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“Elaboración de diccionarios personales”, un programa articulado por la biblioteca escolar

José García Guerrero. Equipo de apoyo de la biblioteca escolar del CEIP Ciudad Palma de Mallorca (Torremolinos, Málaga)

@pepegarguerrero

Desde la biblioteca escolar se puede llevar a cabo tanto un Programa general de fomento de la lectura (García, Guerrero, J., 2012), como un Programa de educación en el uso de la información y de recursos para el aprendizaje (Cid, A., Durban, G. y García, J., 2012). El primer programa se centraría en acometer estrategias y actividades para la apreciación de la lectura, leer por gusto. El segundo, contribuiría al desarrollo del ámbito de la lectura relacionado con leer para aprender, la lectura en todas las áreas y con las competencias aprender a aprender y digital. La actuación que he denominado “Elaboración de diccionarios personales” realmente vendría a ser un subprograma articulado por la biblioteca para todo el centro, que participaría de objetivos, estrategias y elementos de los dos programas generales citados al principio. Aquí lo vamos a tratar como un programa específico de la biblioteca basado en la intervención que se desarrolla desde la BECREA del CEIP Ciudad Palma de Mallorca de Torremolinos (Málaga).

La articulación de programas formativos desde la biblioteca vinculados a la educación en el uso de la información y de recursos para el aprendizaje nos permite que un agente del centro educativo, en este caso un recurso pedagógico como es la biblioteca escolar, garantice unos mínimos de entrenamiento en este ámbito que, indefectiblemente, requiere de planificación y visión transversal y transdisciplinar.

Este programa de la biblioteca relacionado con los diccionarios tendrá como objetivo que cada alumno o alumna a partir de segundo de primaria y de manera recurrente durante todos los cursos académicos:

  • elabore cada año su glosario y vocabulario, es decir, su diccionario personal;
  • adquiera habilidades de búsqueda y tratamiento de la información;
  • desarrolle interés por el significado de las palabras;
  • atesore un bagaje semántico relevante durante la etapa de permanencia en la institución escolar. 

El programa consiste en la realización inicial de talleres previos en la biblioteca escolar y el desarrollo del trabajo (búsqueda del significado de las palabras, registro en plantillas predefinidas, inclusión de ejemplos, ilustración de los conceptos, manejo y uso de las palabras en distintas actividades de aula, etc.) en los procesos naturales de acceso y manejo de información con todo tipo de textos de distintas disciplinas manipulados en las aulas (y no solo enfocado en el área de lengua y literatura) y fuera de ellas durante cada año académico.

Uno de los productos del programa será que cada estudiante disponga a final de curso de su propio diccionario encuadernado (con su portada, índice, palabras y significados, ilustraciones, etc.). Otro producto es el denominado "DICCIOVOZ", un diccionario elaborado por todo o parte del alumnado del centro configurado por registros de sus propias voces y derivado de los diccionarios personales.

En Leer contra la nada (Basanta, 2017) se indica que nuestra capacidad lectora está directamente relacionada con nuestro conocimiento de las palabras, con el número de las que conozcamos y en los diversos contextos en los que ellas intervengan, pues una palabra no solo adquiere importancia en sí misma, sino también en la relación, en la asociación que tenga con todas las demás.  Es precisamente ese estar o no dotados de depósitos vivos de palabras lo que más influye en nuestro discurrir como lectores. En que el acceso a la lectura sea placentero, por fructífero. O que el mismo se desarrolle en un clima de estéril sacrificio, de esfuerzos desconsoladores que jamás nos permitirán entender la lectura sino como una experiencia de la que tristemente apartarse... 

Desde la biblioteca escolar se acometería, por tanto, este subprograma con la intención de que la tarea encomendada al alumnado tenga sentido, se convierta en un proceso de construcción propia y, a la vez, aporte recursos que les permitan un mayor y mejor dominio de sus productos de escritura y de las prácticas de  lectura.

Con esta "actuación" el alumnado construye un libro donde, al igual que en EL DICCIONARIO, se recogen de forma ordenada, con sus correspondientes definiciones o explicaciones las voces desconocidas que a cada niño o niña en su nivel correspondiente, en su tarea escolar diaria, en sus lecturas, les salen al paso provocándoles dificultades de comprensión, extrañeza o duda.

En consecuencia, la propuesta de construir un diccionario personal (diferente en cada caso, como diferentes ritmos de aprendizajes y diferentes personas conforman el aula) puede ayudar a que escritura, lectura, autoaprendizaje, sean elementos atractivos y medios eficaces de formación.


Proceso para la elaboración de los diccionarios personales
Fase inicial

Programado y planificado por la biblioteca escolar el programa “Elaboración de diccionarios personales” requiere que el profesorado aborde una fase previa antes de incluirlo en la dinámica de aula con el objetivo de disponer de conocimiento y seguridad de acción. Para ello el equipo de biblioteca convoca una reunión in/formativa previa. Asimismo, en una sección específica del portal digital de la biblioteca del centro educativo el docente ha de disponer de acceso a toda la información y los recursos con el fin de llevar a cabo esta intervención: objetivos y descripción del programa, plantillas para uso en el aula, ejemplos de diccionarios ya elaborados, etc.

