La localidad de Padul celebra el diecinueve y veinte de enero sus fiestas patronales en honor a san Sebastián. Los preparativos ocupan a los vecinos la víspera y mañana del diecinueve. Grupos de amigos y familias enteras suben al monte para recoger la leña y plantas aromáticas con las que montarán las hogueras que alumbrarán el itinerario de la procesión del patrón en su bajada desde la ermita a la iglesia parroquial de Santa María la Mayor. Por su parte se ultima la decoración del paso de san Sebastián y el ayuntamiento extiende arena por las calles de Padul en las zonas donde se montarán las candelas. Sobre las ocho de la tarde las campanas tañen anunciando el comienzo de la procesión. Numerosos vecinos se concentran en la plazoleta de la ermita a la espera de que el paso de san Sebastián realice su salida. Durante el recorrido el paso, al que acompaña la Virgen de los Remedios, patrona de la localidad, transita ante las hogueras que, según los vecinos, se encienden "para calentar al santo". De forma paralela, desde numerosos balcones, se realizan numerosos disparos a modo de salvas de ordenanza en honor al patrón de Padul. Hacia las diez y media finaliza la procesión con la entrada de las imágenes a la iglesia parroquial de Santa María la mayor. La jornada del veinte, onomástica de san Sebastián, a primera hora se oficia una misa en honor al santo y la comitiva vuelve a realizar su recorrido procesional, repitiéndose la misma escena: candelas ardiendo en cada calle y ráfagas de disparos por doquier a su paso. Era costumbre ya desaparecida que el santo fuese llevado por los vecinos de Padul que estuvieran realizando el servicio militar ese año. Este hecho se debía a que Sebastián fue capitán de las legiones romanas.

Enero.