El Consejo de Gobierno ha declarado bienes de interés cultural al Palacio de Villamanrique de la Condesa y el yacimiento malagueño del Cerro del Villar. Ambos inmuebles pasan a formar parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, lo que supone un mayor grado de protección y la aplicación de las medidas necesarias para su salvaguarda.
El Palacio de Villamanrique de la Condesa de París, ubicado en el término municipal de Villamanrique de la Condesa (Sevilla), también conocido como Palacio de Orleans, se declara en la categoría de monumento. Se consideran partes integrantes del mismo el edificio en sí como sus jardines, las construcciones auxiliares y todo el espacio abierto circundante.
Asimismo, se ha definido un entorno que quedará igualmente afectado por esta declaración, y que incluye zonas públicas y privadas hasta los límites acotados por las calles Sor María del Coro, Santa María Magdalena, Párroco Fernández Santiago, Cristobalina Béjar, Canónigo Bernal Zurita, Francisco Cabello, Concejo y Francisco Bedoya, y las plazas del Convento y de España.
El Palacio de Villamanrique es una de las muy abundantes muestras del impulso cultural dado por el mecenazgo de los duques de Montpensier, Antonio de Orleáns y María Luisa Fernanda de Borbón, en Sevilla y su provincia en la segunda mitad del siglo pasado. Este edificio, refugio de los duques para las temporadas de caza, destaca por sus valores artísticos y arquitectónicos, donde se mezclan elementos autóctonos y foráneos, con una concepción decorativa de influencia francesa.
Además, resaltan los valores paisajísticos de sus amplias zonas verdes, jardines tradicionales andaluces muy similares, por su estética romántica, a los de la residencia de esta misma familia en Sevilla: el Palacio de San Telmo. En ellos se encuentra un elemento arquitectónico destacado, el claustrillo de un antiguo convento franciscano, así como los restos de unos molinos del siglo XVI.
Cerro del Villar
Por lo que respecta a la declaración del yacimiento del Cerro del Villar, ésta se realiza con categoría de zona arqueológica. A través de las excavaciones realizadas en este paraje se ha podido demostrar que los restos encontrados en la desembocadura del río Guadalhorce, en Málaga, corresponden a una importante ciudad fenicia fundada en el siglo VIII antes de Cristo y abandonada a mediados del siglo VI a causa de las inundaciones.
Este yacimiento excede a los restantes centros fenicios de la Andalucía mediterránea, y presenta un trazado urbanístico complejo y desarrollado de importancia excepcional, hasta tal punto que puede constituirse, en el futuro, como la única ciudad fenicia visitable en toda su extensión en el extremo occidental del Mediterráneo.
El patrón urbanístico del conjunto se organiza mediante grandes viviendas separadas por patios y calles porticadas, donde se manifiesta la existencia de áreas de mercado, restos de posibles edificaciones portuarias, la probable presencia de una muralla y vestigios de un cinturón industrial rodeando el perímetro septentrional del asentamiento.
El Cerro del Villar servía de puerta de entrada hacia las tierras altas de Granada y la campiña cordobesa y sevillana, es decir, hacia Tartessos. Este asentamiento es uno de los accesos naturales más importantes de la costa malagueña hacia el interior, dominando el valle del Guadalhorce, principal arteria de comunicación entre la costa, la vega de Antequera y el Genil medio.