El cementerio de Olvera es un antiguo cementerio parroquial andaluz que sobrevivió a los cambios de los últimos siglos. Su ubicación en un paraje bien ventilado, denominando la población, debió ser la principal escusa opuesta a la erección de un camposanto extramuros, demandada por la ley.

La peculiaridad está en la forma de ingreso al recinto, a través de una construcción integrada en el caserío sin ningún elemento simbólico que lo identifique. La imponente mole del castillo cierra la perspectiva.

Se ubica dentro de la fortaleza, adosado por un lado a la parte trasera de las casa y por otro al antiguo castillo y muralla árabes, lo que hace que su disposición sea longitudinal.

Este cementerio, tiene una intimidad muy distinta a la de los grandes espacios abiertos. Pese a la aparición de los bloques de nichos, o de tipologías sepulcrales recientes, todavía es posible rastrear en un ámbito como éste una sensación desaparecida: la cotidianidad de la muerte.

El Cementerio Parroquial de Olvera ganó el Concurso de Cementerios de España 2019 en la categoría de mejor cementerio.