VILLAS ROMANAS EN ANDALUCÍA
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La zona romanizada y denominada La Bética, nos ha dejado múltiples restos arqueológicos y arquitectónicos de villas romanas a lo largo y ancho de toda la Comunidad Autónoma. Os contamos algunas de sus características y os marcamos aquellos espacios que son visitables en la actualidad.
En este plan os hablamos de 'Las villas romanas en Andalucía', casas más o menos elegantes que eran el centro de grandes y extensas propiedades agrícolas y/o ganaderas. Entre las partes que hoy en día se reconocen con cierta facilidad en estas estructuras, destacan: la zona residencial, destinada al dominus y a su familia, la zona para la servidumbre o trabajadores de la hacienda y la zona destinada a la elaboración de productos.
Estas casas de campo, suelen pertenecer a familias elitistas con recursos agropecuarios y combinan el disfrute y la funcionalidad, el ocio y el negocio. Dicha residencia rural sostiene la posición económica de su propietario, al mismo tiempo que le proporciona un espacio de retiro y esparcimiento, lejos de la ciudad, donde cultivar sus aficiones y relaciones sociales.
Por norma general se localizan en lugares elegidos de manera cuidadosa: clima propicio, fertilidad de las tierras, proximidad a fuentes de agua o cursos de ríos y, por supuesto, buenas comunicaciones. Las primeras villas romanas aparecen a lo largo del siglo I a.C., en las zonas de mayor romanización, siendo a partir del emperador César Augusto cuando comienza su periodo de mayor implantación. La crisis bajoimperial que se inicia en el siglo III, con el consiguiente declive de las ciudades, tiene como consecuencia la expansión y el desarrollo del fenómeno de las villas romanas, impulsando su función productiva.
Respecto a su estructura física, siguen una compleja organización interna basada en las normas clásicas de simetría axial: un área en torno al cual se sitúan todas las habitaciones y dependencias necesarias. Destaca un gran patio central -con una galería corrida- que tiene accesos directos a las zonas residenciales, artesanales, almacenes y lugares de culto. La vivienda podía tener una o dos plantas. La mayor parte de los suelos están pavimentados con bellos mosaicos policromados, unos con representaciones figuradas y otros con motivos meramente geométricos.
En España están catalogadas alrededor de 500 villas romanas, en Andalucía destacan:
- El Ruedo. Almedinilla, Córdoba
- Fuente Álamo. Puente Genil, Córdoba
- Salar. Salar, Granada
- Bruñel. Quesada, Jaén
- Cadima. Los Gallardos, Almería
- El Canal. Valle de Abdalajís, Málaga
- El Faro. Torrox, Málaga
- El Molino Hundido. Las Viñuelas, Málaga
- El Villar. Chiliver, Almería
- La Estación. Antequera, Málaga
- Las Gabias. Las Gabias, Granada
- Las Torres. Estepona, Málaga
- Mitra. Cabra, Córdoba
- Río Verde. Marbella, Málaga
- Torre de Benagalbón. Rincón de la Victoria, Málaga
Mención aparte sería la Ciudad Romana de Ocuri en Ubrique (Cádiz). De entre las villas romanas andaluzas os contamos datos de las más destacadas y visitables:
Muy cerca de la localidad cordobesa de Puente Genil -a tres kilómetros escasos de su casco urbano- se encuentra el paraje de Fuente Álamo, topónimo con el que se designa un lugar de abundantes aguas, fértiles tierras y posición estratégica.
Fuente Álamo es hoy un ejemplo de arqueología rural superpuesta con más de mil años de historia. El primer asentamiento romano entre los siglos I y principios del IV lo constituyen un conjunto de estructuras hidráulicas formadas por piscinas, estanques, fuentes, cisternas de almacenamiento, termas, letrinas y estancias pavimentadas con mosaicos. A esta fase es posible adscribir uno de los mosaicos más famosos de Fuente Álamo, el llamado Nilótico, donde se representa una Geranomaquia o lucha mitológica de los pigmeos y las grullas, en la que los personajes dialogan entre sí en un ejemplo único en todo el Imperio romano.
Sobre los restos de este complejo, en la segunda mitad del siglo IV se construyó una residencia de tipo aristocrático, símbolo del prestigio y poder de su propietario. Tres elementos constitutivos de la arquitectura de la villa nos ponen de manifiesto esta nueva escenografía del poder: vestíbulo, peristilo y ambientes de recepción. A ello se unen cámaras residenciales, estancias de uso privado como el tablinum, zonas ajardinadas, grandes espacios de almacenaje, granero, cocina, y pequeñas habitaciones para el servicio. Sin duda alguna el aspecto más llamativo de Fuente Álamo en esta segunda fase lo constituyen el magnífico conjunto de mosaicos geométricos y figurativos, entre los que destacan los del Triunfo de Baco o las Tres Gracias.
VILLA ROMANA DE EL RUEDO
Se asienta sobre una suave ladera dominando la vega del río Almedinilla en el municipio cordobés del mismo nombre. El primer asentamiento surge a mediados del siglo I sucediéndose, a partir de entonces, varias fases de ocupación, destacando la que se extiende desde finales del siglo III hasta mediados del siglo V, momento en el que adquirirá su aspecto más aristocrático, con la zona residencial o pars urbana muy bien conservada y exhumada en su totalidad.
