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Dentro de la Arquitectura Religiosa de la localidad de Marchena, encontramos la Parroquia de San Sebastián, que fue construida fuera del recinto amurallado y en un principio fue erigida probablemente como una ermita, para la veneración de San Sebastián, patrón de esta localidad.
Tras el terremoto de Lisboa del año 1755 aquella vieja ermita del siglo XVI, quedó seriamente dañada y casi en ruinas, por lo que tuvo que ser demolida, levantándose en su lugar el templo barroco actual, según reconstrucción que procede del año 1778.
El interior de esta iglesia está dividido a partir de tres naves de igual longitud que aparecen separadas por pilares, y cuenta con un crucero rematado con una cúpula, adornada con pinturas al fresco.
La nave principal conserva parte del artesonado de madera de estilo mudéjar, y en la capilla mayor se levanta un retablo barroco de mitad del siglo XVIII.
Dicho retablo tiene tres calles separadas por estípites, localizándose en el centro la escultura de San Sebastián, realizada en el año 1575 por el artista Gaspar del Águila.
A su lado derecho puede verse el altar de la Virgen de la Piedad, con un pequeño camarín donde se venera una imagen del Niño Jesús, obra de Francisco de Oviedo.
También podemos encontrar una magnífica escultura de Cristo Crucificado del siglo XVI, en el interior de la iglesia.
El acceso a la iglesia se realiza a través de dos sencillas portadas de estilo neoclásico; una de ellas se abre a la plaza de San Sebastian, y fue realizada en el siglo XVIII y la otra se abre a la plaza del Dulce Nombre, del siglo XIX y fechada en el año 1823.
De esta iglesia, destaca su Capilla Sacramental, una notable obra cuyas trazas se deben al arquitecto Ambrosio de Figueroa y que fue realizada entre los años 1758 y 1762.