A finales de los años 60, tanto el escritor Julio Cortázar con Las babas del diablo, el director de cine Michelangelo Antonioni con Blow up y el fotógrafo Duanue Michals con sus “secuencias fotográficas”, comienzan un discurso en el cual la fotografía ya no solo representa un fragmento congelado de realidad sino que podía llegar a contarnos una historia, de tal manera que nosotros a través de nuestra imaginación fuéramos los narradores de la misma. Ellos dan paso a la construcción de la narrativa fotográfica de ficción y a la imaginación del fotógrafo a la hora de construir historias a través de varias imágenes. Con los factores añadidos de credibilidad ante una verdad fotográfica, la inclusión de valores filosóficos, sociales y humano difíciles de captar a través de la imagen, hicieron un caldo de cultivo próspero para una visión y un nuevo discurso fotográfico.

Acercándonos más a la contemporaneidad, el fotógrafo Joan Fontcuberta nos muestra en su trabajo fotográfico una serie de ficciones creíbles e irónicas que pretenden a primera instancia, producir el engaño en el observador, y así, una vez comprendido su trabajo nos provoca un cuestionamiento sobre la verdad y la verdad fotográfica. ¿Puede alojar una ficción a una verdad? ¿puede una ficción convertirse en realidad? es más, ¿se puede hacer a través de la fotografía?

Este proyecto no deja de ser una apuesta arriesgada por la experimentación fotográfica que supone, y por el roce absurdo que mantiene con la suposición de un hecho que tal vez no suceda. Pero mientras sucede o no sucede, podemos pensar y reflexionar en ello.

La última entrega no solo habla de fotografía, también habla de comunicación, del carácter humano de sobreponerse a la soledad y de la búsqueda encarnizada de superarla, todo ello como metáfora de la desaparición.

El catálogo que acompaña a la exposición contiene el texto de Jesús Micó Unas invisibles y poéticas "Cartas a Theo"...