Así, sobresalen sus pinturas murales, más de 50 metros lineales conservados, mosaicos, el conjunto escultórico amplio y original (que se puede contemplar en el Museo Histórico de la localidad) así como la llamada Sala del Comedor o triclinium que destaca por la originalidad de la fuente o ninfeo monumental que la preside y por el stibadium, o mesa para comer a manera de 'triclinium', preservado en perfecto estado.
El 'triclinium' debió albergar la estatua en bronce de Hipnos, dios del Sueño, sala que parece recrear la morada del Sueño que nos describe la mitología, dentro de un ambiente doméstico donde lo profano y lo sagrado se unen a través de los cultos domésticos.
En su última fase de ocupación (mediados del siglo V y siglo VII) se vislumbra una “apropiación campesina”, ya con huellas cristianas, amortizando espacios para usos agropecuarios que antes habían pertenecido a la zona residencial.
¿Conoces la red de cooperación Villas Romanas de Hispania? Te animamos a descubrirla. Las villas de Fuente Álamo y El Ruedo se encuentran en esta red https://www.villasromanas.org/
La villa romana de Salar se localiza en plena vega del granadino río Salar, en la margen izquierda muy próxima al cauce y sobre una amplia terraza aluvial cuaternaria. Los restos documentados se corresponden con parte de la pars urbana de una villa de carácter señorial, más próxima a los modelos itálicos que lo habitual en las villas romanas de la provincia. Se ha localizado el peristilo, con un ninfeo en forma de U y un 'triclinum', al que se accede desde el atrio de la villa. En torno al atrio se desarrolla un ambulacro o corredor, que pone en comunicación ambos espacios. La monumentalidad de la villa queda atestiguada por los mosaicos que componen la solería del ambulacro, la presencia del ninfeo, las pinturas murales que decoran las paredes del corredor y las esculturas recuperadas que decoraron el ninfeo. El estanque del ninfeo tiene planta en forma de U abierta y está elaborado en opus signinum, con el fondo posiblemente decorado con mosaicos que pudieron ser expoliados en la primera fase de abandono de la villa. En este ámbito se han recuperado dos esculturas marmóreas de Venus. El triclinium, de dimensiones 8,5 x 7 metros, presenta paramentos con un revestimiento del zócalo a base de placas marmóreas y desarrollo en alzado en opus sectile, solado con pavimentación musivaria, consiste en un gran circulo inscrito en un cuadrado con una profusa decoración vegetal.
La solería está cubierta con un mosaico figurativo que representa la escena mitológica del cortejo de Poseidón o thiassos marino. Destacamos la aparición de dos esculturas dos representaciones de Venus en mármol la denominada 'Venus Púdica', de 52 centímetros de alto, construida en mármol blanco representa a Afrodita con torso desnudo y con el hymation cubriendo desde la cintura a los pies. La otra escultura es una 'Venus Venera', de la que sólo se conserva la mitad inferior del cuerpo, y que representa a una Venus desnuda que cubre su vientre con una concha, en la que aparece una perforación a modo de surtidor. Tiene una altura de 42 centímetros.
El conjunto de estructuras y bienes muebles recuperados en las intervenciones arqueológicas testimonia una excepcional villa de carácter señorial y gran monumentalidad, que en estos momentos se encuentra en fase de excavación y estudio.
VILLA ROMANA DE BRUÑEL
El yacimiento constituye un conjunto arqueológico formado por una necrópolis ibérica tardía y una fase romana que se extiende desde el siglo II al IV d. C. Se localiza en el término municipal de Quesada, en la vertiente oriental de la Sierra de Cazorla. La villa está enclavada en una suave loma al sur del arroyo de Bruñel, a 640 metros de altitud.
Se identifica un edificio cruciforme irregular al que se asocian unos contrafuertes, una cisterna y el arco de una estructura circular. Todos ellos representan muros muy consistentes construidos con opus caementicium y con huellas de encofrado. Aparecen estucos con decoración de grandes espejos bermellones, azul oscuro o verde, separados entre sí por bandas oscuras y columnas. En fases posteriores, siglo III d.C, corresponde a una gran villa bien conservada y en la que destaca el atrium con impluvium y el peristilo en torno al cual se distribuye la mayor parte de las habitaciones. Los pavimentos son de opus signinum o con mosaicos, siendo las composiciones de estos últimos generalmente geométricas, a veces con bandas de esvásticas o trenzas de diferentes cabos, o bien combinaciones de éstas con medallones que encierran figuras humanas.
Destacan los mosaicos de los dormitorios en el ala este del peristilo por su doble composición: geométrica con aves en las esquinas, que enmarca el lugar ocupado por el lecho, y geométrica combinada con la figurativa para ser contemplada desde el anterior. Una de estas composiciones es la que se encuentra en el Museo de Jaén, con la posible representación de la nereida Thetis. La mayor parte de las habitaciones conservaban restos de estucados con diferentes decoraciones. La tercera fase, cronológicamente enmarcada en el siglo IV, es una villa de menores pretensiones que la anterior, concebida para el desarrollo de las actividades agropecuarias. Viene marcada por dos grandes edificios: uno rectangular con ábsides en sus dos lados menores y un segundo centrado por un gran patio al que se abren diferentes habitaciones y que conecta por medio de dos pasillos con el peristilo de la casa. La construcción de los ábsides orientales del conjunto afectó a una necrópolis ibérica tardía. También pueden datarse en esta época las estructuras que aparecieron al noreste de la villa. Además, junto a la puerta de entrada, en el sector meridional, se documentaron dos tumbas de incineración.