LAVIEBEL
Guion, dirección y espacio sonoro: Emilio Goyanes
Con: Raquel Criado y Clara Pérez
Espectáculo recomendado para público entre 6 y 9 años.
El lenguaje de Laviebel, marcado en los últimos años por el teatro musical y el cabaret, no ha perdido nunca de vista, sin embargo, el alma del relato.
Mom es una historia pequeña para el que la ve y enorme para el que la vive, en la que la luz y la música juegan un papel esencial para introducirnos en espacios de pánico y permitirnos salir de ellos sin heridas.
Mom gira en torno a los temores que suelen sentir los niños entre los 6 y los 9 años: a que sus padres desaparezcan, a la oscuridad, a las sombras, a los monstruos, al agua, a los espacios cerrados... al miedo a su propio miedo. Su objetivo: el de comprender que el miedo es un mecanismo del cerebro y aprender a tenerlo controlado.
Sara y Alba son hermanas mellizas, uña y carne, agua y aceite. Hoy, con 30 años, recuerdan como fue aquel día en que se enfrentaron a sus mayores miedos.
Celebran el día de su séptimo cumpleaños en su casa en la montaña. Después de la fiesta están agotadas y se quedan dormidas delante de la tele. Cuando se despiertan ya es de noche. Mami y Mamá no están. Su abuela murió hace un año y su perra Genista, aunque es una gran compañera, no es capaz de tranquilizarlas.
Emprenden un viaje para buscarlas por los agujeros negros de la casa: debajo de la cama viven los monstruos, la taza del váter comunica con el mar, el sótano oscuro en plena tormenta, el armario de la abuela que nadie ha tocado desde que se fue…
Mamá y Mami por fin vuelven a casa. Salieron para solucionar una emergencia y solo han estado fuera treinta minutos, que a ellas se les han hecho eternos.
Este viaje de aprendizaje atravesando el miedo les ha hecho crecer y comprender, les ha unido más.
El miedo puede ser un gran maestro. El miedo está en tu cabeza… entender esta idea en tu propia piel, es el primer paso para controlarlo.
“Negar el miedo es como negar la risa. Erigida sobre carencias y enigmas para la infancia, son necesarias obras inteligentes que desconcierten al pequeño, que valoren su capacidad de elección, que entiendan la niñez como territorio de pleno derecho, que le hagan preguntarse acerca de lo que ve. Obras que apelen a su honestidad infantil para establecer vínculos con la realidad y generar cuestiones en su inteligencia emocional. Obras que hagan pedazos la vida, para que el niño vuelva a reconstruirla para sí”.
Rubén Lardín. “El Día del Niño”.