables de la Junta Rectora del espacio protegido, los ayuntamientos afectados y el Comité de Acciones para el Desarrollo Sostenible, órgano este último integrado por distintas consejerías del Gobierno andaluz. De igual modo, han sido sometidos a los trámites preceptivos de información pública y consulta de los intereses sociales y ciudadanos.

Valores ecológicos

Declaradas Coto Nacional de Caza en 1960, Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1983, Parque Natural por el Gobierno andaluz en 1986 y Zona de Especial Protección para las Aves en 1988, las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas conforman el espacio protegido más extenso de Andalucía, con una superficie total de 210.000 hectáreas. El relieve abrupto, la vegetación exuberante y la abundancia de agua (aquí nacen el Guadalquivir y el Segura) determinan un paisaje cuya belleza convierten a la comarca en un destacado enclave de turismo rural y de naturaleza.

La zona sobresale por su importancia botánica, con más de 1.800 especies inventariadas y numerosas plantas exclusivas (entre ellas la conocida violeta de Cazorla), y por la presencia de extensos bosques de pinos laricios y encinas.

En cuanto a la fauna, el parque natural sirve de hábitat a unas 200 especies de vertebrados, entre las que destacan endemisnos locales como la lagartija de Valderde y numerosas poblaciones de rapaces (buitres leonados, águilas perdiceras, búhos reales) y de especies cinegéticas (ciervos, jabalíes, cabras monteses).

La economía de la comarca está basada en el cultivo del olivar, el aprovechamiento maderero de los bosques de coníferas y la cría extensiva del ganado ovino, recursos tradicionales a los que se han unido los ingresos por el turismo desde la declaración de la zona como parque natural en 1986.

Los visitantes cuentan con una amplia oferta de uso público integrada por 21 senderos señalizados, 18 áreas recreativas, 12 miradores, diez zonas de libre acampada, seis campings, seis albergues, cuatro puntos de información, tres jardines botánicos, dos refugios, dos centros de visitantes, un Aula de la Naturaleza y un parque cinegético, entre otras instalaciones.

El ámbito del parque natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas se extiende total o parcialmente por 23 municipios: Beas de Segura, Benatae, Cazorla, Chilluévar, Génave, Hinojares, Hornos de Segura, Huesa, La Iruela, Iznatoraf, Orcera, Peal del Becerro, Pozo Alcón, Puerta de Segura, Quesada, Santiago de Pontones, Santo Tomé, Segura de la Sierra, Siles, Siruhela de Guadalimar, Torres de Albánchez, Villacarrillo y Villanueva del Arzobispo. La población total de estas localidades alcanza los 86.000 habitantes, de los que unos 20.000 viven en el interior del parque natural.