Herramientas digitales basadas en metodologías activas para el ámbito de la Formación Profesional

Existe una ingente cantidad de herramientas disponibles para desarrollar metodologías activas en el aula, pero en cambio no es sencillo encontrar estas herramientas aplicadas a casos reales para la extensa cantidad de módulos pertenecientes a los ciclos de Formación Profesional. Este artículo pretende resaltar la importancia que han adquirido los recursos digitales basados en metodologías activas y la necesidad de crear, por parte de los diferentes organismos oficiales, una red en la que los docentes puedan compartir y obtener recursos digitales específicos para los diferentes módulos de cada ciclo de Formación Profesional.

Sonia Beatriz Martínez Navarro | Prof. FP - IES Zaidín-Vergeles, Granada

Introducción

Ya no se puede negar que estamos inmersos en lo que llaman la era digital. Uno de los sectores que se ha visto sumergido en ella con mayor celeridad es el sector educativo, ya que los docentes son los responsables principales en formar a los futuros trabajadores de esa era digital.

Las tecnologías y herramientas digitales juegan un papel cada vez más relevante en el sector de la educación. Son los propios docentes los responsables de convertirse en docentes digitalmente competentes, para ser capaces de responder a las necesidades que presenta el alumnado con respecto al desarrollo de su competencia digital.

Competencia digital docente o CDD

En Europa, la Comisión Europea creó en 1980 una red denominada EURYDICE para favorecer la cooperación europea y el intercambio de información sobre la organización y el funcionamiento de los sistemas educativos y las políticas nacionales en materia de educación.

El estudio sobre educación digital de 2019 presentado por esta red concluye que la mayoría de los sistemas educativos europeos han recogido explícitamente resultados de aprendizaje relacionados con las cinco áreas de competencia digital (información y alfabetización informacional, creación de contenido digital, comunicación y colaboración, seguridad y resolución de problemas). Según este estudio de la red EURYDICE, dos tercios de los sistemas educativos europeos reconocen las competencias digitales docentes como algunas de las competencias esenciales que deben adquirir los profesores. En todos los países se señala la necesidad de que los docentes sepan integrar las tecnologías digitales en su enseñanza y aprendizaje y sean capaces, además, de usarlas con eficacia.

La digitalización de la sociedad es uno de los ejes de acción prioritarios del Gobierno central, lo que se refleja en la Agenda Digital 2025 para España, que considera el ámbito educativo como una de las palancas fundamentales para promover el crecimiento económico, la reducción de la desigualdad, el aumento de la productividad y el aprovechamiento de todas las oportunidades que brindan las tecnologías, tal y como aparece en el informe SELFIE (Castaño y Weikert, 2021).

En cuanto a la competencia digital según el informe de 2019 de EURYDICE antes mencionado, se utiliza la definición europea de competencias clave en muchos países de Europa. España adopta el Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente y pretende con la Resolución de 4 de mayo de 2022 de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial, por la que se publica el Acuerdo de la Conferencia Sectorial de Educación del marco de referencia de la CDD que se acrediten las competencias digitales de al menos un 80% de los profesores no universitarios en 2024. Dicha Resolución establece seis áreas que aparecen detalladas en la Figura 1 y seis niveles de progresión dentro de los niveles competenciales que van desde el menos experto A1 hasta el más experto C2 (Figura 2).

Figura 1.- Áreas de la Competencia digital docente. Fuente: Elaboración propia


Figura 2. Niveles de CDD. Fuente: elaboración propia

 

Metodologías activas

Paralelamente a este objetivo europeo y su adaptación al marco legislativo español, la forma de enseñar y aprender se ha visto afectada por este cambio digital. El método tradicional de clases magistrales, en el que anteriormente el docente era el protagonista en las clases, se está viendo afectado por acciones encaminadas a desarrollar un método de enseñanza encaminado a nuevas formas de adquisición de conocimiento y de participación activa, por parte del alumnado, es lo que se conoce como uso de metodologías activas.

En una metodología, el docente utiliza distintas técnicas y métodos didácticos, como instrumentos para conseguir el resultado deseado. Tal y como explica Arregui (2017) “un peldaño por encima de estas técnicas didácticas se encuentran los métodos didácticos que, al igual que las técnicas colaborativas, precisan de una formación y conocimiento de las técnicas didácticas para su correcta ejecución”.

En cuanto al término metodología activa, se refiere a aquella que se encuentra en contraposición con la metodología tradicional y que se sustenta en tres pilares. El primero de ellos es el aprendizaje constructivista, el segundo es el aprendizaje autodirigido y el tercero consiste en centrar las actividades que se desarrollan en esa metodología en el mundo actual, para resolver problemas, o mejorar una actividad ya existente (Arregui, 2017).

Las metodologías activas trasladan ese protagonismo al alumnado, responsable de su aprendizaje con la tutorización del docente a lo largo del proceso. Todo ello es lo que se conoce como aprendizaje constructivista en el que, según Valle y Barca (1993) “se ponen en juego un gran número de factores que dependen a la vez de las características personales del alumnado y del contexto del aprendizaje”.

Las metodologías activas que actualmente se encuentran más implantadas en las aulas, y aquellas que, basándonos en la literatura consultada, son relevantes en el contexto educativo, aparecen detalladas en la figura 3.

