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Para la cultura medieval islámica el agua tenía un papel esencial, dado su carácter purificador. Por ello, en las medinas o ciudades musulmanas abundaban los baños públicos y el sistema de infraestructuras que aseguraban su aprovisionamiento. La ciudad de Córdoba es un buen ejemplo de ello, pues se cree que en la época de Almanzor pudo haber hasta 600 de estos baños repartidos por su superficie. Algunos de estos baños siguen ahí como vestigios de una ciudad superpuesta por otras varias, integrados en las viviendas que los rodean y a la espera de su recuperación y restauración.
Los baños árabes de San Pedro fueron construidos durante los años de esplendor del Califato, con mucha probabilidad en la época de Almanzor, cerca del año 1000, según se puede deducir por los datos que aporta el estilo de sus capiteles.
Estos baños árabes presentan la peculiaridad de estar emplazados fuera del recinto de la Medina cordobesa, al contrario que todas las demás instalaciones de este tipo que se han conservado, ya que se ubican en un arrabal que, como nos recuerda la presencia de la antiquísima Iglesia de San Pedro, debía estar habitado por una mezcla de musulmanes y cristianos mozárabes.
En enero de 2018 la Junta de Andalucía anunció la conclusión de los trabajos de conservación y mantenimiento de estos baños árabes, en unas actuaciones han sido coordinadas por el arquitecto Francisco Riobóo Camacho, jefe del Departamento de Conservación del Patrimonio Histórico de la Delegación de Cultura.