- Tomar conciencia de la importancia de trabajar la prevención como vía para conseguir un clima en el centro más positivo, que el niño/a sienta como seguro para su desarrollo. - Adquirir un conocimiento de las emociones, identificándolas en nosotros mismos, para poder así reconocerlas en los demás. - Desarrollar habilidades para la gestión emocional, y saber adoptar una actitud positiva ante las dificultades y retos. - Entender el conflicto como una oportunidad de aprendizaje. Aprender a gestionar los conflictos de forma constructiva. - Entender el colegio como un espacio seguro, cercano, donde descubrir nuestro lugar en el mundo. - Comprender el papel del maestro/a como acompañante en el proceso de desarrollo integral del niño/a, estableciendo un vínculo afectivo que le transmita confianza y seguridad. - Entender el papel de la familia como modelo en la educación emocional de sus hijos e hijas, y la necesidad de crear espacios en casa para hablar de emociones, reflexionar sobre ellas y canalizarlas. - Establecer en el centro un programa de educación emocional, que contemple la posibilidad de realizar una serie de actividades en las aulas que fomenten un clima de "no violencia". - Reflexionar sobre el papel jugado por el alumnado ayudante y mediador, dentro de un modelo educativo reflexivo y dialogante.

- La familia como modelo y medio de experiencia para la educación emocional. - El colegio como espacio seguro para el desarrollo personal y social. - La maestra/o como acompañante en el proceso de crecimiento personal del niño/a. - Establecimiento de un programa de Educación Emocional en el centro y en las aulas, que nos permita introducir desde las tutorías contenidos relacionados con las emociones. - Creación de un espacio que permita compartir actividades, dinámicas y metodología, para la puesta en marcha de un programa de educación emocional en el centro. - Recursos para nuestro programa de educación emocional: vídeos, música, cuentos... - La utilización de herramientas como el control de la respiración, la atención consciente o la meditación para facilitar la gestión de las emociones. - El aula de convivencia como espacio en el que los alumnos reflexionen y se responsabilicen de sus conductas, pensamientos y sentimientos, favoreciendo un clima positivo en el centro y en sus aulas.

La educación emocional es un proceso educativo continuo, que tiene como objetivo el trabajo de toda una serie de competencias dirigidas al desarrollo integral del niño/a. Es a la vez un proceso de enseñanza aprendizaje de las habilidades emocionales y una forma de prevención. El desarrollo emocional es un proceso por el cual el niño/a construye su identidad y su autoestima a través de las interacciones con su entorno. Convivir es aprender a relacionarnos con nosotros mismos y con los demás, y es necesario aprenderlo en nuestro primer grupo social, la escuela. Debemos reflexionar cómo construir en nuestros centros un espacio cercano, seguro, que les ayude a descubrir cuál es su lugar en el mundo, un lugar donde prime el respeto y la aceptación. Repensar, asimismo, el papel jugado por la maestra/o como acompañante del niño en este proceso, estableciendo un vínculo afectivo que le transmita confianza y seguridad. Apostar por un modelo de escuela que prepare para la vida y persiga el bienestar personal y social supone la necesidad de introducir en las aulas una metodología inclusiva, que promueva la madurez afectiva del alumnado, a través del diálogo y la escucha. Debemos, en palabras de Daniel Goleman, reconciliar en las aulas la mente y el corazón.

Formación impartida de Fátima Ayala Marín. Maestra de Apoyo a la Integración en el CEIP San Lorenzo de Córdoba. Especialista en inteligencia emocional y comunicación no verbal. Actividad dirigida al profesorado de Educación Primaria. Tendrán prioridad las solicitudes procedentes de los centros cuyo profesorado participe en mayor número. Si las solicitudes recibidas superan el número de plazas disponibles, se procederá a su sorteo. Las solicitudes se ordenarán por el número del DNI/NIE invertido, eliminando la letra. Se multiplicará el último número del sorteo de escolarización (0,0970) por el número de solicitudes, y se redondeará a la cifra entera superior. A partir de ese número, se asignarán las plazas previstas.