A las doce de la noche los devotos se dirigen a la iglesia para felicitar a la patrona en su día. Tras su vuelta del templo, dan comienzo los festejos vecinales en honor a Santa María del Alcor. Los distintos grupos vecinales disponen las mesas a lo largo de la calle para degustar el chocolate, acompañándolo con los roscos de la patrona y otros dulces típicos de El Viso, como por ejemplo el bizcocho de magdalena. La tertulia vecinal se extiende hasta la madrugada amenizada con baile y cante. Tras descansar varias horas, el chocolate da paso al potaje. Las calles se llenan así de vecinos que llevan ollas, platos, mesas y sillas mientras en las cocheras el potaje hierve en grandes ollas comunes o bien un arroz, que se cocina en grandes paelleras. Al finalizar la misa en honor a la patrona, los vecinos vuelven de nuevo a reunirse para disfrutar de un almuerzo colectivo en grandes mesas dispuestas a lo largo de las calles. Es costumbre que al llevar la olla del potaje a la mesa las vecinas entonen una salve a la Virgen, recordando el origen de la fiesta como acto de devoción. El potaje es acompañado por recetas de la cocina local, entre las cuales no pueden faltar las sardinas asadas y el gazpacho. Las calles se llenan así de vida y son numerosos los vivas a la patrona, que se corean por todo el pueblo. El almuerzo se prolonga durante toda la tarde cuando, aproximándose la hora de la salida procesional de la patrona, los vecinos se recogen para acompañarla en su recorrido.

Septiembre.
Los actos de comensalismo tienen lugar siempre durante el día de la onomástica de Santa María del Alcor, el doce de septiembre.