Figura 3. Metodologías activas más relevantes en el ámbito educativo. Fuente: elaboración propia

Recursos digitales educativos

Una vez revisada la literatura directamente vinculada con el uso de las tecnologías de comunicación e información (en adelante TIC) la competencia digital docente y las metodologías activas se pueden obtener varias ideas relevantes.

En primer lugar, mediante los numerosos cursos que las distintas administraciones ponen a disposición de los docentes y teniendo en cuenta el éxito del que gozan estos cursos, los kits digitales gratuitos que el INTEF (Instituto nacional de tecnologías educativas y de formación del profesorado) pone a disposición del docente y las herramientas digitales que se utilizan habitualmente para desarrollar la labor docente, podemos llegar a la conclusión de que los docentes son cada día más competentes digitalmente.

En segundo lugar, se pueden destacar los numerosos estudios relacionados con la percepción del docente y el alumnado en lo que a los beneficios e inconvenientes que supone el uso de las TIC y de las metodologías activas, y en que en la mayoría de los casos la percepción es favorable para ambos sectores, docentes y alumnos (Abellán y Herrada, 2016; Amor et al., 2011; Arancibia et al., 2017; Cabero-Almenara et al. 2018; Castillo et al., 2010; Colas-Bravo y Hernández-Portero, 2017; Crisol, 2013; Delgado y de Justo, 2018; van Leeuwen, 2018; Martínez-Serrano, 2019).

En tercer lugar, se puede reseñar que el uso de las TIC aún se encuentra poco desarrollado, ya que el docente utiliza los recursos digitales fundamentalmente para exponer contenidos y no para enseñar nuevas formas de aprender, tal y como señalan Del Prete et al. (2018): “La mayoría de los docentes emplean las plataformas para transmitir contenidos e información y, en menor medida, para desarrollar, inventar y crear prácticas educativas innovadoras”.

Teniendo en cuenta que la sociedad demanda al docente que prepare a los futuros trabajadores para que sean competentes digitalmente, que están formados en materia digital una gran mayoría de ellos y que existe de forma accesible la posibilidad de prepararse, que además las metodologías activas están valoradas positivamente tanto por alumnos como por profesores y equipos directivos, la pregunta es la siguiente: ¿por qué no se utilizan con más frecuencia las metodologías activas en el aula?

La conclusión que se puede obtener de la bibliografía consultada es que, si bien es cierto que existen numerosas herramientas digitales a disposición del docente y que este está preparado para utilizarlas, existe una deficiencia de casos prácticos relacionados con el uso de las TIC en la educación, o lo que es lo mismo, recursos digitales adaptados a las distintas materias de cada curso o ciclo.

Un único docente no dispone de tiempo suficiente para crear recursos digitales para todas las materias que imparte, y es por ello por lo que se hace necesario disponer de un repositorio en el que el docente pudiera acceder para obtener recursos digitales adaptados a sus materias. Tal y como exponen Benito y Cruz (2005) “hay muchas herramientas, pero no se sabe cuál utilizar, cuándo utilizarla y en muchas ocasiones cómo utilizarla.

Debido a este déficit y la gran demanda por parte de los docentes de este tipo de recursos, se han creado grupos en distintas redes sociales, como Telegram, Facebook, Whatsapp, Youtube, etc. En estos grupos los docentes comparten sus creaciones con el resto de miembros del grupo. Ejemplo de ellos son: “flipeando con Genial.ly!”, “DoCeNTeS GaMiFiCaNDo” y “Gamificando”. El problema de estos recursos compartidos de forma desinteresada es que no existe ningún repositorio para acceder a ellos de forma organizada.

En este sentido, el INTEF ha creado un repositorio de recursos educativos, organizados en itinerarios didácticos y creados por docentes en activo, para Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria (https://intef.es/recursos-educativos/recursos-para-el-aprendizaje-en-linea/itinerarios-didacticos). En esta colección se incluyen exclusivamente materias como Ciencias Naturales, Geografía e Historia, Ciencias Sociales y Lengua Castellana y Literatura. Con esta recopilación de materiales se pone en evidencia la necesidad, por parte del profesorado, de disponer de recursos educativos digitales adaptados a las diferentes asignaturas y de licencia abierta, con el fin de poder personalizarlos en caso necesario y utilizarlos en clase.

Han quedado fuera de este repositorio todos aquellos módulos pertenecientes a ciclos de Formación Profesional, y son muchos los docentes que utilizan este tipo de recursos en sus clases con el fin de mejorar la motivación de su alumnado (Caldeiro et al. 2020; Hernández, 2018; Manzano et al. 2020; Marmolejo, 2016; Martínez, 2022, Pedraza, M. 2021).

Por todo ello resulta necesario crear una colección de recursos educativos específicos para cada familia profesional, con la que los docentes de ciclos de Formación Profesional puedan aprender, compartir, utilizar y personalizar los recursos que actualmente se están desarrollando por muchos docentes pero que, al no existir un repositorio organizado, el provecho que de ellos se está obteniendo es ínfimo con respecto al aprovechamiento que podría suponer para muchos docentes.

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Referencias bibliográficas

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