El profesorado, antes de describir y plantear la propuesta y metodología de trabajo al alumnado, puede explorar y detectar inicialmente los usos, prácticas y procedimientos que caracterizan al grupo respecto al manejo y consulta de diccionarios, la adquisición de nuevo vocabulario, las soluciones a los problemas de comprensión ante los términos desconocidos, etc., (Véase ficha nº 1. Análisis de partida, Anexo 3). 

El profesorado ha de proponer al grupo/clase la construcción del diccionario personal como una tarea permanente para todo el curso.

El papel de la biblioteca escolar es el de proporcionar durante varias sesiones estrategias y actividades a modo de talleres (Anexo 1) para que el alumnado sepa cómo afrontar y llevar a cabo esta actuación en el día a día del aula, conocer los diferentes tipos de diccionarios, descubrir características, usos, funciones, orígenes, etc.

Anexo 1: Repertorio de actividades previas en la biblioteca

También crea situaciones de acercamiento a este tipo de libros, muestra herramientas de búsqueda y aplicaciones, motivando al grupo hacia una actitud de confianza para que aborde con optimismo y seguridad la elaboración de los diccionarios personales. Por tanto, durante estas sesiones, mediante una adecuada técnica de modelado, se explica y muestra al alumnado cómo se aborda paso a paso esta tarea de construcción de un diccionario (duda, búsqueda, consulta, significado dentro del contexto, apunte, orden alfabético, retención, etc.).

Asimismo, durante el proceso de trabajo del alumnado en el aula, el profesorado ha de insistir si fuese necesario nuevamente en mostrar la manera de hacer, mediando y reconduciendo los procedimientos.

En las aulas y en la biblioteca central se dispondrá de hojas-modelos A y B (Anexo 2). El profesorado, si lo considera pertinente, podrá llevar también el registro de la actividad individual (consultas periódicas del proceso de construcción de los diccionarios personales y tareas de composición escrita a partir del uso continuo de las palabras de los mismos diccionarios individuales)  y  grupal (paneles/diccionarios, registro de voz con significado y ejemplos de lada palabra…). Estos registros (Anexo 3), junto a la observación activa de los procesos, le permiten la evaluación continua del trabajo, a la vez que le proporcionan elementos más reales para provocar y crear situaciones de uso y afianzamiento del vocabulario específico del grupo (crear textos expresivos a partir de este bloque de palabras, usarlas de forma lúdica y creativa, utilizarlas para describir y reflejar hechos del contexto, realizan dictados y redacciones con las palabras del panel de aula, etc.).          

Dinámica de trabajo en el aula

La portada del diccionario se puede realizar al principio o al final del trabajo. Si el alumnado aborda por primera vez la construcción del diccionario, lo recomendable es que tanto la portada como el índice se realicen al final de curso para elaborar el producto final.

Respecto a la hoja-modelo A 

Hoja modelo A 

A lo largo del curso un grupo considerable de palabras se buscan en el diccionario convencional eligiéndose cada vez a un alumno o alumna para que lea en voz alta el significado. Se llega a un acuerdo de cómo escribirla de manera que todos la comprendan. También un voluntario  o voluntaria escribirá en una tarjeta la palabra y la colocará, como se indicará más adelante, en un panel/diccionario disponible en el aula.  Después, todos y todas incluyen las palabras comunes en las hojas correspondientes de sus diccionarios personales (solo se escribe la acepción referida al contexto en que ha sido encontrada cada palabra).

Los alumnos y alumnas asocian el significado de la palabra a una imagen (dibujo, recorte, foto, etc.) que buscan o realizan ellas y ellos mismos.

A cada palabra de la hoja modelo A se le asigna un número (orden creciente).

Es evidente que la actividad se desarrollará cuando trabajan los mismos textos o el maestro les lee el mismo libro. Esta metodología inicial sirve de pauta y aporta seguridad para la posterior realización individual del trabajo (puesto que el objetivo primordial debe conducir a que cada alumno/a construya su diccionario a partir de las dificultades de comprensión encontradas en actos de lectura y escritura individuales, en consultas, con textos diversos y no necesariamente compartidos con los demás). Tras las realizaciones comunes, el docente considerará cuándo será el momento oportuno para iniciar el proceso de manera autónoma, a fin de que determinado alumnado no solo incorpore las palabras elegidas de forma consensuada en clase, sino las que encuentre y las incorpore a sus plantillas. Esta decisión dependerá del progreso de cada estudiante.

Variaciones del contenido de la hoja-modelo A

A medida que avanzamos en niveles y para que el producto final sea más completo y rico, el diccionario personal puede contar con más elementos y estar mejor elaborado. Aparte de escribir el significado, el alumnado puede completar cada palabra con elementos abreviados: género (m., f.), sustantivo (s.), adjetivo (adj.), adverbio (adv.), verbo (tr.: verbo transitivo), arcaísmo (arc.), reseña etimológica (del lat. etymologia), etc. Incluso pueden incluir el término en los idiomas que están aprendiendo: inglés, francés… o añadir sinónimos, antónimos, etc. Este aspecto vendrá necesariamente determinado por las capacidades, niveles y progresos del grupo.

