Notas al programa

La Sonata para violín y piano de Janáček fue compuesta en el verano de 1914, año de inicio de la Primera Guerra Mundial. Con un marcado interés por la música de cámara,  el compositor recuerda sobre su obra "en la Sonata para violín y piano de 1914 casi oí el sonido del  acero chocando en mi cabeza atribulada".

La segunda obra, de Claude Debussy,  es la Sonata para violín y piano en Sol menor L 140.  Escrita en 1917, fue la última gran obra escrita por el compositor.  Articulada en tres movimientos, destaca por su brevedad. El estreno tuvo lugar el 5 de mayo de 1917, la parte de violín estuvo a cargo de Caston Poulet, con el propio Debussy al piano. Como anécdota, cabe relatar que fue esta la última actuación pública del magnífico compositor.

La Suite Impressions d’Enfance (Impresiones de la infancia) en Re mayor,  op. 28 de Geroge Enescu, fue concluida en 1940 y dedicada a la memoria de Eduard Caudella,  primer profesor de violín del compositor. El estreno se realizó en Budapest en 1942 por el compositor y pianista Dinu Lipatti. La obra recorre el transcurso de 24 horas (tarde, noche y la mañana siguiente) con una fuerte influencia del folclore rumano. La Suite se compone de diez piezas, con pausas únicamente entre los números 1º y 2º y entre el 3º y 4º, estando los demás enlazados. La obra impone una enorme exigencia a los intérpretes, requeriéndole el más alto nivel para poder emular, desde el viento y la tormenta hasta el canto de los pájaros  y los sonidos del  reloj de cuco.

Por último, el Capricho vasco, op. 24 de Pablo Sarasate, compuesto en 1881, conecta con sus ocho piezas de danzas folclóricas. La pieza está dividida en dos partes enlazadas: la primera esta indicada con un tempo Moderato que se mueve sobre un ostinato rítmico y suave, la  segunda,  lleva la indicación de Allegro moderato,  desarrollando una serie de variaciones virtuosas cada vez más atrevidas.

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