Durante dos semanas profundizaremos en la metodología que llevo años desarrollando: una técnica que libera al cuerpo y lo conecta orgánicamente con sus necesidades más profundas. Lejos de lo que comúnmente conocemos como improvisación, construiremos mapas concretos de imágenes y otros motores, que nos impliquen activamente en la búsqueda formal y nos comprometan con la precisión coreográfica, siempre fruto de nuestra experiencia del mundo.

Partiremos de una imagen compartida, las aguas del cuerpo: el sudor y las lágrimas, relacionadas con el esfuerzo, el desgaste, el trabajo, la fiesta, el sexo, los sentimientos (lágrimas de alegría, de dolor, de rabia) o el impacto emocional, la conmoción.

Las sesiones estarán enfocadas a la creación de una pieza, que se mostrará el último día de las sesiones.