Juana, la reina que no quiso reinar
04 de Agosto del 2017

21:00

Precio

Consultar

Finalizada

La reina Juana I de Castilla, la llamada por el pueblo JUANA LA LOCA, nació en Toledo en 1479. Era hija de los Reyes Católicos, quienes, por razones de estado, la casaron a los dieciséis años con Felipe el Hermoso, hijo a su vez del emperador Maximiliano I. La importancia de la reina Juana es extraordinaria. No sólo entra con ella en España la casa de Austria, sino que todos sus hijos, llegarán a ocupar los principales tronos europeos. Para nosotros, el más conocido es sin duda su heredero el emperador Carlos V. A pesar de esta fastuosa descendencia, la vida de Juana estuvo llena de sufrimientos y amarguras. Su matrimonio duró apenas diez años, ya que Felipe el Hermoso, murió en Burgos en el mes de septiembre de 1506, es decir, hace exactamente cinco siglos. La muerte de su esposo y tal vez cierto desequilibrio mental que la reina arrastraba desde la adolescencia hicieron que, tres años después, su padre, Fernando el Católico, la encerrase en el palacio de Tordesillas conde permaneció enclaustrada durante el resto de su vida, es decir, a lo largo de cuarenta y seis largos años. El palacio de Tordesillas estaba muy cerca del convento de Santa Clara, en cuya capilla se depositó el cadáver de Felipe el Hermoso. Juana le hacía frecuentes y obsesivas visitas y no es descabellado pensar que alguna vez se decidiera a pasar la noche junto a los restos mortales de su amado esposo. Es ésta una mirada nacida de los ojos de Juana, Juana de Castilla, Juana la Loca, madre de reyes y reinas, testigo doliente de las intrigas y ambiciones palaciegas. Es el grito desgarrado de quien sobrevivió a cuantos tejieron su locura, el imaginado testimonio de la principal protagonista de la historia y la leyenda.

Organizador

Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, Ayuntamiento de Baeza

Contacto
Diversas ubicaciones
Andalucía

37.019942, -4.55821

Añadir a Google Calendar