Respecto a la hoja-modelo B

Hoja modelo B

Al final del curso, el alumnado ha de cumplimentar la hoja-modelo B que recoge todas las palabras registradas hasta ese momento.

Cada alumno o alumna ordena alfabéticamente las palabras. En el recuadro pequeño escribe el número correspondiente a las palabras que aparecen en las hojas modelo A.

Una vez ordenadas alfabéticamente las palabras y con sus números correspondientes, la hoja B sirve de índice al libro diccionario del estudiante ayudándole a buscar e identificar con eficacia los significados en caso de consultas posteriores.

Diccionario personal

Finalmente se confecciona una portada, se colocan las hojas-modelo B al principio del libro/diccionario y las hojas-modelo A en el orden correspondiente al de la búsqueda natural de las palabras. Todo este material se encuaderna, dándole el formato libro.

El panel/diccionario de aula

El panel/diccionario, colocado en un lugar del aula bastante visible, es una superficie en la que colocar todas las palabras nuevas que han sido incorporadas a los diccionarios personales de forma consensuada.

Cada trimestre (o período considerado idóneo por el maestro o maestra) se puede utilizar un nuevo panel, dependiendo del número de palabras incorporadas. El profesorado puede utilizar paneles digitales como registro del diccionario común.

Como se ha indicado, debe procurarse en cada ocasión (cuando todos trabajan los mismos textos) que un alumno o una alumna escriba correctamente la palabra buscada en una tira de cartulina y la sitúe posteriormente en el panel/diccionario del aula. Asimismo, el maestro o maestra puede llevar un registro de control tanto de los paneles diccionarios de aula como de los diccionarios personales (ver fichas de registros del Anexo 3).

Por tanto, las palabras desconocidas cuyos significados hayan sido buscados e integrados en los diccionarios personales por decisión de toda la clase se van colocando (tener preparadas tarjetas de cartulina de color) en el panel.

A este panel siempre se le puede dar muchísima utilidad. Servirá de apoyo visual  permanente tanto para el docente (utilización de estas palabras en el lenguaje oral, en actividades creativas escritas, en las estrategias lectoescritoras diseñadas, etc.), como para el grupo de alumnos y alumnas (presencia visual continua, refuerzo, asociación, repaso, confirmación ortográfica, recurso y apoyo para construir textos diversos, etc.).                                                                

Dicciovoz. Producto colectivo

Otro producto vinculado a los diccionarios personales es el denominado DICCIOVOZ, un diccionario elaborado por todo o parte del alumnado del centro conformado  por registros de sus propias voces, derivado de los vocabularios, glosarios y diccionarios personales confeccionados en cada aula a raíz de las diversas lecturas realizadas a lo largo del curso. 

Los registros de voz se van incorporando al listado sonoro durante todos los años, constituyendo a lo largo de los progresivos cursos académicos un verdadero diccionario sonoro del centro, que puede ser consultado por cualquier miembro de la comunidad educativa.

Dicciovoz

Registro y evaluación

Desde el análisis de partida, con la consulta previa realizada al alumnado, y la detección de los usos y hábitos de éstos respecto a la adquisición y uso de nuevo vocabulario (Ficha 1, Anexo 3), pasando por los instrumentos de control al servicio del maestro (Ficha 4,) las autoevaluaciones de los alumnos durante el desarrollo de la estrategia (Ficha 2, Anexo 3), hasta llegar, finalmente, a evaluar y valorar los resultados finales, la construcción de los diccionarios personales debe convertirse en una experiencia genuina, atractiva y eficaz.

Anexo 3: Registros y evaluación

La evaluación continua de la implementación de programa en el aula debe permitir corregir las deficiencias, revisar y mejorar la metodología utilizada y tomar decisiones de avance en otros sentidos.

Las fichas y registros tanto del alumnado como del profesorado  pueden servir para detectar y comprobar si el camino emprendido ayuda efectivamente a enriquecer el vocabulario personal del alumnado, a retener un mayor número de significados, a utilizar con más frecuencia las nuevas palabras aprendidas en los escritos, a desarrollar habilidades y procedimientos de trabajo que permitan al alumnado mejorar su comprensión lectora y su competencia escritora.

En definitiva, son instrumentos al servicio de una mejora permanente de la práctica y del proceso de enseñanza/aprendizaje. Deben proporcionar autoconocimiento, información de los procesos de trabajo y contribuir, nunca entorpecer o agobiar, a la formación tanto de docentes como de estudiantes.

Referencias

Basanta, A. (2017). Leer contra la nada. Madrid: Siruela.

Cid Prolongo, A., Durban Roca, G. y García Guerrero, J. (2012). Programas para el desarrollo de la competencia informacional articulados desde la biblioteca escolar. Sevilla : Dirección General de Ordenación y Evaluación Educativa.

García Guerrero, J. (2012). Contribución de la biblioteca escolar al fomento de la lectura. Sevilla : Dirección General de Ordenación y Evaluación Educativa.

Anexos

Nodo: sv0204.ced.junta-andalucia.es
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