Un oráculo esclarecedor de un mundo ininteligible

• Título de la obra reseñada: Fábula material
• Autora: Begoña Callejón
• Editorial: Bartleby
• Fecha de edición: 2022
• Páginas: 85
• ISBN: 978—84-1241129-6-3
• Edad recomendada: alumnado de Bachillerato

Luis Ortega | Profesor del IES Emilio Muñoz, cantante y director

El médico y psicoanalista Carl Gustav Jung, en su famoso prólogo a la traducción alemana del I Ching, el oráculo milenario de China, se atrevió a hacer lo que pocos científicos de su época o de la nuestra harían: dar una explicación de las artes adivinatorias (como el propio I Ching, o las cartas del Tarot), sancionando, de paso, su utilidad. Los oráculos no serían sino una manera de ordenar el caos del mundo. Las cartas que se escogen o las monedas que se lanzan aparentemente al azar representan los arquetipos que recurren eternamente en la línea del Tiempo, una y otra vez, demasiado complejos para ser comprendidos sin su ayuda. El futuro, termina Jung, podría entonces predecirse, puesto que no es más que el retorno de ciclos eternos que ya han tenido lugar con anterioridad.  

La poeta Begoña Callejón (Almería, 1976) nos propone con su nuevo libro Fábula Material una suerte de oráculo esclarecedor del mundo casi ininteligible que habitamos. Y lo hace a través de un torrente de metáforas, algunas profundamente perturbadoras, que se suceden vertiginosas, hipnóticas, llevándonos a una especie de trance. La lectora que se deje seducir por el juego verbal serio y profundo que ha tejido esta poeta verá aparecer ante sí, uno tras otro, nuestros miedos colectivos más arraigados sobre el destino de la especie y del planeta. Sin embargo, a esta inquietante desnudez se le suma de inmediato una belleza despiadada, oracular, que no nos da tregua en la contemplación de tanta lucidez como nos ofrece. 

Begoña Callejón da voz en cada una de las tres primeras secciones de Fábula Material a un reino natural, a un miembro de esa Madre a la que el texto se refiere en múltiples ocasiones y a menudo invoca desesperado; esa Madre que es a la vez Gea, Madre Tierra gimiendo de dolor por el ataque gratuito de sus vástagos humanos, y también la Madre arquetípica que reina en el subconsciente de todos los seres vivos. Así, Callejón da voz a las plantas en la primera sección del libro, Tálamos, a los animales marinos en Branquias, y a los insectos en la última sección, Élitros. A través de estas criaturas, la poeta recrea para el lector experiencias inefables, experimentando a la vez con la forma poética de maneras cada vez más audaces, estirando las posibilidades del lenguaje en modos que no solo no oscurecen el texto ni reducen su impacto, sino que entroncan con la búsqueda creativa más comprometida de las nuevas generaciones literarias y mantienen rigurosamente la esencia del estilo, tan definido y trabajado, de su autora. 

Ragnarök, última sección del libro, es una explosión visionaria que nos ofrece la destrucción como alternativa. Begoña Callejón hace un uso sorprendente y osado de la mitología nórdica que hace pensar en hallazgos creativos inesperados y acertadísimos, como el primer uso de la armonía del jazz en la música clásica. El fin de los tiempos, un cataclismo fulminante, la visión de campos infinitos arrasados para dar paso a la germinación de vida nueva;  Begoña Callejón acaba su poemario confiándonos el nacimiento de una niña hermosa e, intuimos, pura. Con ese pase de magia literaria, la poeta nos permite cerrar su libro transformados, pero llenos de esperanza.