A partir del último tercio del siglo XIX el Gobierno de la Nación inició una serie de impulsos para unir por ferrocarril todas las capitales de provincia, estableciendo por vez primera una red completa de comunicaciones y transporte en un país tan desvertebrado como era aún España. De esta forma se pretendió conectar por ferrocarril la ciudad de Huelva con la de Sevilla, concediéndose la línea por Decreto de 20 de Agosto de 1869, y que tras una serie de traspasos llegaría a manos de Guillermo Sundheim el 14 de Mayo de 1875, escriturándose a favor de éste la venta de la concesión de la línea y de sus ramales a Riotinto y Aznalcóllar. La línea fue finalmente vendida por Sundheim el 13 de Octubre de 1877 a la compañía ferroviaria M.Z.A. (Madrid-Zaragoza-Alicante); la línea sería finalmente abierta el 15 de Marzo de 1880, inaugurándose ocho años más tarde el edificio neo-mudéjar de la estación, común a todas las estaciones de la línea, y que continúa hoy prestando sus servicios.
Por otra parte, la introducción del automóvil en la provincia no se produjo hasta el segundo decenio del siglo XX, apareciendo como el nuevo modo de transporte público, en cuya empresa destacó D. Arturo López Damas. Poco a poco, nuevos vehículos particulares fueron invadiendo las calles de Huelva, alcanzándose el centenar de ejemplares en los primeros años 30.
El servicio público municipal fue igualmente motorizado, tanto los servicios específicos, como el de bomberos, a comienzos de los años 40, como posteriormente el de transporte a comienzos del siguiente decenio.
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