Las fiestas de San Juan Bautista en Alosno, muy arraigadas entre la comunidad y en la historia local desde hace siglos, comienzan tres días antes del veinticuatro de junio, culminando con la procesión el día de la onomástica del santo.
Los preparativos ocupan a la Hermandad de san Juan Bautista, que organiza las funciones religiosas (triduo, misas, decoración de la iglesia y arreglo del santo, pregón y ensayo de los cascabeleros), el ayuntamiento, que coordina el diseño y difusión del cartel, y la mayor parte de la población local, que se afana en preparar comidas, decorar sus fachadas con cortadillos y preparar los trajes del jueves de comadre, entre otras actividades.
De forma paralela se llevan a cabo diversos actos con anterioridad al comienzo de la festividad de san Juan. Tal es el caso de los ensayos del grupo de cascabeleros, elemento central de toda la fiesta que marca los distintos momentos de su desarrollo, que han ido adquiriendo cada vez mayor centralidad. Los ensayos se llevan a cabo ante la casa Hermandad, donde interpretan la folía, el fandango parao y demás mudanzas.
La primera jornada se hacen públicos los nombres de los cascabeleros que danzarán ante el santo durante cinco años.
El pistoletazo de salida es el día catorce, cuando los tamborileros anuncian la llegada de la fiesta patronal por las calles del pueblo y se quema una "buena traca" de cohetes Durante los tres días previos al veinticuatro de junio se celebra un triduo y el grupo de cascabeleros infantil danza ante san Juan; los niños, vestidos de cascabeleros, y las niñas, de jueves de comadre, realizan una ofrenda floral al santo en la iglesia de san Juan Bautista, acompañados por el coro de la Alborá; frente al monumento al cascabelero, la mañana del veintitrés se recibe oficialmente a los peregrinos que llegan desde Barcelona para asistir a la fiesta. En esta jornada todo el mundo está invitado a tomarse las primeras copas en la Casa de la hermandad, resuenan el primer y segundo toque de víspera y se interpreta el baile del pino, mientras los cascabeleros ejecutan su danza de los cascabeles y el "fandango parao". Ya por la noche se procede a la lectura del pregón en la plaza del pueblo y con la danza del grupo infantil de cascabeleros da comienzo la noche de san Juan, entre cohetes y fuegos de artificio.
A las cinco de la mañana del día veinticuatro los vecinos se reúnen en la casa de la hermandad, para recoger a los miembros más relevantes de la misma, y dirigirse a la iglesia, donde se escucha el último toque de la alborá, se saluda al santo y "se recibe al Sol". A las nueve los cascabeleros empiezan a bailar en la casa de la hermandad. Ejecutan en círculo sus mudanzas, mientras en el centro del corro se disponen las mujeres vestidas de jueves de comadre con los estandartes, el maestro de ceremonias y los tamborileros. Poco después se unen al grupo infantil y la comitiva se dirige a recoger al santo, dando comienzo la procesión. La "folia de recibimiento" anuncia la salida de san Juan y la multitud que se aglomera en la plaza estalla de emoción. A partir de este momento los cascabeleros danzan al ritmo de los tamborileros durante toda la procesión, que durará más de cuatro horas, y en la que se realizarán aproximadamente cinco paradas. Durante las mismas se baila la folía, acompañada y anunciada por todo el pueblo con una ruidosa traca de cohetes. Antes de realizar su entrada en el templo los cascabeleros interpretan el fandango parao y la euforia aumenta entre los presentes, ya que cuando san Juan comienza a atravesar el umbral del templo el sol ilumina la puerta de la iglesia mientras las flautas resuenan y los tambores retumban sin cesar. Una vez dentro los costaleros alzan las andas del santo mientras los cascabeleros se afanan en bailar la folía entre una muchedumbre exaltada. Una vez colocado junto al altar, los danzantes interrumpen su danza y se oficia una concurrida misa.

A partir de este momento son muchos los que abandonan la iglesia y continúan con la fiesta en las calles. Tras la finalización de la misa, la Hermandad de san Juan Bautista ofrece su tradicional guiso de caldereta Entre las transformaciones más reseñables destacan los cambios operados en la danza de los cascabeleros, tanto en su indumentaria como en la ejecución de determinadas mudanzas. De igual modo, en la actualidad cualquier hombre puede ser elegido cascabelero, algo que no ocurría en décadas pasadas ya que sólo podían asumir este rol los conocidos como "cascabeleros de raíz". Por otro lado, el papel de la mujer, aunque secundario, ha cobrado cierta relevancia y, en lo relativo a la caldereta ofrecida por parte de la hermandad al final de la fiesta, ésta ha perdido sus tradicionales implicaciones sociales y económicas.

La organización y financiación es asumida en su mayor parte por la hermandad y el ayuntamiento, aunque en menor medida. Por su parte, las casas de los hermanos o cascabeleros de raíz, donde la procesión realiza varias parada para descansar y bailar una folía, asumen los gastos que genera invitar a todos los que lo deseen a dulces y aguardiente.

Junio: La celebración siempre comienza dos días antes del veinticuatro de junio, culminando con la procesión el día de la onomástica del santo.