DECLARADA MONUMENTO LA HACIENDA TORRE DE DOÑA MARÍA EN EL MUNICIPIO SEVILLANO DE DOS HERMANAS

 

El Consejo de Gobierno ha acordado declarar Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, la Hacienda Torre de Doña María, ubicada en la localidad sevillana de Dos Hermanas. Esta edificación de estilo neomudéjar, ejemplo de la tipología arquitectónica de las haciendas del olivar en la provincia de Sevilla, presenta el interés añadido de conservar la torre militar y su capilla aneja de finales de la Edad Media.

La hacienda, aislada y dominando desde su cota más alta la finca rústica donde se sitúa, tiene su origen en la época romana. Referencias posteriores apuntan a que el lugar albergó una alquería árabe. Tras la reconquista de Sevilla, el conjunto fue reconstruido por Pedro I el Cruel, como residencia para doña María de Padilla. Su aspecto actual se corresponde con la reforma realizada en 1929 por el arquitecto José Gutiérrez Lescura, autor también del Pabellón de Marruecos para la Exposición Iberoamericana. Esta remodelación se hizo respetando la torre y la capilla mudéjares, así como la distribución original típica de las haciendas rústicas de labor.

La edificación se estructura en torno a un amplio patio central de planta trapezoidal, con la zona de señorío o vivienda ubicada en la esquina noroeste. Su marcada horizontalidad queda alterada por las cuatro torres de sus ángulos, tres de las cuales son de planta cuadrada y la otra, situada en el señorío, de seis lados. Junto a esta última se halla la antigua torre que da nombre a la finca. En las fachadas exteriores, sobre muros encalados se abren puertas y ventanas formadas por arcos polilobulados.

Las dependencias de los trabajadores se sitúan en la crujía de acceso. En la parte norte, junto a la vivienda, se ubicaban el molino y los almacenes, hoy en desuso y convertidos en taller y cochera. La crujía sur está destinada a las cuadras, mientras que la zona este alberga los graneros y otras dependencias secundarias.

La Torre de Doña María, origen de la hacienda, es la construcción más sobresaliente. De dos plantas y cubierta con terraza almenada, se accede a ella desde el patio a través de una pequeña portada con arco apuntado. La planta baja hace la función de sacristía al estar comunicada con la capilla, espacio que conecta con la vivienda a través de una puerta de acceso al comedor principal.

Especial interés presenta también el jardín anejo, diseñado en 1929 y estructurado en dos calles ortogonales que se cruzan en una plazoleta central, a semejanza de los jardines islámicos. En este espacio se hallan plantas ornamentales como palmeras, jacarandas, laureles, tilos, naranjos, cipreses, granados y rosales.

Otro de los elementos fundamentales de la hacienda es el patio central, de suelo empedrado en forma de damero, donde adornan algunas zonas piezas clásicas de acarreo (columnas, capiteles y mosaicos). En su lado izquierdo, rodeado de naranjos, se ubica un pozo con brocal de piedra, mientras que en el lado contrario aparece un abrevadero adosado a la fachada de las cuadras.

La declaración de la Hacienda Torre de Doña María como monumento afecta también los bienes muebles de interés histórico-artístico que alberga el edificio: el altar de la capilla, de autor anónimo y realizado a finales del siglo XIX o principios del XX; las puertas de tránsito de la capilla al comedor de la vivienda, del siglo XVIII, y una escultura del XVI de Santa Catalina de Alejandría ubicada en el pórtico de acceso al señorío.

Finalmente, en cuanto al entorno de protección del monumento, el decreto de declaración aprobado hoy establece un espacio de aproximadamente 12 hectáreas de superficie alrededor del conjunto.